Recepción: 12 de junio de 2024
Aceptación: 18 de junio de 2024
En 2022 se celebró el 150 aniversario del nacimiento de Marcel Mauss. Junto a él, su obra es reconocida como fuente e inspiración de innumerables trabajos antropológicos contemporáneos. Sus escritos favorecieron múltiples corrientes teóricas e influyeron en decenas de antropólogos: desde el estructuralismo de Claude Lévi-Strauss hasta Marcel Griaule, Maurice Leenhardt, Louis Dumont y Roger Bastide, entre otros. De hecho, podemos ver en Mauss a uno de los padres fundadores de la antropología moderna, pues aunque fue miembro activo y continuador de la Escuela Sociológica Francesa de Émile Durkheim, cuando defendió la primacía de lo social como constituyente de la realidad, se distanció de su tío maestro al subrayar la centralidad de la antropología al incorporar la interpretación nativa a la objetividad del análisis sociológico
Su obra más importante fue el Ensayo sobre el don (Mauss, 1923), escrito en 1925. En él demuestra –por medio de la etnografía malinowskiana de los kula entre los trobriandeses– que los regalos dados y correspondidos de forma aparentemente voluntaria y gratuita tienen una obligación subyacente. Sin embargo, no ve en este proceso de intercambio de bienes simbólicos solo un caso particular trobriandés, sino que extrae de él la existencia de una dinámica universal de reciprocidad. A partir de una amplia antropología comparada en la que recoge numerosos datos etnográficos de otras tantas sociedades (potlatch y kulas), construye un concepto general de intercambio de regalos. En este tema destaca su idea más original, la de un “hecho social total”, ya que esta forma colectiva de producción, consumo y distribución de bienes contiene varias dimensiones de la vida social: religiosa, jurídica, moral, política, familiar y económica.
En un mundo moderno caracterizado por la lógica económica del mercado, del interés, del consumo y del beneficio, una revisión de la obra de Mauss, como la realizada por el Movimiento Antiutilitarista en Ciencias Sociales (mauss) de Alain Caillé (2000), puede significar redescubrimientos relevantes en las sociedades contemporáneas de otras lógicas ocultas que implican reciprocidades impulsadas por lo simbólico.
La teoría del don de Mauss es de gran actualidad. Para entender por qué hay que explicar qué es el don para Mauss y en qué consiste su teoría. Para Mauss, el don engloba innumerables fenómenos, pero, más que un fenómeno, lo considera una relación. Son bienes, palabras, personas, visitas, fiestas, música, gestos, violencia, signos, entre otras realidades significativas, que pueden o no circular como mercancías, de las que, una vez dadas, emanan algunas formas de retribución; son “obligaciones”, dice Mauss.
La retribución puede ser un regalo del mismo tipo o no, inmediato o no, de forma equivalente o no. Un buen día puede ser correspondido con otro buen día o con una sonrisa, pero para que sea un don debe ser recibido. Dar, cuando existe, ya es recibir, como indica el epígrafe del Ensayo sobre el don. En este sentido, recibir ya es devolver. Por definición, pues, un don genera algún tipo de retribución, que puede no ser material, sino moral. En todos los casos, este implica reciprocidad, pero también deuda –a veces esta deuda adquiere un significado político radical, servidumbre, aunque siempre hay algún tipo de vínculo asimétrico, jerárquico–.
El “buenos días” que se da, aunque sea correspondido con otro “buenos días”, difiere del que se recibe a continuación debido a la posición entre quien toma la iniciativa de dar (emitir) el mensaje y quien lo recibe. No es casualidad que en la etiqueta de la corte sea el superior quien toma la iniciativa del saludo. Mauss señala que algo del dador siempre va con lo que se da; esta inalienabilidad del dador en la transmisión del don a un determinado destinatario puede ser mayor o menor, según el contexto, pero significa que el bien que se da está ligado a la figura del dador. Por ejemplo, un apellido suele circular menos que un nombre y conlleva algo más, distinto del segundo, algo vinculado a la familia del donante. La antropología ha observado que muchos bienes inalienables, que circulan poco, son valiosos porque son insignias, metonimias de poder, como una corona.
Además de la diferencia entre las posiciones de los intercambiadores, una segunda forma de diferencia inherente al regalo es la que reside en la sustancia de lo que se da y lo que se recibe; en el ejemplo anterior, unos buenos días pueden ser correspondidos no con las mismas palabras, sino con una sonrisa. Una tercera forma de diferencia reside en el tiempo entre lo que se da y lo que se corresponde, no lo que se recibe, sino lo que se corresponde. Es el caso de la retribución porque, si se trata de recibir, el don también circula unilateralmente. Por tanto, no veo cómo disociar un don de una deuda, ni reciprocidad de jerarquía; y el estudio de estas deudas (personales, nacionales, colectivas) es absolutamente fundamental para las ciencias humanas.
