María Arcelia Díaz (1896-1939): feminista, trabajadora textil, líder sindical y pionera de políticas sociales y laborales en Zapopan

    Recepción: 5 de agosto de 2020

    Aceptación: 30 de noviembre de 2020

    Resumen

    En este ensayo entretejo distintos materiales (audio, visuales, musicales, mapas y datos estadísticos) con mi interpretación histórica sobre la importancia de María Arcelia Díaz (1896-1939) como feminista, trabajadora textil, líder sindical y pionera de políticas sociales y laborales en Zapopan, y la resonancia que tienen sus luchas en nuestro presente. La voz, lo visual, lo textual y lo sonoro los entrelacé en mi narrativa histórica para reconfigurar el tiempo vivido y la experiencia temporal silenciada y callada de Díaz.

    Palabras claves: , , ,

    maría arcelia díaz (1896-1939): feminist, textile worker, union leader and pioneer of social and work policies in zapopan

    In this essay, I interweave different materials (audio, visual, musical, maps and statistical data) with my historical interpretation on the importance of María Arcelia Díaz (1896-1939) as a feminist, textile worker, union leader and pioneer of social and labor policies in Zapopan and the resonance of her struggles in our present time. I wove the visual, text and audio materials in my historical narrative to reconfigure Díaz’s time lived along with her hushed and quieted experience of time.

    Keywords: feminism, working class, union struggle, historical temporalities.


    Prefacio

    A principios de enero de 2019 la licenciada María del Socorro Madrigal Gallegos, directora del Instituto Municipal de las Mujeres Zapopanas para la Igualdad Sustantiva, me invitó a que dictara una conferencia acerca de María Arcelia Díaz (1896-1939), feminista, trabajadora textil, líder sindical y pionera de políticas sociales y laborales en Zapopan, en el marco del acto “Una ciudad para todas: 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer”, en el Museo de Arte de Zapopan. Esta conferencia me motivó a exponer mis hallazgos e investigaciones sobre Díaz de una manera visual e interactiva.

    Mi reto fue cómo entablar un diálogo ágil con los indicios encontrados en diversas fuentes primarias (textuales, visuales, materiales y sonoras) sobre su vida y trayectoria política, mi interpretación histórica y subjetiva de un presente (2019) y el “tiempo vivido” y “espacio vivido”, es decir, el pasado de Díaz (1896-1939), (Carr, 2014; Ricœur, 2004:4). Me planteé la pregunta de cómo mostrar la heterogeneidad temporal de Díaz y nuestro presente. Para responderla, recurrí a explicaciones de las prácticas sociales del contexto histórico de Díaz y puntualicé las características del mundo donde ella llevó a cabo acciones feministas, laborales y políticas (Sewell, 2005). Me sedujo la idea de que las imágenes acerca de la vida de Díaz no sólo representaran algo de su experiencia, sino que tuvieran voz para darle “carne y hueso” a las distintas temporalidades –tiempo histórico y ciclo de vida– (Maynes et al., 2008:2-3) y procesos culturales, laborales, políticos y sociales que experimentó. Así, la voz de Díaz puede interpelar a la audiencia y a la historiadora.

    En este ensayo entretejo los distintos materiales antes descritos con mi interpretación histórica sobre la importancia de esta líder sindical en su época y la resonancia que tienen sus luchas en nuestro presente con varios movimientos feministas globales y mexicanos como el #MeToo (2015), #Diamantina Rosa (2019) y #UnDíaSinNosotras o #UnDíaSinMujeres en 2020.1

    Me inspiré en la obra de la historiadora estadounidense Natalie Zemon Davis, Mujeres en los márgenes. Tres vidas del siglo xvii, quien reflexiona acerca de las posibilidades en la interpretación histórica con base en la evidencia reunida en una investigación y las preguntas que el análisis histórico implica. En el prólogo de esta obra, Davis conversa con las tres mujeres biografiadas –una católica, una judía y una protestante–; ellas la cuestionan por qué se atrevió a analizar sus memorias y escritos privados. Davis responde a cada una de sus preguntas; argumenta que ellas como mujeres en los márgenes aprovecharon al máximo su posición y las compara con otras mujeres y otros hombres para ubicar sus experiencias en la Europa del siglo xvii (Davis, 1995: 9-13).

    En la primera parte presento un diálogo imaginario entre Díaz y yo,2 que ayuda a situar el presente de la autora y a la audiencia con el pasado de Díaz. Estas distintas temporalidades y espacialidades –con sus respectivas consecuencias contingentes, complejas y heterogéneas– nos recuerdan que “las personas están situadas dentro de las estructuras sociales y los regímenes discursivos, pero no están presas dentro de ellos” (Vaughan, 2019: 25). Díaz luchó, negoció y contribuyó a transformar las condiciones de vida y laborales de mujeres y hombres de la clase trabajadora. En la segunda parte reconstruyo la biografía y trayectoria política de Díaz. Concluyo con un vals dedicado a ella después de su muerte, titulado “Mujer de Occidente” y compuesto por José de Jesús López e interpretado por Lucy Baruqui.3 En 2018 la artista y maestra Florencia Guillén obtuvo financiamiento de la Secretaría de Cultura para montar una exposición artística en torno a la figura de Díaz, titulada “Tierra, agua y territorio: ríos de cambio en la voz de una mujer”. Las conversaciones y las preguntas que me planteó Guillén me permitieron dar una nueva lectura e interpretación a los materiales que a continuación presento.

    Diálogo entre María Arcelia Díaz y la historiadora

    En este marco del Día Internacional de la Mujer, es un gran honor para mí hablar de la líder sindical María Arcelia Díaz, una mujer zapopana que luchó por los derechos civiles, laborales y políticos para hombres y mujeres.

    Imagen 1: María Arcelia Díaz (1896-1939). Fuente: Cien años de actividad social en la fábrica “La Experiencia 1851-1951”, Fábrica La Experiencia, s. e., 1951, p. 129.

    María Arcelia Díaz: Espere un momento, ¿por qué quieren presentar mi lucha sindical y política en un espacio que no conozco?, ¿quién es usted?, ¿quién le autorizó hablar de mi vida?, ¿dónde estamos?

    Audio 1

    María Teresa Fernández Aceves: Soy María Teresa Fernández Aceves, historiadora de mujeres. Encontré en el Archivo Histórico de Jalisco (ahj), en el Ramo de Trabajo y Previsión sus quejas, demandas e informes que presentó ante la Junta de Conciliación y Arbitraje del estado de Jalisco. Su lucha sindical me llamó la atención desde la década de 1980, cuando trabajaba como catalogadora en el ahj. La he estudiado desde entonces. Mi formación profesional como historiadora y mi pasión por entender y contextualizar las vidas de las mujeres me han motivado por muchos años a reconstruir y entender su vida, sus acciones, sus propuestas laborales, políticas y sociales. En este momento estamos en un acto organizado por el Instituto Municipal de Mujeres Zapopanas en el Museo de Artes de Zapopan para conmemorar el Día Internacional de la Mujer.

    Imagen 2: Croquis de la Laguna de Chapala y sus contornos, 1889. Fuente: Bárcena, Mariano. Ensayo estadístico del estado de Jalisco, referente á los datos necesarios para procurar el adelanto de la agricultura y la aclimatación de nuevas plantas industriales. México: Oficina tip. de la Secretaria de fomento, 1888.
    Imagen 3: Acercamiento a “La Escoba” en Croquis de la Laguna de Chapala y sus contornos, 1889.

