El muro fronterizo en Tijuana. Huellas fotográficas de las ofrendas/intervenciones artísticas en memoria de las y los migrantes muertos 1999-2021

La instalación se hizo a finales de octubre. Se colocó con letras grandes sobre soporte de madera, con la leyenda Alto a Guardián en mayúsculas.

Guillermo Alonso Meneses

El Colegio de la Frontera Norte, Tijuana, México.

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Guillermo Alonso Meneses, Playas de Tijuana, 1999, otoño.

Las imágenes pertenecen a una filmina (diapositiva) y fotos impresas, posteriormente escaneadas, obtenidas con una cámara analógica Minolta DYNAX 500 si Reflex, con un AF Zoom 28-80. Corresponden a una de las primeras intervenciones artísticas en el muro en Playas de Tijuana que se hizo con motivo del 5to aniversario de la puesta en marcha de la operación Gatekeeper/Guardián 1994-1999. La instalación se hizo a finales de octubre. Se colocaron letras grandes sobre un soporte de madera, con la leyenda “alto a guardián” en mayúsculas. Dentro de cada letra estaban dibujados decenas de cráneos de calaca; la calaca o cráneo aflora como un elemento iconográfico y simbólico importante. Y separado, a la derecha, se instalaron varios paneles de madera pintados en blanco con los nombres, origen y edad –o bien, la leyenda “no identificado”– de 473 migrantes que habían muerto en aquellos primeros 5 años. La instalación con los nombres recordaba, salvando las distancias, el Vietnam Veterans Memorial, en Washington D.C., donde en un muro de granito negro están inscritos los nombres de miles de caídos en la guerra de Vietnam y otros conflictos del Sureste Asiático. Como tantas otras veces, sólo quedan los nombres de las víctimas expuestos públicamente y su potente capacidad de memoria.


Guillermo Alonso Meneses, bulevar aeropuerto, 2000 y 2004.

Esta imagen fue obtenida con una cámara digital Kodak cx7430 el 29 de mayo del 2004. En el Vía Crucis del año 2000, donde la carretera del aeropuerto dobla antes de llegar a la Colonia Libertad, se hizo una instalación con una cruz central donde una figura hecha con pantalones y camisa representaba a un migrante crucificado. A ambos lados se observan tres cruces menores en blanco donde estaban los años de 1995 al 2000 y en la parte inferior el número de los migrantes muertos habidos cada año en la frontera vigilada por el operativo Guardián. El muro es el original, pintado en rojo; y aunque no se alcanza a ver en su totalidad, a continuación de la instalación estaba pintada la leyenda: “¿cuántos más?”


Ataúdes

Guillermo Alonso Meneses, bulevar aeropuerto, 2003.

Otra instalación en la misma área, a medio camino de la Colonia Libertad y del edificio principal del aeropuerto, junto a la carretera, fue la realizada por el artista bajacaliforniano Alberto Caro. A fines de octubre del 2003 instaló nueve ataúdes pintados con diferentes colores y motivos, sobre cada uno se pintó el año, el número de víctimas y en vertical: “muertes”. Posteriormente añadió un décimo ataúd con la leyenda escrita en negro: “¿cuántos más?” Y en el 2004, sobre este último, se pusieron tres letreros en blanco con el año 2004, el número de fallecidos, que fue 373, y en vertical: “muertes”. La instalación de féretros es una singularidad iconográfica, representa la muerte de migrantes, y la estadística refleja a las víctimas rescatadas e identificadas que son quienes logran una digna sepultura. Su impacto visual es mayor por su simbolismo evidente, al vincular factualmente el muro con la muerte y convertirlo en necro-artefacto de una oprobiosa necro-política (necro-política en sentido descriptivo; no en el sentido de la categoría analítica propuesta por Mbembe). Obtenida con cámara digital Kodak cx7430 el 29 de mayo del 2004.


Guillermo Alonso Meneses, cruces junto al bulevar o carretera del aeropuerto de Tijuana y en la bajada hacia la Colonia Libertad, 2003 a 2004.