La teoría del don de Marcel Mauss tiene una dimensión generadora de conocimiento que produce nuevos conocimientos y puede desplegarse en muchas direcciones. Sucesivas generaciones de científicos sociales se han fijado en el Ensayo sobre el don y han encontrado en él inspiración para debates económicos, jurídicos, morales, religiosos, feministas, políticos e, incluso, poscoloniales.
Esta capacidad para actualizarse constantemente está garantizada, en mi opinión, por dos características de la obra. En primer lugar, su carácter ensayístico, que combina la etnografía de una época con conceptos émicos y un modelo teórico abierto a futuros hallazgos. En segundo lugar, por las preguntas que es capaz de articular. Si pensamos que en torno al don Mauss articula preguntas sobre “cómo se hace y se mantiene el lazo social a través de la circulación de las cosas”; “cómo se puede ejemplificar etnográficamente el desdibujamiento ontológico entre cosas y personas” y “cuáles son las tensiones entre el interés y el desinterés en la entrega de regalos”, cuestiones muy significativas, podemos ver su potencial de evolución.
En innumerables casos. Desde la movilización de una población para hacer donaciones solidarias (alimentos, medicinas, cobijo) en caso de catástrofe climática, hasta una reforma fiscal, en cualquier lugar del planeta. Mauss, siguiendo a Bronisław Malinowski –y luego a Karl Polanyi– llamó “tributos” a los pagos a los jefes melanesios (entre otros). Cualquier estudio del gasto público, incluido el intragubernamental (de ministerios a parlamentarios, por ejemplo) es un estudio de regalos y, en todos ellos, Mauss nos enseña que la reciprocidad está presente, ordenándolos. Mi libro A dívida divina (La deuda divina) (Lanna, 1995) describe un municipio del noreste de Brasil a partir de una etnografía del intercambio, en el que el alcalde funciona como centralizador de las reciprocidades. En él hago hincapié en el concepto de reciprocidad jerárquica. Las relaciones entre géneros también están permeadas por regalos y contra-regalos que constituyen esferas domésticas. Mauss demostró que las unidades que Lévi-Strauss llegó a denominar “casas”, ya sean polinesias o del noroeste de América e, incluso, las casas reales de Europa, están constituidas por regalos.
Creo que sería importante aplicarla a dos conjuntos de fenómenos: 1. En el ámbito de la economía y la política, utilizarla para comprender la moralidad de los intercambios; es decir, reconocer los valores sociales y culturales que regulan los intercambios entre grupos sociales y que a menudo aparecen como comportamientos ilógicos, retrógrados o poco racionales. La teoría del don se refiere a las lógicas de los grupos en torno al intercambio de cosas y a las cosas intercambiadas, lo que abre la posibilidad de distintos caminos para la vida social. 2. La relación entre las personas y las cosas, que implica considerar su constitución mutua. En la relación con los objetos religiosos, por ejemplo, el llamamiento de Mauss a considerar las concepciones emic del “alma de las cosas”, tomándolas en serio, es muy importante para ampliar nuestra comprensión de la agencia de las formas materiales.
Por supuesto que sí. Hay varias teorías, cada una propone actualizaciones diferentes, pero entre ellas destacaría la que considero más importante, las Mitológicas de Lévi-Strauss,1 reconocida como una de las obras científicas fundamentales del siglo xx.
En Las estructuras elementales del parentesco,2 de 1949, Lévi-Strauss hace de la reciprocidad un “principio” y propone que la prohibición del incesto es un paso (único) de la naturaleza a la cultura; algunos de los intercambios matrimoniales derivados de ella, entre primos cruzados, podrían constituir –en ciertos contextos– un tipo de lenguaje. Lévi-Strauss nunca renegó de esta teoría, que aceptó como el desarrollo más importante de la teoría del don de Mauss, pero fue criticada por su funcionalismo por Louis Dumont en 1971, por David Schneider y James Boon en 1974 e, incluso más tarde, por Eduardo Viveiros de Castro. Si este funcionalismo existe –por otra parte, el libro de 1949 muestra que ciertas formas de matrimonio se convierten en lenguaje–, funda así el estructuralismo y permite entender el lenguaje ya no como una mera superestructura, sino con una capacidad generadora de vida social, como la de los dones. Al fin y al cabo, el lenguaje está hecho de dones, de circulación de mensajes.