    Fuente: Bárcena, Mariano. Ensayo estadístico del estado de Jalisco, referente á los datos necesarios para procurar el adelanto de la agricultura y la aclimatación de nuevas plantas industriales. México: Oficina tip. de la Secretaria de fomento, 1888. Elaboración: Jorge Alberto Cruz Barbosa.

    Imagen 4:Plano de los Terrenos Anexos a la Fábrica de “La Escoba”, perteneciente a la Cía. Industrial de Guadalajara, 1925.

    Fuente: BPEJ. “Planos de los Terrenos Anexos a la Fábrica de ‘La Escoba’, perteneciente a la Cía. Industrial de Guadalajara”. Fondo Fábrica de Atemajac “Hugo Arroyo Godínez” (sin clasificación). 1925.

    mad: No entiendo bien de qué me habla, porque yo nací en La Escoba, en el municipio de Zapopan, en 1896, y fallecí en Guadalajara en 1939. ¿En qué año estamos?

    Audio 2

    mtfa: Éste es el año de 2019.

    mad:¿Qué? ¡2019! ¡Ya han pasado 80 años de mi muerte! Sí es cierto que fui muy activa, informando de las condiciones laborales en la Junta de Conciliación y Arbitraje del Estado de Jalisco, a las organizaciones obreras y a los diferentes gobernadores del estado de Jalisco. Como han pasado 80 años de mi muerte, me preocupa que las personas que están aquí entiendan qué eran la Zapopan y la Guadalajara que me tocó vivir.

    Audio 3

    mtfa: Es precisamente eso lo que hacemos las y los historiadores, en especial las que nos dedicamos a la historia de mujeres y a la biografía feminista.

    Imagen 5: Lugares cercanos a Guadalajara, Jal. Fachada Fábrica “La Escoba”. Fuente: Imágenes históricas de Guadalajara, México, Facebook, s.f.
    Imagen 6: María A. Díaz murió anoche. La noticia causó duelo en los centros revolucionarios tapatíos. Fuente: BPEJ, “María A. Díaz murió anoche", Las Noticias, Guadalajara, 29 de noviembre de 1939.
    Gráfica 1. Fuente: Ing. Salvador Echagaray, División Territorial de los Estados Unidos Mexicanos –Estado de Jalisco, México, Secretaría de Fomento, Colonización e Industria, 1914. Elaborado por: Rosa Isela Villarreal.
    Gráfica 2. Fuente: Censo General de la República Mexicana, 1900, correspondiente al Ramo de Instrucción Elemental del Estado de Jalisco. Elaborado por: Rosa Isela Villarreal.
    Gráfica 3. Fuente: Censo General de la República Mexicana, 1900, correspondiente al Ramo de Instrucción Elemental del Estado de Jalisco. Elaborado por: Rosa Isela Villarreal.
    Gráfica 4. Cantidad de mujeres y hombres por fábricas en Zapopan, 1910. Fuente: Ing. Salvador Echagaray, División Territorial de los Estados Unidos Mexicanos –Estado de Jalisco, México, Secretaría de Fomento, Colonización e Industria, 1914. Elaborado por: Rosa Isela Villarreal.

    mad: ¿Entonces vas a señalar que Zapopan en 1910 tenía más de 15 000 habitantes? ¿Vas a indicar que muy pocas mujeres en Jalisco en 1900, el 0.31%, sabían leer y escribir y que por eso yo aprendí a leer y escribir en los telares de la fábrica de La Experiencia?… y que las mujeres no teníamos derechos civiles, laborales y políticos; que 638 hombres y 882 mujeres de las fábricas textiles de La Escoba, La Experiencia y Río Blanco en Zapopan luchamos arduamente para organizar y mantener sindicatos dirigidos por los propios trabajadores; que los trabajadores “rojos” nos opusimos a que los empresarios y/o la Iglesia Católica controlaran las organizaciones obreras; que se requirieron muchas huelgas, paros laborales, quejas, demandas, inspecciones laborales y cabildeos con los gobernadores de Jalisco para poner en marcha los postulados del Artículo 123 de la Constitución de 1917 y que se emitieran la Ley del Trabajo del Estado de Jalisco en 1923 y la Ley Federal del Trabajo en 1931.

    Audio 4

    mtfa: Sí, lo he hecho para cada una de tus preocupaciones. Si me permites, explicaré a este público un panorama general de tu biografía política. Esta historia política nos ayuda en este presente, 2019, a entender tus luchas, logros y fracasos en diversas organizaciones y partidos políticos. También ayuda a entender por qué en La Experiencia existe una calle que lleva tu nombre y por qué la artista Florencia Guillén organizó en 2018 una exposición artística en torno a tu vida, titulada “Tierra, agua y territorio: ríos de cambio en la voz de una mujer”.

    Imagen 7: Plano de los Terrenos de “Río Blanco”, 1902.

    Fuente: Federico de la Torre, El Patrimonio Industrial Jalisciense del Siglo XIX: Entre fábricas de textiles, de papel y de fierro, México, Secretaría de Cultura del Edo. de Jalisco, 2007.

    Imagen 8: Estampa de la fábrica “La Experiencia”. Fuente: Imágenes Históricas de Guadalajara, México. Facebook, s.f.

    mad: Estoy de acuerdo con lo que me aclaras, María Teresa. Me quedo con la boca abierta que una artista haya organizado una exposición sobre mi vida. ¿Mi vida y mis luchas merecen ser escuchadas por ustedes? Usted, el Instituto Municipal de Mujeres Zapopanas y la artista Florencia Guillén han despertado mi interés. Las escucharé con atención.

    Audio 5

    mtfa: ¡Gracias, María Arcelia Díaz! Reitero, es un honor para mí presentar tu vida en tu municipio de Zapopan.

    La biografía de María Arcelia Díaz (1896-1939)

    Imagen 9: Portada Interior de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 1917.
    Imagen 10: Portada de la Ley Federal del Trabajo, 1931.

    A finales de 1922, los líderes del Sindicato Católico de La Experiencia acordaron en una asamblea asesinar a “la bolchevique” María Arcelia Díaz (1896-1939), una trocilera (obrera textil) que fungía como secretaria general de la Unión Obrera La Experiencia (uole), una organización laboral a favor del gobierno revolucionario. Este acuerdo “fue calurosamente aplaudido” por el cura y el comisario político, “que se encontraban presentes y forma[ban] parte de la mesa directiva de ese sindicato” (Gabayet, 1987: 117-119). En esa reunión, uno de los asistentes indicó que ya había intentado liquidarla, pero no la había encontrado sola en su casa (“Intento de asesinato en contra de María Díaz”, 1922). Al darse a conocer esta resolución, un grupo de tranviarios y textileros afiliados a la Federación de Agrupaciones Obreras de Jalisco (faoj), miembro de la Confederación Regional Obrera Mexicana (crom), organizó un mitin en las inmediaciones de la fábrica para defenderla y le pidieron al gobernador de Jalisco, Antonio Valadez Ramírez (1922-1923), que pusiera fin a las hostilidades y amenazas que recibían los miembros de la uole (Hernández, 1940). A los líderes del sindicato católico, el cura y el comisario político, esta manifestación les confirmaba que Díaz no cesaría de exigir el cumplimiento de los derechos laborales de los trabajadores. Ante esta fuerte agresión surge la pregunta de quién fue María Arcelia Díaz.