Las cruces, un instrumento de tortura y ejecución romano extendido en el mundo latino de la antigüedad y resignificado en el cristianismo como símbolo de Cristo [versalitas]inri[/versalitas], símbolo sagrado de la redención y el perdón, se colocó en el muro fronterizo para recordar/denunciar las muertes de migrantes. “Cuando alguien muere, su familia le lleva una cruz con su nombre a la tumba” (Smith). También porque dos de las celebraciones originales fueron las posadas navideñas (la Virgen María embarazada y San José como migrantes) y el Vía Crucis de la Semana Santa católica. Desde al menos 1997 se hace un conteo anual, por cada muerte contabilizada se colocaba una cruz blanca con información de alguien identificado o bien, con la leyenda “no identificado”. El detalle de la cruz tiene el nombre y la edad de una joven víctima y una postal con el motivo principal del cartel de Playas del 2003. Obtenidas con cámara digital Kodak cx7430, mayo del 2004.


Instalación llaga y necro-expositor

Guillermo Alonso Meneses, bulevar del aeropuerto y los límites de la Colonia Libertad, respectivamente, 2004.

En el año 2004 además de colocarse un centenar de cruces blancas en el bulevar del aeropuerto, Michael Schnorr y otros integrantes del BAW/TAF pintaron sobre cuatro tablones, que se anclaron al muro fronterizo espaciadamente unos con otros y en los espacios de separación, la representación de una herida sangrante con una frase significativa: “La frontera… una llaga abierta”. Gloria Anzaldúa había escrito: “The U.S.-Mexican border es una herida abierta where the Third World grates against the first and bleeds. And before a scab form, it hemorrhages again, the lifeblood of two worlds merging to form a third country –a border culture” (1987: 25). El necro-expositor, a manera de vitrina y relicario de restos mortales, consta de un mueble donde aún quedan unas flores de cempasúchil marchitas y secas (la foto es de varios días después del día de muertos del 2004). Detrás, a modo de fondo escenográfico, una enorme flor de cempasúchil en cuyo centro a modo de estrofa de una calavera: “no identificados… por su gobierno olvidados”. En el suelo a la izquierda de la imagen se alcanza a ver el letrero del año 2004 que decía: “Guardián aquí empezó… diez años después, 3000 muertes logró”. En la cruz que se halla encima, una flor marchitada de la última celebración y una postal con el motivo principal del cartel de Playas del 2004. Esta instalación se hizo en el mismo lugar donde años atrás estaba la cruz con el migrante crucificado. Obtenidas con cámara digital Kodak cx7430, mayo del 2004.


Guillermo Alonso Meneses, Playas de Tijuana, 2004.

Una fecha significativa fue el año 2004, con motivo del décimo aniversario de la Operación Guardián de la Patrulla Fronteriza el 1 de octubre, tiempo durante el cual se estimaban 3000 víctimas. La instalación artística conmemorativa consistía en tres lonas (de 4.2 metros de largo por 2.5 de alto) y de un tablón de madera de “triplay” (de 2.5 metros de largo por 2.5 de alto), anclados al muro, donde aparece una calaca sentada en un paisaje desértico al pie de un saguaro empuñando dos galones vacíos que simbolizan la muerte por deshidratación y calor en los desiertos. En las lonas complementarias estaba escrita la calavera “Guardián… aquí empezó. Diez años después, 3000 muertos logró”. La instalación fue pintada por Todd Stands y Susan Yamagata, y financiada por la CRLAF dirigida por Claudia Smith y la Coalición Pro Defensa del Migrante. Los elementos emblemáticos de la iconografía son la calaca (un esqueleto de medio cuerpo) y el galón vacío de agua simbolizando la sed y la muerte por deshidratación en el desierto. Augé apuntó: “Los recuerdos son moldeados por el olvido como el mar moldea los contornos de la orilla” (1998:12). Las imágenes también muestran cómo el muro de acero, tras más de una década se estaba desmoronando por el poder corrosivo del salitre del mar, pulverizando al acero en forma de herrumbre. Otra metáfora de la dialéctica recuerdo/olvido. Obtenidas con cámara digital Kodak cx7430, mayo del 2004.


