Recepción: 31 de enero de 2024
Aceptación: 29 de mayo de 2024
A partir de la etnografía en la Mesa del Nayar, Nayarit, se presenta el proceso de transformación a lo largo del año de los tiznados, los principales creadores de la Semana Santa o Judea náayari (cora) y sus actividades más importantes durante la festividad, así como la condensación de distintas creaciones en el mismo ritual: la muerte y resurrección de Cristo (Cristo-Sol para los coras), inicio de la cristiandad; el Génesis, origen del universo para el catolicismo y la creación del mundo según los náayarite.
Palabras claves: borrados, Génesis, mundo náayari, proceso de transformación
xumuavikari náayarite: the tiznados, cora holy week in nayarit
Drawing on an ethnographic study in Mesa del Nayar, Nayarit, this article explores the yearlong transformation of the tiznados, the main organizers of Holy Week or the Náayari (Cora) Judea, and their role during the festivity. It analyzes how different creations meld together in the same ritual, specifically, the death and resurrection of Christ (Christ-Sun for the Cora people), the birth of Christianity; and Genesis, which represents the origin of the universe in Catholicism and the creation of the world according to the Náayarite.
Keywords: Holy Week, the erased, transformation, Genesis, náayari world.
En la Sierra Madre Occidental comparten territorio los náayari (coras),1 wixárica (huicholes), o’dam (tepehuanos), mexican (mexicaneros) y mestizos. Específicamente los náayarite habitan en el estado de Nayarit, dentro de la denominada Cora Alta (partes altas de la sierra), en el municipio Del Nayar y, de los que forman parte de la Cora Baja (faldas de la sierra), en Acaponeta, Rosamorada y Ruiz:
La Judea o Semana Santa se realiza en cabeceras comunales2 en las que se reúnen los habitantes de localidades pertenecientes a cada una de ellas –que llegan incluso desde el extranjero–, en las que “varía la tonada”3 y resaltan los distintos “estilos”:4 dentro de la Cora Alta, se lleva a cabo en Santa Teresa, Dolores, Mesa del Nayar, San Francisco y Jesús María; y, en la Cora Baja, en San Juan Corapan, Presidio de los Reyes, Mojocuautla, Rosarito, San Juan Bautista, San Blasito y Huaynamota.
Las publicaciones existentes sobre la Judea náayari dentro de la Cora Alta proceden de Jesús María, la cabecera del municipio Del Nayar (González Laporte, 1994; Imafuku, 1993 [1987]; Valdovinos, 2002) y de las comunidades de Santa Teresa (Coyle, 1997; Jiménez, 2006; Castillo Badillo y Coyle, 2021) y Dolores (Jáuregui, 2016). Dentro de la Cora Baja, están los trabajos sobre los pueblos San Juan Bautista (Muratalla, 2015) y Presidio de los Reyes (Jáuregui y Magriñá, 2015). Igualmente hay análisis generales derivados o relacionados con la Judea náayari (Jáuregui, 2000 y 2008; Benciolini, 2012), además de informes de corte monográfico y documental (Benítez, 2019 [1970]; González Ramos, 1972; Muñoz, 1973). A la fecha, no existe ninguna publicación5 sobre la Semana Santa en la Mesa del Nayar, lugar en el que se centra este trabajo.6
La mayoría de estos trabajos consiste en descripciones y/o análisis que se concentran en el Triduo Pascual y que observan a la Semana Santa como rito de paso estacional de la temporada de secas a la de lluvias, al igual que para los hombres, y siguen el planteamiento de Konrad Theodor Preuss (1998 [1906ª, 1906b, 1908ª, 1908b, 1908c, 1908d, 1908e, 1909ª, 1909b, 1912, 1928]), centrado en la lucha astral entre las fuerzas del mundo diurno y las del inframundo. En términos generales, esta propuesta sostiene que los judíos se borran porque son seres del inframundo que suben a la tierra para capturar a Cristo, relacionado con el sol, que debe “morir” para que sea posible que las lluvias fertilicen la tierra. Sin embargo, en ninguno de estos trabajos se ha señalado el largo proceso de transformación individual y comunitaria que se vive a lo largo del año para que sea posible dicho evento.