    Díaz no concordaba con la imagen de la trabajadora soltera no calificada, apolítica, sumisa, débil, dependiente e inexperta. Tampoco representaba a la mujer que, por salir de su casa a trabajar a la fábrica, había perdido sus valores morales al encontrar el camino de la prostitución. Desde finales del siglo xix mexicano, la presencia de la mujer trabajadora en la esfera pública fue cada vez más perceptible. Su visibilidad acarreó un intenso debate en la prensa acerca de su papel en las industrias, su moralidad sexual y su honor. Al igual que en varios países de América Latina, se dispuso que las mujeres se concentraran en labores catalogadas como propiamente femeninas y separadas de los hombres, tanto en la industria manufacturera como en el área de servicios. Se consideraba que estos trabajos no contradecían la función principal que debían tener como madres y esposas (Fernández Aceves, 2006: 847). Por ejemplo, el periódico católico El Obrero representó a las mujeres como esposas en el ámbito doméstico. De acuerdo con este periódico, las mujeres tenían diferentes papeles de acuerdo con la postura política de sus maridos. Si sus maridos eran líderes socialistas, las mujeres tenían un papel pasivo debido a su sufrimiento y enfermedad. Sus hijos abandonados por el padre politizado y la madre enferma tenían que salir a mendigar el pan. Sin embargo, a veces, las mujeres podrían tener un papel más activo en el hogar, sugiriendo que sus maridos abandonaran los sindicatos rojos y se unieran a las organizaciones católicas. En su papel activo, las mujeres eran pro-Iglesia porque su familia encontraría “amor, caridad cristiana sin odio y venganza aceptando las diferentes clases sociales” (El Obrero “El hijo del socialista”; “¡Quiero Pan; ¡Tengo hambre!”; “La pobre Mari”; “La iconoclasta”). A lo largo del siglo xx, las imágenes de las mujeres que cayeron en la prostitución se recrearon en la prensa mexicana, en novelas (como Santa, Gamboa, 1903) y en películas (Santa, Moreno, 1932). Estas representaciones discursivas y visuales reprodujeron una noción tradicional de las mujeres en el ámbito doméstico.

    Imagen 11: Decreto No. 2308 – Ley de Trabajo del Estado de Jalisco. Fuente: Archivo Histórico de Jalisco (AHJ).
    Imagen 12: Índice del libro Reminiscencias de una vida, Tomo IV, de José Guadalupe Zuno.
    Imagen 13: Calle María A. Díaz, en la Colonia La Experiencia. Fotografía: Florencia Guillén.
    Imagen 14: Flyer de la Exposición “Tela, agua y territorio. Ríos de cambio en la voz de una mujer”, octubre 2018.

    Díaz formó parte de una generación de mujeres que se integraron al proceso revolucionario, al conflicto entre la Iglesia y el Estado, al movimiento obrero organizado y al incipiente movimiento feminista para demandar y especificar cuáles eran sus percepciones de lo que debían ser las mujeres, su papel en la política y los derechos femeninos (civiles, sociales, económicos y políticos). Díaz entabló vínculos de amistad y políticos en los ámbitos internacional, nacional y regional con otras mujeres con un intenso trabajo político; con Belén de Sárraga, española anticlerical y librepensadora que emigró a diferentes países de América Latina para promover organizaciones anticlericales, de mujeres y obreras; Florinda Lazos León, feminista chiapaneca a favor del voto femenino; Ana María Hernández, maestra queretana, inspectora federal laboral y fundadora del Instituto Nacional de Ayuda de la Madre Soltera (Fernández y Fernández, 1958; Hernández, 1940), y finalmente Atala Apodaca, maestra tapatía, iconoclasta, constitucionalista y dirigente del Círculo Liberal Josefa Ortiz de Domínguez.

    Imagen 15: Mesa directiva de la Unión Obrera de La Experiencia (1922). María A. Díaz está sentada al centro.

    Fuente: Cien años de actividad social en la fábrica “La Experiencia 1851-1951”, Fábrica La Experiencia, s. e., 1951, p. 129.

    Imagen 16: Sello de la Unión Obrera de “La Experiencia”.
    Imagen 17: Belén de Sárraga (1872-1950). Fuente: Belén de Sárraga, El Clericalismo en América. A través de un continente, Lisboa, Editorial Lux, 1915.

    Para entender la figura de Díaz es necesario reconstruir su historia de vida, así la historiadora la sitúa en las estructuras sociales y los regímenes discursivos que experimentó y se puede descifrar su trayectoria laboral, política y su lucha por la organización de las mujeres y la defensa de los derechos femeninos. Díaz no escribió su autobiografía, pero existen peticiones, quejas, cartas, informes de inspecciones laborales que envió al Departamento del Trabajo, y algunos artículos periodísticos que publicó en El Jalisciense y en Fémina Roja. Examino el paso de la invisibilidad de Díaz como obrera a su visibilidad como líder textil gracias a las políticas laborales del gobernador José Guadalupe Zuno Hernández (1923-1926), quien impulsó un movimiento popular anticlerical compuesto de campesinos, maestros, mujeres y trabajadores a través de la Confederación de Partidos Liberales de Jalisco (Fernández, 2014).

    Antecedentes familiares, laborales y sindicales

    Imagen 18: Florinda Lazos León (1898-[1983]). Fuente: Florinda Lazos, “El poder político en Chiapas”, Oye Chiapas, 2015, https://oyechiapas.com/sociales/3634-el-poder-politico-en chiapas.html
    Imagen 19: Instituto Nacional de Ayuda de la Madre Soltera. Ana María Hernández, Profesora e Inspectora Federal Laboral. Fuente: Archivo Particular Guadalupe Martínez (APMGM).
    Imagen 20: Atala Apodaca (1884-1977). Fotografía: Laura y Atala Apodaca, maestras constitucionalistas de Guadalajara, 1915. Fuente: BCCG-CO-CIRMC, Expediente XLIX, Atala Apodaca Anaya.

    María Arcelia Díaz nació en La Escoba, municipio de Zapopan, en 1896. Fue hija de J. Merced Díaz, campesino, y Francisca Rendón (“María A. Díaz”, 1964: 3). Al quedar huérfana de padre, salió a trabajar para sostener a su madre y a sus hermanos. Cuando tenía ocho años, en 1904, fue contratada por la Compañía Industrial de Guadalajara (Gabayet, 1987).4 Al igual que muchos de los asalariados de esa época, trabajaba 16 horas, sin contrato, en condiciones insalubres y sin derechos laborales. Por ser tan niña, se quedaba dormida durante la jornada de trabajo entre los cajones de canillas vacías (Hernández, 1940; Keremitsis, 1997). Varias biografías sobre Díaz afirman que sus compañeras mayores le enseñaron a escribir y a leer “sobre los telares, con el gis de marcar las mantas” (Arriola, 1975; Hernández, 1940; “María A. Díaz”, 1964: 3; Bustillos Carrillo, s.f.). Díaz leyó los manifiestos de los hermanos Flores Magón, que convocaban a derrocar la dictadura de Porfirio Díaz (1876-1911) y pugnaban por la justicia social y un cambio político; además tuvo acceso a los periódicos La Luz, La Antorcha y las publicaciones de la Casa del Obrero Mundial (“María A. Díaz”, 1964: 3).