11 años de Guardián y altar

Guillermo Alonso Meneses, Playas de Tijuana, 2005.

Las fotografías fueron obtenidas con una cámara digital Kodak cx7430, octubre/noviembre del 2005. Ese año destaca la instalación de unas lonas sintéticas con la impresión de fotos y nombres, conmemorando once años de los operativos de la Patrulla Fronteriza en la región, y el altar de aquel año puesto contra la barda sobre la arena de la playa. Destaca el cempasúchil, braceros para quemar copal, calacas de dulce y veladoras. Detrás un cuadro con la temática del desierto que ironiza con la presencia de vigilantes civiles entre “muertitos”. El año 2005 fue el año del movimiento de caza-migrantes denominado Minuteman. La barda que se ve, irregular e imperfecta, fue la que se construyó para sustituir la original. Meses después fue reconstruida.


Puertas de la frontera

Guillermo Alonso Meneses, Playas de Tijuana, 2005.

En el año 2005, destaca la instalación en la renovada barda de Playas junto al faro, de una instalación de tres cuadros con tres puertas utilizadas con motivo de la “Posada del Migrante”. Tras esa celebración fueron llevados a la playa, cerca del faro. Dos puertas están cerradas, simbolizando los efectos del muro y la vigilancia, la tercera está abierta, pero da a los letales desiertos de la frontera; toda una trampa mortal. Cada cuadro mide 2.5 metros de largo por 1 de ancho. Los autores fueron Todd Stands y Susan Yamagata. Financiada por la CRLAF y la Coalición Pro Defensa del Migrante. La fotografía fue obtenida con una cámara digital Kodak cx7430.


Protesta contra los Minuteman

Guillermo Alonso Meneses, Playas de Tijuana, 2005.

En la primavera del 2005 hubo una manifestación convocada en EEUU contra los Minutemen; no tenían que ver con las organizaciones pro-migrantes de Tijuana. El lugar es el Parque de la Amistad/Frienship Park de carácter binacional desde 1971, donde está el mojón fronterizo. Las cruces de papel son un recuerdo de las y los migrantes caídos. En una cartulina alguien pintó: “Make Friends, No Fences”. Con el paso de los días el viento no dejó rastro. Otro día alguien colgó una manta sintética con el lema “No al muro de la muerte/ No Border Wall”. Obtenidas con una cámara digital Kodak cx7430, mayo del 2005.


Día de muertos

Guillermo Alonso Meneses, Playas de Tijuana, 2007.

En 2007 se hizo una instalación en madera, pero un temporal de vientos de Santana la desbarató pocos días después. La obra en tres dimensiones fue construida en madera y posteriormente pintada con cráneos o calacas en cuyas frentes había un nombre, representando los más de 400 migrantes que fallecieron en lo que iba de año. Fue una obra colectiva realizada por estudiantes del taller de artes fronterizos del Southwestern College, de Chula Vista, San Diego; una institución a la que estuvo vinculado Schnorr.

La iconografía se formó a partir de calacas que algo tienen de cráneos de un “Tzompantli” y la “Catrina”, ésta última con una estética que va de José Guadalupe Posada a Diego Rivera, daban una vuelta de tuerca. Pero si bien estas manifestaciones tienen raíces genuinamente americanas que hay que rastrear antes de 1492 o en el México del siglo XIX y XX, lo cierto es que el culto a los muertos o la simbolización tanto religiosa como profana de los cráneos es antigua. Belting nos dice que los denominados cráneos de Jericó descubiertos hace más de 4000 años, que fueron recubiertos con una capa de cal y después pintados, son imágenes de la muerte, por mucho que estén pintados (Belting, 2007: 181). Estas calacas, sin embargo, entrelazan la imagen de la muerte con la vida del recuerdo. Obtenidas con una cámara digital Casio EXP600.