A partir de 1964, en Mitologías, Lévi-Strauss demuestra que, además de la prohibición del incesto, existen otros pasajes de la “naturaleza” a la “cultura”; estos dejan de ser términos analíticos y pasan a entenderse como categorías nativas. Estos pasajes múltiples ya no están necesariamente vinculados solo al intercambio de personas (cónyuges) concebidos como signos, como en 1949, sino que ahora incluyen intercambios de signos de otro tipo. Lejos de negar la teoría de 1949 de que existe un lenguaje del matrimonio en algunas partes del planeta (especialmente en Oceanía y el sudeste asiático), en el volumen 1 Lévi-Strauss analiza los mitos amerindios como un lenguaje cercano al musical, y en los volúmenes 2 (1966) y 3 (1967) escribe sobre cómo la cocina puede construirse como un lenguaje. En los cuatro volúmenes, los mitos y cosmovisiones amerindios se entienden como compuestos de “códigos”, estructurados como un lenguaje. Así pues, la obra de Lévi-Strauss trata siempre de intercambios, mensajes y comunicación. Si hay varios y ya no un solo paso de la naturaleza a la cultura, el lenguaje sigue siendo el fundamento de todos ellos. En este sentido, el matrimonio se acerca al mito y puede entenderse como lenguaje e incluso como narración. Las infraestructuras son también superestructuras, tanto en los análisis del parentesco como de los mitos.
En la página 713 del “Postfacio” del número 154-155 de la revista L’Homme del año 2000, Lévi-Strauss afirma:
Me sorprende el malestar que surge hoy en día en torno al tema del intercambio. O bien el intercambio de mujeres aparece como una verdad evidente, y la expresión no implica ningún comentario, hasta el punto de que parece pertenecer al lenguaje común de la profesión, o bien esta noción se rechaza, a veces con vehemencia. Cosa curiosa: ocurre que un mismo artículo oscila entre estas dos posiciones. De una página a otra, se describen las alianzas en términos de intercambio, como si fuera evidente, y se rechaza la noción que se acaba de utilizar.
Lévi-Strauss aprovecha la ocasión para aclarar su pensamiento sobre el intercambio de dones y defender las tesis de su libro de 1949. Explica que los casos en los que el matrimonio se define por prohibiciones, o por rapto, no excluyen el intercambio; en otros, este adopta la forma de asociación y en otros ni siquiera sería necesaria la existencia de unidades de intercambio. Señala también que los términos que constituían el “átomo del parentesco” (como “padre” o “tío materno”) pueden no estar ya presentes en la práctica, pero nunca dejar de existir virtualmente; y que entre los “tipos” de intercambio analizados en 1949 habría relaciones de transformación. En otras palabras, en sus modelos conscientes, algunos antropólogos niegan el intercambio, pero esto solo sería posible retóricamente y a costa de la calidad de la antropología en el planeta.
Las reflexiones sobre el parentesco, más allá de la que mencioné en 2000, como la noción de “sociedades domésticas” acuñada en sus cursos ofrecidos entre 1976 y 1982 con el título “sociedades cognaticias”, así como las propias mitologías, demuestran que el estudio de las cosmologías y las cosmopolíticas no excluye, sino que presupone, el de los intercambios. El “Postfacio” también deja claro que el intercambio no es necesariamente de mujeres, hombres o personas, sino de signos. Como hemos visto, ni siquiera se trata solo de “intercambio” como tal, sino, como demostró Mauss, de circulación de dones.
Una mayor atención a la interacción entre las personas y las cosas y una ciencia social que favorece el movimiento, la vaguedad y los pasajes aporta nueva vitalidad a la teoría del don.
Una nueva fase del capitalismo, en la que el valor viene dado no tanto por la producción en masa, sino por las inversiones financieras (no materiales, en cierto sentido), los productos de lujo, los violentos procesos de exclusión, está contribuyendo también a una actualización del don, cuya conclusión moral apela a la mutualidad y a la cooperación, frente a una sociedad organizada sobre la base del interés individual y la competencia.
Caillé, Alain (2000). Antropología del don: el tercer paradigma. Petrópolis: Vozes.
Lanna, Marcos (1995). A dívida divina: troca e patronagem no nordeste brasileiro. Campinas: Ed. da unicamp.
Lévi-Strauss, Claude (1968). Lo crudo y lo cocido. Mitológicas 1. México: fce.