    Imagen 21: Artículo: Reflexiones sobre la MUJER. Fuente: BPEJ, María Arcelia Díaz, “Reflexiones Sobre la MUJER” El Jalisciense, Guadalajara, 24 de mayo de 1933.
    Imagen 22: Artículo: María Díaz Dice. Fuente: AHJ, Fémina Roja, 20 de noviembre de 1934.

    En 1908, cuando tenía 12 años, Díaz trabajó en Río Blanco, la fábrica textil que sustituyó a La Escoba, y observó las primeras huelgas textiles en la región de Guadalajara (Keremitsis, 1997). En 1910, a los 14 años participó en la organización de un sindicato, pero la despidieron (Hernández, 1940). Díaz y su familia migraron de Guadalajara a Amatlán, Puebla, donde había una fábrica textil; ahí trabajó siete años. En ese lugar se casó con Pablo Aranda, con quien procreó dos hijos que fallecieron siendo niños (Libro de Defunciones de Guadalajara, 1939).5 Díaz desarrolló su trabajo textil en un contexto en el que era común que los huelguistas y líderes textileros migraran a diferentes regiones para encontrar trabajo, ya que tenían una cultura política de solidaridad que les ayudaba a confrontar las injustas e insalubres relaciones laborales (Bortz, 1997). Díaz y su familia, al igual que el común de las mujeres, los hombres y los líderes obreros en la industria textil, participaron en la revolución de los trabajadores dentro de la revolución mexicana (1910-1917) (Bortz, 2008).

    De la revolución de los trabajadores a la elaboración de políticas para crear un nuevo sistema laboral

    En 1917 la familia de Díaz regresó a Guadalajara con una cultura política basada en la combatividad y la lucha por los derechos de los trabajadores como parte de las grandes transformaciones que generó la lucha armada de 1910. Con base en esta militancia y radicalización, a su llegada a Guadalajara Díaz observó que no se otorgaba el salario mínimo ni se respetaba la jornada laboral de ocho horas, y que muchos de los trabajadores tenían que complementar su salario con horas extras para poder cubrir parte de sus necesidades básicas. Esas condiciones favorecían que en toda la entidad se violara lo estipulado en el Artículo 123 constitucional respecto a la jornada laboral, el salario mínimo, las obligaciones de los patronos y los derechos de hombres y mujeres trabajadores (Keremitsis, 1997).

    Imagen 23. Fuente: Jalisco CETEME, 15 de diciembre de 1952.

    “Merecido Homenaje. El compañero Rigoberto Ruvalcaba, Secretario General de la Sección 3 Textil de “La Experiencia” prende una medalla a la señora Francisca Rendón Vda. de Díaz, madre de nuestra compañera MARÍA A. DÍAZ, quien fue fundadora y primera Secretaría General de este Sindicato”.

    Imagen 24: Ricardo y Enrique Flores Magón, ca. 1915. Fuente: Archivo Digital de Ricardo Flores Magón.
    Imagen 25: Programa del Partido Liberal y Manifiesto a la Nación. Regeneración, 01 de julio de 1906.

    Entre las décadas de 1910 y 1920, en Jalisco se había desarrollado un fuerte movimiento de acción social católica donde las mujeres tuvieron un papel fundamental en la defensa de los derechos civiles y políticos de la Iglesia y los católicos en general. La acción social católica fue una alternativa para mejorar las condiciones sociales y materiales de las masas, controlar los excesos del capitalismo y evitar que se difundieran las ideas socialistas. En esta entidad se decretaron leyes acordes con la acción social católica cuando el Partido Católico Nacional (1911-1913 pcn) dominó la gubernatura y la legislatura de 1912 a 1914. La política procatólica del pcn favoreció la influencia del arzobispo Francisco Orozco y Jiménez (1913-1936) en la política. Éste dictó las normas para convertir a los católicos militantes en defensores de la Iglesia y sus propiedades y prescribió la conducta de los católicos en los ámbitos público y privado. Por tanto, la competencia entre el proyecto católico y el programa constitucionalista provocó fuertes choques durante las décadas de 1910 y de 1920 y durante el proceso posrevolucionario de construcción de un nuevo Estado mexicano (1917-1940).

    Díaz, junto con el Círculo Radical Femenino (crf), organización anticlerical e iconoclasta afiliada a la Casa del Obrero Mundial (com), a su vez organización sindical con orientación anarcosindicalista, protestaron enérgicamente por el uso de la religión para adoctrinar y controlar a las trabajadoras (Keremitsis, 1997: 4). Díaz, Apodaca y el crf estuvieron a favor de organizar a las trabajadoras con una visión opuesta a la católica, con el fin de contribuir a crear una “nueva mujer” con ideas radicales, con una mezcla de ideas anarcosindicalistas, socialistas y comunistas. En contraposición a esta visión, la construcción social católica del ser mujer se basaba en la imagen de la Virgen María como el ideal femenino de madre y virgen. Como aclara la antropóloga Ana María Alonso, “la Madre encarna las virtudes femeninas naturales y divinas de la pureza, la castidad y la modestia. Es devota, abnegada, dulce, tímida, sumisa, humilde y tierna” (Alonso, 1995: 85). Desde esta perspectiva, el periódico católico de Guadalajara La Lucha rechazó y ridiculizó la iconoclasia de las mujeres del crf y defendió el papel tradicional de las mujeres católicas. Las iconoclastas desestabilizaban el modelo naturalizado de la mujer católica. Por lo tanto, no encajaban en la categoría de “mujer” (Popo, “Mujeres icono-plastas”).

    De la invisibilidad de una obrera a la visibilidad de una líder textil a través de la política laboral de José Guadalupe Zuno Hernández

    Imagen 26: Panorama tomado desde el Hospicio, Guadalajara, Jal. Fuente: Mediateca INAH.

    En la década de 1920, Díaz pasó de ser una trocilera (obrera textil) a secretaria general de la Unión Obrera Libertaria La Experiencia. La década de 1920 en Jalisco fue un periodo de intensa movilización social y política promovida por los gobernadores Basilio Badillo (1921-1922) y José Guadalupe Zuno Hernández (1922-1926), quienes instrumentaron medidas anticlericales, populistas y radicales para fortalecer a su grupo político, que favorecía la organización de hombres y mujeres en el mercado laboral y en el sistema educativo. Estos gobernadores lucharon contra la propuesta de la acción social católica y crearon su base social por medio de intercambios políticos con las masas.

    En este contexto político se abrió un espacio para que diversos trabajadores y organizaciones obreras manifestaran su necesidad urgente de que se reglamentaran sus derechos constitucionales por medio de una ley estatal. Así, María A. Díaz le solicitó verbalmente al gobernador Zuno que decretara una ley estatal del trabajo para contener la explotación extrema (Martínez, s.f.).

    Entre la obrera y la mujer moderna

    En 1922, los trabajadores de la fábrica de La Experiencia adquirieron conciencia de la necesidad de formar un sindicato para luchar por sus propias demandas, sus necesidades y derechos. Por ello, el 22 de mayo de 1922, Díaz, Ignacio E. Rodríguez, Pedro M. Chávez, Timoteo Durón, Juventino Servín y otros crearon la Unión Obrera de La Experiencia (uole), con el lema “Por el bien colectivo”, afiliada a la faoj-crom.