Cruces

Guillermo Alonso Meneses, Playas de Tijuana, octubre/noviembre 2009.

Una de las intervenciones artísticas más ambiciosas, impactante y significativa fue la instalación del Día de Muertos de 2009, con motivo del XV aniversario de la operación Guardián. La Coalición Pro Defensa del Migrante y la CRLAF impulsaron la propuesta de Susan Yamagata y Michael Schnorr que consistió en construir, pintar y colocar 5100 cruces blancas, una por cada una de las muertes habidas en el periodo 1994-2009 de migrantes cruzando la frontera. Las cruces se colocaron el Día de Muertos en parte del muro frente al faro a lo largo de casi 50 metros de largo, y en un costado la calavera escrita en una tabla con un marco de flores de cempasúchil frescas: “En quince años de Guardián, más de 5,100 muertos van”. En la parte superior aún estaban las puertas del desierto del 2005. Las instalaciones artísticas no solo fueron un ritual anual, entrelazadas como estaban al calendario anual de celebraciones católicas, sino que también algo tenían de Miccantlamanalli (ofrendas de muertos). Obtenida con una cámara digital Panasonic DMC-TZ4.


Artista callejero canadiense

Guillermo Alonso Meneses, Playas de Tijuana, 2010.

En diciembre del 2010 toda la barda de Playas de Tijuana a la altura del faro fue sustituida; supuso un borrón y cuenta nueva. El lugar quedó irreconocible y se destruyeron las intervenciones artísticas que coexistieron semanas atrás. La primera intervención del muro actual la hizo un artista canadiense. El tema es un cartel vial de precaución que se encuentra al principio de las autopistas al sur de San Diego; representa a tres miembros de una familia atravesando una carretera. La técnica utilizada es la del “stencil” o plantilla. Obtenidas con una cámara digital Pentax Reflex k-r y un Teleobjetivo AF 18-200 mm.


Guillermo Alonso Meneses, Playas de Tijuana, octubre/noviembre 2010.

En el 2010 el cuadro conmemorativo de Susan Yamagata caricaturiza al Sherif del condado de Maricopa, Arizona, Joe Arpaio, conocido por el trato duro e indigno hacia los migrantes capturados. Coincide en el espacio con el mural Ángeles de la frontera, Una puerta del desierto del año 2005 y las cruces del año 2009. Algunos días pusieron unas calacas de aproximadamente dos metros. Comenzaba a darse una yuxtaposición de elementos, que anunciaba la lucha por el espacio que se dio posteriormente y que satura el muro en pleno 2021. Algo que suele ocurrir en el arte callejero en los espacios privilegiados y disputados. Obtenidas con una cámara digital Pentax Reflex k-r y un Teleobjetivo AF 18-200 mm.


Mural

Guillermo Alonso Meneses, Playas de Tijuana, 2010.

En el 2010 destaca un grafiti titulado Ángeles de la frontera [Boder Angels es una organización pro-migrante de EEUU], con figuras humanas estilizadas pintadas en blanco y con una cruz roja en su interior. El conjunto recuerda la iconografía y trazos del artista callejero neoyorquino Keith Haring. La obra tiene el lema: “Ni una muerte más!. Reforma Ya!” La firmaba P. Breu. En aquel tiempo el espacio no era disputado por otros artistas o activistas y las obras podían coexistir en el espacio sin yuxtaponerse totalmente. Obtenidas con una cámara digital Panasonic DMC-TZ4.


Guillermo Alonso Meneses, Playas de Tijuana, 2012.