— (1985). Las estructuras elementales del parentesco. Vol. 1. México: Planeta-De Agostini.
— (2000). “Postface”, L’Homme, vols. 154-155, abril/septiembre, pp. 713-720
Mauss, Marcel. (1923). “Essai sur le don. Forme et raison de l’échange dans les sociétés archaïques”, L’Année Sociologique (1896/1897-1924/1925), 1, pp. 30-186.
Marcos P. D. Lanna es licenciado en Economía por la Universidad de São Paulo (1982), tiene una maestría en Antropología Social por la Universidad Estadual de Campinas (1987), un doctorado en Antropología por la Universidad de Chicago (1991) y una beca posdoctoral en Antropología por la Universidad de São Paulo (2006) y la Universidad Federal de Río de Janeiro (2017, esta última con beca del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico-cnpq, donde fue becario de productividad entre 2003 y 2013). Fue profesor asociado en la Universidad Federal de Paraná (1995-2006) y desde 2006 en la Universidad Federal de São Carlos. Tiene trabajos etnográficos en el noreste brasileño. Se ha centrado en la investigación sobre teoría antropológica, especialmente las obras de Claude Lévi-Strauss y Louis Dumont, antropología de sociedades complejas, antropología de Brasil y teoría del intercambio. Fue coordinador del Programa de Posgrado en Antropología Social de la ufpr (1995-2000), Director de Anpocs (2003-2004), jefe del Departamento de Ciencias Sociales de la ufsCar (2008-2010 y 2019-2022). Coordina el Centro para el Estudio de la Jerarquía y el Valor (nehv). Fue profesor visitante en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México (2004) y en el Laboratoire d’Anthropologie Sociale del Collège de France (2023).
Renata de Castro Menezes es profesora titular y conservadora del Departamento de Antropología del Museo Nacional de la Universidad Federal de Río de Janeiro, investigadora del cnpq y Científica Faperj de Nuestro Estado por la Faperj. En el Museo Nacional, coordina el Laboratorio Ludens, de Antropología de lo Lúdico y de lo Sagrado y es profesora del Programa de Posgrado en Antropología Social ppgas/mn/ufrj. Es licenciada en Historia, máster y doctora en Antropología Social. Realizó una pasantía doctoral en ehess/París (2011-2012) y es miembro del Centre d’Études en Sciences Sociales du Religieux-CéSor. Ha sido investigadora visitante en la Universidad de Nueva York (2015-2016) y en la Fondation Maison des Sciences de l’Homme, París (2019). Entre sus publicaciones destacan la tesis “La dinámica de lo sagrado” (2004) y la obra colectiva Antropología y religión: autores y temas, con Faustino Teixeira (2023). Ha organizado la exposición “Doces Santos” (2020) y el módulo “Quem sabe, samba”, en la exposición “Um museu de descobertas”, del Museo Nacional (2023).
Marcelo Camurça es antropólogo, profesor titular del Departamento de Ciencias Religiosas y del Programa de Posgrado en Ciencias de la Religión de la Universidad Federal de Juiz de Fora/Brasil. Es investigador del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (cnpq) de Brasil. Fue profesor visitante en la Universidad Estatal de Ceará (2018) y en la Universidad Estatal de Río de Janeiro (2019-2022). Es miembro del Laboratorio de Antropología de las Religiones (Unicamp). Es miembro asociado en el extranjero del Laboratorio Groupe Sociétés, Religions, Laïcités (gsrl) de la École Pratique des Hautes Études (ephe) y del cnrs. Es miembro del Consejo Editorial de la revista Social Compass de la Société Internationale de Sociologie des Religions/Sociedad Internacional de Sociología de la Religión (sisr/issr). Fue miembro del Consejo Directivo de la Asociación de Científicos Sociales de las Religiones del Mercosur (acsrm) de 2005 a 2009 y de 2013 a 2014. Fue miembro de la Comisión Evaluadora del área de Teología y Ciencias Religiosas de la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (capes), organismo del Ministerio de Educación/Brasil, en 2004-2009 y 2016-2017. Publicaciones: Ciencias sociales y ciencias religiosas: controversias e interlocuciones. São Paulo: Paulinas, 2008; El espiritismo y la nueva era: interpelaciones al cristianismo histórico. Aparecida: Santuário, 2014; El espiritismo en siete lecciones. Petrópolis: Vozes, 2022; y en coautoría con Brenda Carranza y Cecília Mariz. Nuevas comunidades católicas: en busca del espacio posmoderno. Aparecida: Ideias & Letras, 2009.