    A sus 26 años, Díaz era una joven carismática, politizada por procesos importantes que influyeron en su manera de ejercer su liderazgo: la muerte de su padre durante su infancia, condiciones de trabajo desfavorables, el fallecimiento de sus hijos cuando había mucha violencia acarreada por la sindicalización de los trabajadores en la industria textil en Amatlán, el choque entre católicos y “rojos”. Estos sucesos probablemente marcaron su deseo de transformar sus condiciones de vida gracias a la política. Su perseverancia en la lucha laboral y sindical, su constancia, su disciplina y su empeño para ayudar al otro le permitieron construir un grupo político y una clientela; su lucha por la justicia social y sindical le abrió el camino para obtener legitimidad y reconocimiento entre hombres, mujeres y líderes políticos “rojos”. Desde el surgimiento de la uole, Díaz y los miembros de la mesa directiva de este sindicato fueron muy activos; defendieron a obreros despedidos injustamente (“Demanda que presenta Unión Obrera de La Experiencia”, 1922), se quejaron de los abusos de los porteros, que permitían llegar tarde a los trabajadores católicos pero no a los rojos (“María Díaz y González Refugio se quejan de las analogías que existen en la fábrica La Experiencia”, 1922), y exigieron que se llevaran a cabo inspecciones en esa fábrica para que constataran las pésimas condiciones de trabajo, la falta de servicios médicos y sus bajos salarios (“Unión Obrera de La Experiencia pide una inspección en La Experiencia”, 1922).

    A finales de 1922 los líderes del sindicato católico intentaron asesinar a Díaz. Después de ese atentado, Díaz decidió cargar una pistola para protegerse e imponer autoridad y más respeto en sus prácticas políticas. Era una mujer morena de mediana estatura y de complexión delgada. Las personas que la conocieron e hicieron un trabajo político con ella recuerdan que siempre se peinaba con un chongo, usaba faldas lisas, blusas con mangas largas, mancuernillas y zapatos sin tacones. Tenía una voz grave y gozaba de gran facilidad de palabra. La gente la describe como inteligente, una luchadora verdadera, una líder que sabía escuchar y ayudar a la gente; dispuesta a pelear ante cualquier autoridad por la justicia social (Keremitsis, 1997).6 Su forma de vestir habla de una mujer austera que no buscaba resaltar su feminidad ni su sexualidad.

    Imagen 27: Desatinos del Socialismo. Fuente: BPEJ, El Obrero. Seminario de Acción Social, 25 de octubre de 1919.

    El 1º de agosto de 1923 Díaz se presentó en el Departamento del Trabajo para exponer una queja en contra del director de la fábrica de La Experiencia por haber sido separada sin justificación y sin previo aviso de su puesto de trocilera, por el que percibía un sueldo semanal de $9.00. El 30 de julio la empresa justificó el despido con el argumento de que Díaz no había cumplido con su licencia de un día de trabajo para tratar un asunto judicial. Para darnos una idea de lo que esa cantidad representaba en ese contexto son útiles los datos del costo de la canasta básica en 1923 para una familia promedio. Tenía un costo al día de $2.42. Los obreros jefes de familia ganaban entre $1.50 y $3.00 pesos diarios, mientras que las mujeres recibían salarios más bajos por considerárseles como dependientes de la familia. El sueldo diario de Díaz era de $1.28 y con dificultades podría comprar maíz, frijol, leche, combustible, manteca, sal, legumbres, azúcar, café, canela, pan, carne, sopa, jabón, almidón; pagar la renta y luz y adquirir ropa (Castro Palmeros, Villa y Venegas, 1982: 490,494-495).

    Imagen 28: El Profesor Basilio Badillo, Gobernador del Estado (1921-1922), en una ceremonia ante la estatua de Ramón Corona. Fuente: José Guadalupe Zuno, Reminiscencias de una vida, Tomo II.
    Imagen 29: Lic. J. Jesús Guzmán Vaca, Secretario de Gobierno; José Guadalupe Zuno, Gobernador Constitucional del Estado de Jalisco (1922-1926); Lic. Alberto González, Sub-Secretario de Gobierno. Fuente: José Guadalupe Zuno, Reminiscencias de una vida, Tomo II.
    Imagen 30: Mesa directiva de la Unión Obrera de La Experiencia (1922). María A. Díaz está sentada al centro.

    Fuente: Cien años de actividad social en la fábrica “La Experiencia 1851-1951”, Fábrica La Experiencia, s. e., 1951, p. 129.

    Imagen 31: Sello de la Unión Obrera de “La Experiencia”.

    Después de su despido, extendió su labor sindical a otras fábricas textiles (Atemajac, Río Blanco) y de papel (El Batán). Ayudó en el establecimiento de la Unión Libertaria de Obreros de Río Blanco (1924), la Unión de Obreros Libertarios de Atemajac (1924) y el Sindicato Progresista Libertario Obreros del Batán (1925) (“Se comunica la creación del Sindicato Progresista Libertario Obreros del Batán que ayudó a organizar María Díaz”, 1925; “Informe que rinde Ángel Cervantes de la fábrica de Río Blanco”, 1924; “Expediente sobre el salario mínimo de $1.50 para los obreros que pide María Díaz” 1924). Gestionó demandas en contra de la fábrica de Atemajac (“Demanda que presenta María Díaz en representación de los obreros de la Fábrica de Atemajac”, 1925), la Compañía Industrial de Guadalajara (“Demanda que presentan Francisco Orozco y María Díaz en contra de la Cía. Industrial de Guadalajara”, 1925), la Compañía Hidroeléctrica de Chapala (“Demanda que presentan José J. Ramos y María Díaz en contra de la Cía. Eléctrica de Chapala S.A.”, 1927) y otros empleadores. Realizó minuciosas inspecciones laborales de los diferentes departamentos de las fábricas textiles; reportó si había maquinaria averiada o si faltaba material para trabajar, e insistió en que se pagara el salario de ley a los obreros de acuerdo con su puesto. Combatió de forma perseverante a directores de fábricas abusivos con los trabajadores textiles.

    En 1925, Díaz fue la primera representante obrera de la industria textil local en la Junta Municipal de Conciliación y Arbitraje. Como parte de esta Junta, le pidió al gerente de Río Blanco que se les pagara a los trabajadores el salario mínimo por una jornada laboral de ocho horas y que el tiempo extra debía compensárseles (Keremitsis, 1997).

    El 3 de marzo de 1925, el Congreso estatal pidió al jefe del Departamento del Trabajo información sobre los servicios de Díaz como inspectora honoraria de las fábricas textiles de Atemajac, Río Grande y Río Blanco, porque ella pedía indemnización por sus servicios (“Oficio que la Comisión de Presupuestos del Congreso del Estado de Jalisco envía al jefe del Departamento del Trabajo”, 1925). El Departamento del Trabajo aclaró que le había dado una identificación como inspectora honoraria, pero no la había nombrado con ese cargo, y aclaraba que esos servicios los había prestado por su propia iniciativa. Díaz había notificado con tenacidad sobre las condiciones laborales ante el Departamento del Trabajo y presionó de forma intensa para que se instrumentara la Ley del Trabajo (“Demanda que presenta María Díaz en representación de los obreros de la Fábrica de Atemajac”, 1925; “Informe de inspecciones de las fábricas de Río Blanco y Atemajac. Hay oficios de María Díaz”, 1925; “Informe de inspecciones de las fábricas de Río Blanco y Atemajac. Hay oficios de María Díaz”, 1925; “Demanda que presentan Francisco Orozco y María Díaz en contra de la Cía. Industrial de Guadalajara”, 1925; “Oficio que dirige la Unión de Obreros Libertarios de Atemajac a la Junta de Conciliación y Arbitraje”, 1925). Finalmente, Zuno le otorgó una remuneración por su trabajo político y social y la nombró inspectora del Consejo Superior de Salubridad, puesto considerado más propio para la labor pública de las mujeres y como parte de una política maternalista dentro de la modernización del patriarcado (Hernández, 1940; Keremitsis, 1997).