En el año 2012 se puede decir que fue la última gran instalación artística de estos colectivos que luchan por la defensa y la memoria de los migrantes, para el día de muertos. La nueva barda aún no había sucumbido bajo la pintura de quienes luchan por el espacio para imprimir su huella. El lugar elegido fue frente al faro, cerca del mojón de los límites internacionales. Se instalaron una calaca gigante y 18 calaveras, de 1995 a 2012, y a los pies un pequeño altar con ofrendas. Así como un cartel con la leyenda: “Guardián… aquí empezó. 18 años después, 5,800 muertes logró”. Eran 18 años con el operativo Guardián; más de 18 años de lucha. Auspiciado por la Coalición Pro Defensa del Migrante, la instalación fue realizada por los artistas Susan Yamagata y Todd Stands de San Diego. Puede decirse que con aquella instalación culminó una época; ese mismo año había fallecido Michael Schnorr. Obtenida con una cámara digital Panasonic DMC-TZ4.


Los deportados veteranos. Otras reivindicaciones y conmemoraciones.

Guillermo Alonso Meneses, Playas de Tijuana, febrero 2013.

Las deportaciones comenzaron a crecer en el segundo mandato de Bill Clinton y tuvieron un incremento en los mandatos de Bush Jr. y Obama. De ahí que en el verano del 2013 los militares veteranos deportados se asociaron y pintaron un mural junto al Parque de la Amistad/Friendship Park, junto al faro, en Playas de Tijuana. Nacía el recuerdo de veteranos deportados, algunos de los cuales habían fallecido sin poder regresar a EEUU. Su presencia y auge coincide con un periodo en el que declina las tradicionales instalaciones por los migrantes muertos. Obtenidas con cámara digital Pentax Reflex k-r y un Teleobjetivo AF 18-200 mm.


Deportados 2019 restaurando el mural, antes y después

Guillermo Alonso Meneses, Playas de Tijuana, febrero 2022.

Seis años después de la primera intervención de los veteranos deportados en la barda de Playas de Tijuana, el deterioro tanto de la pintura como del metal ya era patente. También era evidente que la superficie del muro en ese lugar estaba saturada de pintadas e intervenciones de todo tipo. Las imágenes muestran su restauración. Tras dos décadas, con diferentes cambios que lo transformaron materialmente, el lugar ya no era un rincón solitario y abandonado donde unas cuantas veces al año se conmemoraba a los migrantes muertos. Se había metamorfoseado en un lugar icónico. Obtenidas con una cámara digital Panasonic DMC-TZ4


El muro como lugar turístico

Guillermo Alonso Meneses, 2019.

El proceso de metamorfosis que sufrió el muro en Playas de Tijuana y que lo convirtió en escenario icónico, pronto comenzó a atraer a turistas locales, nacionales, de EEUU o de otras latitudes como R.P. China. El muro sufrió remodelaciones y reconstrucciones. Puede decirse que ya no hay espacio para que las intervenciones artísticas de años atrás puedan manifestarse en solitario. Se cumplió el señalamiento que hizo Belting, hay lugares que se vuelven lugares fotográficos (2007: 268). Desde sus inicios el muro atrajo miradas más allá de las de activistas, artistas y paseantes, se normalizó como objeto-lugar que atrae las cámaras fotográficas y a quienes miran detrás de ellas. Eso ya había ocurrido con el muro de Berlín. Obtenidas con una cámara digital Panasonic DMC-TZ4


Guillermo Alonso Meneses, el muro en el bulevar cercano al aeropuerto, 2021, y Playas de Tijuana, 2022.

En los últimos años, el muro tanto en Playas de Tijuana como en el bulevar que discurre en paralelo al aeropuerto ha sufrido cambios importantes. Nadie reconocería los tramos donde antiguamente colgaron cruces, intervenciones artísticas y grafitis recordando a migrantes muertos y otras injusticias. Lo mismo ocurre en el muro en Playas de Tijuana en el tramo de varios cientos de metros desde el océano. La foto 73 muestra la saturación de intervenciones, la 74 contrasta con la primera foto de este ensayo, la 75 muestra un migrante saltando el muro con una escalera metálica. Tras 30 años el muro sigue siendo saltado. El esfuerzo y el trabajo de activistas, artistas y organizaciones que durante décadas lucharon contra el olvido se evaporó. Pronto solo quedarán fotografías. Obtenidas con un Iphone SE y con una cámara digital Panasonic DMC-TZ4

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