    Imagen 32: Oficio dirigido al Jefe del Departamento del Trabajo por los Representantes del Sindicato Libertario de Obreros de Atemajac (Unión de Obreros Libertarios de Atemajac), 11 de febrero de 1925.

    Fuente: Archivo Histórico de Jalisco (AHJ).

    Aunque Díaz no escribió una propuesta de programa de política social para la clase trabajadora en la región de Guadalajara, en diferentes peticiones hechas ante el Departamento del Trabajo es posible notar que sugería reformas laborales, de salud y de vivienda que beneficiarían principalmente a los obreros textiles. En relación con las condiciones de trabajo, continuó recomendando que se pagara el salario mínimo, que se compensaran las horas extras y que las fábricas tuvieran un buen servicio de luz eléctrica para evitar que parara la maquinaria bruscamente, ya que estas interrupciones arruinaban las telas y los trabajadores eran obligados a pagar esos daños de sus salarios. Demandaba, asimismo, que las fábricas ofrecieran buenos servicios de salud. Para compensar los bajos salarios, sugirió que las fábricas textiles cobraran una renta más baja por las casas que alquilaban a los trabajadores, que el costo de la electricidad fuera menor y que a los trabajadores se les permitiera cultivar huertos para que sus familias consumieran lo que plantaban (“Petición que presenta María Díaz, secretaria general del Sindicato a la Cía. Industrial de Guadalajara para pedir que no se cobre la renta de las casas a los obreros por el salario tan bajo que tienen”, 1925). Con estas propuestas, Díaz esperaba influir en la política social y laboral, pero sólo la demanda del pago del salario mínimo se llegó a cumplir en un corto plazo; el resto de sus propuestas requirió más tiempo o no se logró.

    Durante el proceso posrevolucionario, la construcción de un nuevo Estado y la Guerra Cristera (1926-1927), las mujeres fueron actrices centrales en el conflicto entre la Iglesia y el Estado. Las mujeres oficialistas promovieron escuelas laicas, guarderías, sindicatos, festivales culturales, deportes, periódicos y organizaciones políticas promoviendo los derechos colectivos. Las mujeres católicas de clase media y de la elite también establecieron escuelas parroquiales y privadas, instituciones de caridad y periódicos, y promovieron los derechos individuales. Las mujeres de Guadalajara eran una población extremadamente heterogénea e infinitamente complicada. No obstante, a través de colusión y oposición, influyeron y dieron forma a la política social.

    En este contexto, en 1926 Díaz dirigió el Centro Evolucionista de Mujeres (cem) en Guadalajara, cuyo lema era “Por el mejoramiento de la mujer”, y formaba parte del Bloque Independiente de Agrupaciones Obreras (Díaz, 1926; “Oficio que envía María Díaz, Secretaria General del Centro Evolucionista de Mujeres”, 1926). En esta organización continuó con su política de sindicalización y de lealtad a las asociaciones obreras que también impulsaron líderes obreros. Para tener una idea del activismo y la participación política de las mujeres en la esfera pública de Guadalajara, Anita Brenner, periodista y antropóloga judía-mexicana, lo consignó en su diario personal. El 26 de marzo de 1926, Brenner escribió en su diario que en un mitin político nocturno organizado por Zuno, escuchó a dos mujeres espectaculares, una de ellas líder laboral y organizadora social. Aunque Brenner no mencionó el nombre de Díaz, muy probablemente se refería a ella. Y la describió de la siguiente manera: “Una llama, ella es. Vestida con el Guadalajara negro, con el mantón, fino y negro, hecho para coquetas. Ella es hermosa, ojos negros chasqueantes (sic) y lengua rápida y contundente. Organiza a los mineros y campesinos y es la más sincera de todos, aunque por el entusiasmo se estremecen Siq (sic) y Zuno. Ella, sin embargo, se ha entregado por completo a la causa” (Brenner, 2010: 84).

    El establecimiento del Círculo Feminista de Occidente (CFO)

    Imagen 33: Oficio dirigido al Jefe del Departamento del Trabajo por María A. Díaz, en representación de la Unión Obrera Libertaria de Río Blanco, 05 de enero de 1925. Fuente: Archivo Histórico de Jalisco (AHJ).
    Imagen 34: Reminiscencias de una vida, Tomo IV, de José Guadalupe Zuno.
    Imagen 35: Solicitud de información sobre los servicios de Díaz como inspectora honoraria de las fábricas textiles de Atemajac, Río Grande y Río Blanco, del Congreso Estatal al Jefe del Departamento del Trabajo, 1925.

    Fuente: Archivo Histórico de Jalisco (AHJ).

    En plena Guerra Cristera, en 1927, María A. Díaz y siete mujeres establecieron el Círculo Feminista de Occidente (cfo) y lo afiliaron a la Confederación de Obreros de Jalisco (coj) para luchar por las trabajadoras (“Acta constitutiva Círculo Feminista de Occidente”, 1927). El cfo congregó a textileras, tortilleras, molineras, maestras, estudiantes de la Normal, empleadas de teatro, taquilleras, trabajadoras domésticas y amas de casa. Entre las activistas había maestras que venían de familias obreras con una cultura anticlerical y liberal.

    Imagen 36: Solicitud de información sobre los servicios de Díaz como inspectora honoraria de las fábricas textiles de Atemajac, Río Grande y Río Blanco, del Congreso Estatal al Jefe del Departamento del Trabajo, 1925.

    Fuente: Archivo Histórico de Jalisco (AHJ).

    Imagen 37: Acta de Sesión Ordinaria del Círculo Feminista de Occidente, celebrada el 05 de noviembre de 1927. Fuente: Archivo Histórico de Jalisco (AHJ).
    Imagen 38: Mesa Directiva del Círculo Feminista de Occidente, 1934. Fuente: Archivo Particular Guadalupe Martínez (APMGM), Álbum biográfico de Guadalupe Martínez, Una Mujer y Su Destino, t. I.
    Imagen 39: Louise Michel (1830-1905). Fuente: “Lors de son emprisonnement” ca. 1871, fotografía de E. Appert. Recuperado de Archive.org

    El acta constitutiva del cfo estipuló que esa organización había estado trabajando por un tiempo y que su principal meta era luchar por el progreso moral y material de las trabajadoras por medio de las comisiones de Trabajo, Justicia y Mejoramiento. Como también lo hicieron las organizaciones católicas de la época, el cfo instrumentó una campaña por la moralización de la sociedad, pero ofrecía una moralidad basada en los derechos de las mujeres. El cfo promovió la imagen de una nueva mujer informada sobre sus derechos civiles, políticos y sociales. Para impulsar esta imagen incluyeron representaciones de mujeres fuertes, para lo cual escogieron figuras combativas, radicales y extraordinarias, tales como la anarquista francesa Louise Michel (1830-1905), una de las principales figuras de la Comuna de París (1871); la judía alemana marxista y socialdemócrata Rosa Luxemburgo (1871-1919); la socialista, feminista y embajadora rusa en México Alexandra Kollontai (1872-1952); las 600 mujeres de Haymarket Square, donde anarquistas estadounidenses fueron martirizados en su lucha por la jornada laboral de ocho horas, así como Carmen Morales, líder obrera que se vestía de rojo y negro en los desfiles del Día del Trabajo en la ciudad de México. Por medio de estas representaciones femeninas, el cfo buscaba crear una nueva moralidad que destruiría la imagen pasiva y apolítica de las mujeres y los viejos prejuicios que catalogaban a las mujeres como no aptas para recibir una educación más allá de la necesaria para poder cumplir con las actividades domésticas.

    Imagen 40: Rosa Luxemburgo (1871-1919). Fuente: Marxists Internet Archive (MIA) marxists.org

    Para 1933, en un artículo periodístico titulado “Reflexiones sobre la mujer”, Díaz expuso su visión sobre la mujer obrera y la mujer moderna (Díaz, 1933: 3, 6). Consideraba que a las mujeres les correspondía trabajar honradamente y que eran sujetos de cambio social porque no debían ser esclavas encadenadas; podían ser buenas, útiles y honradas y ayudar a los demás, pero debían modernizarse y dejar sus valores y prácticas católicas. Argumentó que “la mujer preparada debidamente para los múltiples campos de acción que la vida de hoy le representa será y debe ser siempre mujer, como madre, como esposa, como hermana” y que tendría “una grandeza en el hogar, en la oficina y en el taller” (Díaz, 1933: 3, 6). Expuso una perspectiva maternalista que coincidía con la del nuevo Estado revolucionario, pero también con la de la Iglesia católica, en el sentido de que las mujeres debían servir a los otros. Lo novedoso radicaba en que esta concepción ampliaba las funciones de las mujeres porque las invitaba a que trabajaran, se educaran y se modernizaran. Díaz consideraba que estos nuevos papeles formarían una nueva generación de mujeres fuertes que defenderían sus derechos políticos, sociales y civiles. Afirmaba que sólo con educación las mujeres podían luchar por sus ideales y al mismo tiempo ocupar puestos y desempeñarse en profesiones que se consideraban exclusivas para los hombres. Concluía que la mujer saldría al frente y diría a la vida: “¡Mírame, nada me arredra! ¡Soy fuerte en mi feminidad! ¡Formaré una generación fuerte! ¡Te he conquistado!” (Díaz, 1933: 3, 6).

    Imagen 41: Alexandra Kollontai (1872-1952). Fuente: Getty Images.

    Para 1934, Díaz y el cfo publicaron su propio periódico llamado Fémina Roja (Díaz, 1934: 1-2), en el que demandaban que se cumpliera el pago de un salario igual por un trabajo semejante, que se aceptara a las mujeres en cualquier tipo de empleo y que hubiera más inspectoras del trabajo y de salud. Invitaban a las trabajadoras a que se unieran a los sindicatos para evitar su explotación y asegurar sus derechos sociales. Igualmente, mencionaba que las trabajadoras debían motivar a sus esposos a que también se afiliaran a los sindicatos porque era ésta una vía para mejorar el bienestar familiar. Sólo se publicaron algunos números, probablemente durante un año.

    Díaz y el cfo trabajaron de cerca con los líderes de la coj porque compartían la noción de que las mujeres podían cambiar su imagen de beatas para adquirir la de revolucionarias. Mujeres del crf y otras radicales y anticlericales de la década de 1910 promovieron una imagen más secular de los papeles sociales femeninos. Pedían ampliar sus papeles y sus derechos civiles, sociales y políticos. Al pugnar por estos derechos, desestabilizaban una noción dicotómica y de “blanco y negro” para abrir una gama amplia de posibilidades para las mujeres. La representación de “mujer revolucionaria” y su lucha la retomaron las integrantes del cfo. Trabajadoras y maestras como Irene Robledo, Concha Robledo y Guadalupe Martínez ayudaron a trabajadoras como costureras, sirvientas, despuntadoras, tortilleras, aceiteras y galleteras a organizar sus sindicatos (Dorantes, Ramírez y Tuñón, 1995). Les enseñaron a leer y escribir, herramientas fundamentales para su lucha sindical. Adquirieron una cultura cívica laboral al asistir y al organizar festivales, desfiles patrios, consultar libros de su biblioteca y participar en actividades deportivas y conferencias. Éstas versaban sobre “la mujer y su participación en la lucha de clases”, “nuestras leyes y las mujeres”, “las mujeres y las leyes laborales” y “la influencia de los libros en el mejoramiento social y económico de las mujeres”.

    Díaz promovió que las cuotas que se pagaban en el cfo se utilizaran para costear las medicinas, para cubrir las necesidades básicas de trabajadoras que no tenían ingresos y para ayudar a algunas estudiantes de la Normal a que terminaran sus estudios.

    Imagen 42: Revuelta de Haymarket, 1889. Fuente: Digital Collections - University of Illinois at Urbana-Champaign.

    Díaz, el cfo y sus seguidoras se radicalizaron aún más con la instrumentación del proyecto de la educación socialista (1934-1940). Estuvieron a favor de éste, participaron en el establecimiento de escuelas nocturnas, demandaron que las plazas vacantes para maestras en escuelas públicas se otorgaran sólo a quienes fuesen revolucionarias, quienes promoverían campañas antialcohólicas, anticlericales, de higiene y educativas, y pugnarían por una justicia social durante el proceso posrevolucionario. Las mujeres del cfo estuvieron a cargo del Tercer Congreso Feminista Nacional de Mujeres Trabajadoras y Campesinas que se llevó a cabo en Guadalajara en 1934 (Barragán y Rosales, 1975)7 y presionaron para que la sección femenil del Partido Nacional Revolucionario (pnr) en Jalisco fuera dirigida por mujeres con experiencia en la organización de trabajadoras, realizaron una campaña en pro del sufragio femenino en Jalisco y se unieron a escala nacional al Frente Único Pro-Derechos de la Mujer. Díaz, Guadalupe Martínez y las integrantes del cfo, como militantes en el movimiento obrero organizado, formaron parte de la opinión pública en El Jalisciense. Publicaron artículos sobre el papel de las mujeres en la esfera pública como madres, trabajadoras y personas con derechos políticos, sociales y civiles. Participaron en el debate local y nacional sobre la expansión de las actividades de las mujeres en el espacio público; colaboraron en el partido oficial como en las organizaciones obreras regionales y nacional y crearon las secciones femeniles para incorporar y dirigir la participación política de las mujeres. Para 1938, de la delegación de Jalisco que acudió a la convención nacional que transformó el pnr y creó el Partido de la Revolución Mexicana (prm), María Díaz fue la única que asistió por la legitimidad construida por su trabajo político, sindical y a favor de las mujeres. Para finales del decenio de 1930, Díaz ya gozaba de legitimidad y prestigio en los círculos políticos locales y por eso fue incluida en la delegación.

    En 1939 el gobernador Silvano Barba González la nombró inspectora de asistencia social (Hernández, 1940). Su trayectoria política, sus gestiones y su cabildeo en diferentes ámbitos y espacios le habían permitido pasar de ser obrera textil explotada a líder textil, a representante obrera en las juntas de Conciliación y Arbitraje, a inspectora del trabajo, a líder feminista, a representante del sector obrero en el prm y a inspectora de asistencia social. Su intenso trabajo político le permitió movilidad en la burocracia sindical, estatal y del partido. Aunque Díaz pugnó por una mujer moderna con derechos, su último nombramiento la encaminaba a concentrarse en una política social, espacio supuestamente más idóneo para las mujeres, ya que era menos polémico que la participación de las mujeres en la política. Pero a finales de ese mismo año María A. Díaz murió y el cfo perdió a su líder más radical.

    En 1939 la presidencia del cfo pasó a Guadalupe Martínez y cambiaron su nombre a Círculo Feminista de Occidente María A. Díaz (cfomad). El cfomad existió de 1939 hasta 2002, cuando falleció Martínez.

    En 1941, las amigas de Díaz, Ana María Hernández, inspectora federal del trabajo y presidenta del Instituto Nacional de Ayuda a la Madre Soltera, el cfo y la Liga de Mujeres 10 de Mayo de la Colonia Francisco Villa, en la ciudad de México, establecieron el Centro de Capacitación Femenina María A. Díaz, para honrar la memoria de esta jalisciense (“Agradece la presencia del cfo en la inauguración del Centro de Capacitación Femenina María A. Díaz”, 1941). Igualmente, cada año las integrantes del cfomad conmemoraban su muerte.

    Consideraciones finales

    El diálogo imaginario entre Díaz y yo me permitió reflexionar acerca del tiempo histórico, el pasado, temporalidades, “evidencia”, “experiencia”, “interpretación”, al usar un gran repertorio de fuentes primarias. El historiador y la historiadora deben examinar y criticar cada tipo de fuente primaria que usa con base en preguntas teóricas-metodológicas acerca de sus formas, implicaciones, posibilidades para entender y construir narrativas intersubjetivas, para dar voz a personas que generalmente han quedado fuera de las grandes narrativas históricas.

    A 80 años de la muerte de María Arcelia Díaz, su lucha política y sindical es inspiradora para nuestro presente. Sin importar las diferencias partidistas, las acciones y los cambios laborales y políticos en los que participó Díaz, muestra la relevancia y vigencia de sus luchas feministas, laborales y sociales. Éstas nos inspiran a continuar pugnando por los derechos civiles, económicos, laborales, políticos y sociales de las mujeres y, por supuesto, para combatir la violencia en contra de las mujeres, el feminicidio, el acoso sexual y laboral. Y en consonancia, una ciudad más segura para todas.

    Imagen 43: Fragmento Partitura “Mujer de Occidente”, Vals dedicado al Círculo Feminista de Occidente. Autor. José de Jesús López. Interpretación. Lucy Baruqui.

    Audio 6: “Mujer de Occidente”, compuesto por José de Jesús López e interpretado por Lucy Baruqui.

    Cierro esta presentación con el vals dedicado a María Arcelia Díaz titulado “Mujer de Occidente”, compuesto por José de Jesús López e interpretado por Lucy Baruqui. No había usado este vals en estudios previos. Escuchar por primera vez esta pieza musical, tal vez ejecutada casi 60 años después de la muerte de Díaz, nos brinda una dimensión humana y emocional de las opresiones, luchas, resistencias y del legado que dejó en políticas laborales y sociales para las mujeres y para la clase trabajadora en Jalisco. Entretejí la voz, lo visual, lo textual y lo sonoro en mi narrativa histórica para reconfigurar el tiempo vivido, la experiencia temporal silenciada y callada de Díaz.

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    1926 “Oficio que envía María Díaz, Sria. Gral. del Centro Evolucionista de Mujeres”. [Oficio] Ramo de Trabajo (T-1-926, Caja T-97, Exp. Núm. 2222). ahj.

    1925 “Petición que presenta María Díaz, secretaria general del Sindicato a la Cía. Industrial de Guadalajara para pedir que no se cobre la renta de las casas a los obreros por el salario tan bajo que tienen”. [Petición] Ramo de Trabajo (T-7-925 ZAP/141, Caja T-35 bis ‘A’, Exp. Núm. 661). ahj.

    1925 “Se comunica la creación del Sindicato Progresista Libertario Obreros del Batán que ayudó a organizar María Díaz”. Ramo de Trabajo (T-9-925, Caja T-75, Exp. Núm. 1608; T-1-924, Caja T-71, Exp. Núm. 1504; T-6-924, Caja T-71, Exp. Núm. 1493) ahj.

    1922 “Unión Obrera de La Experiencia pide una inspección en La Experiencia”. Ramo de Trabajo (T-2-922, Caja T-13 bis ‘C’, Exp. Núm. 7166). ahj.

    Archivo Particular Guadalupe Martínez (apgm)

    s.f. Martínez, G. (s.f.) “Discurso de cómo se realizó la Ley del Trabajo para el estado de Jalisco”. Archivo Particular Guadalupe Martínez (apgm), Guadalajara.

    Archivo del Registro Civil del Estado de Jalisco (arcj)

    1939 “Libro de Defunciones de Guadalajara” (30/11/1939). Acta de defunción número 5823, (foja 125). Archivo del Registro Civil del Estado de Jalisco.

    Fondos Especiales, Biblioteca Pública del Estado de Jalisco (fe/bpej)

    1918 Popo, “Mujeres icono-plastas”, (28/11/1918), La Lucha, fe/bpej, Guadalajara.

    1919 “El Hijo del Socialista”, (26/07/1919), El Obrero, fe/bpej, Guadalajara.

    1919 “¡Quiero Pan; ¡Tengo hambre!” (12/07/1919), El Obrero, fe/bpej, Guadalajara.

    1919 “La pobre Mari”, (9/08/1919), El Obrero, fe/bpej, Guadalajara.

    1919 “La iconoclasta”, (27/09/1919), El Obrero, fe/bpej, Guadalajara.

    1919 “El trabajo a domicilio”, (6/12/1919), El Obrero, fe/bpej, Guadalajara.

    1926 Díaz, M. (15/09/1926) “Centro Evolucionista de Mujeres”, El Sol, fe/bpej, Guadalajara.

    1933 Díaz, M. (24/05/1933). “Reflexiones sobre la mujer”, El Jalisciense. fe/bpej. Guadalajara, pp. 3, 6.

    Entrevistas

    Ana Ma. Hernández, entrevistada por la autora, Guadalajara, 17 de agosto de 1996.

    Guadalupe Martínez, entrevistada por la autora, Guadalajara, 15 de agosto de 1996.

    Laura Rosales, entrevistada por la autora, Guadalajara, 15 de agosto de 1996.


    María Teresa Fernández Aceves es doctora en historia por la Universidad de Illinois en Chicago. Se desempeña como profesora e investigadora en el ciesas Occidente desde 2001. Su investigación se ha centrado en la historia social del trabajo, la historia de mujeres y de género en México en el siglo xx, historia de emociones y archivos. Ha impartido seminarios de posgrado en el ciesas y en la Universidad de Guadalajara. Es miembro regular a la Academia Mexicana de Ciencias desde 2012 y del Sistema Nacional de Investigadores Nivel iii.

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