Lo anterior es fundamental pues para los náayarite el mundo no es algo dado, sino que debe construirse constantemente con trabajo ritual y siempre en correspondencia con el “camino” del sol que recorre el mundo luminoso durante el día y la temporada de secas y el mundo de abajo, muchas veces llamado inframundo, durante la noche y la época de lluvias. A lo largo del año, además de realizarse distintos rituales en correspondencia con lo anterior, hay una constante preparación de los judíos, cuya actividad en Semana Santa será vital debido a que es el momento en el que se creará la tierra que las lluvias habrán de fertilizar.
Esta creación del mundo es entendida de diversas maneras; por un lado, implica dejar que el mundo de abajo, donde se encuentra toda la vida en potencia, “suba” a la superficie de la tierra, lo cual acontece durante el Triduo Pascual, momento en el que para los náayarite “sólo es de noche”, porque “cuando hay sol no se puede”. Una vez creada la tierra, habrá que fertilizarla con la fuerza vital contenida en los huesos de los ancestros que, tras ser enterrados, “crecen como flores”, mismas que son, entonces, semillas, frutos que germinan la tierra. Por otro lado, la creación del mundo se desarrolla “por partes”, en las que es revelador que sigan los momentos de la creación según el Génesis.7
Debido a lo anterior ha sido posible establecer que en la Judea náayari se condensa8 la formación de tres grandes creaciones: por un lado, la muerte y resurrección de Cristo, el conocido inicio histórico de la cristiandad y su renovación anual; por otro lado, el Génesis, origen del universo para el catolicismo y, por último, la creación del mundo según los náayarite. En los trabajos de especialistas de la región ha sido señalada la primera creación, pero las últimas dos nunca han sido comentadas.
En el presente texto se ha elegido la presentación en orden cronológico para mostrar tanto la paulatina transformación de los judíos a lo largo del año, como las actividades de la Semana Santa relacionadas con las tres creaciones mencionadas. Para dar cuenta de lo anterior, primero se realiza una breve presentación de los realizadores de la Judea; enseguida se muestran los momentos etnográficos sobresalientes, a lo largo del año, de la paulatina transformación comunitaria e individual gracias a la cual son posibles las tres grandes creaciones que se llevan a cabo en Semana Santa, mismas que, en el siguiente apartado, se observan a partir de determinadas acciones rituales, realizadas en conjunción con el Génesis y cantos náayarite.
Xumuavikari, tiznados, borrados, negros, pintos, pintados o judíos son los nombres dados por los náayarite al grupo mayor de participantes hombres, un auténtico ejército, durante la Xumuavika jetse “Fiesta de los tiznados”, la Semana Santa o Judea (por la participación de los judíos) entre los náayarite, de Nayarit. La característica distintiva, lo que les da su nombre, es que se embijan con olote y pasto seco quemado y disuelto en agua, quedando completamente tiznados, oscuros, que es el punto culminante de una transformación que se desarrolla paulatinamente a lo largo del año.
Como se establece en el Concilio de Trento (1545-1563),9 la celebración inicia el Viernes de Dolores y acaba el Domingo de Resurrección, diez días de intensísima actividad ritual, sobre todo durante el Triduo Pascual. Durante este tiempo, las Autoridades Tradicionales ceden su lugar a los Principales de la Judea, quienes se vuelven los responsables de la comunidad, así como de la realización del ritual y de todos los participantes, que son los siguientes:10
La trasformación del espacio y los tiznados no es súbita, sino que es una prolongada construcción relacionada con el “camino del sol” que inicia después de la celebración de la Santa Cruz (3 de mayo), día en el que “ya está la cruz, así se queda”, siendo Huazamayor, con ayuda de algunos judíos (sin borrarse), el encargado de elaborarla y “levantarla”. Tiene un momento importante durante la Santísima Trinidad (junio), la fiesta de Tayau, el sol en plenitud, momento en el que Huazamayor “arregla”11 a la Santísima Trinidad12 que se encuentra en el altar de la iglesia. Continúa en la canícula, durante la festividad de Santiago/Santa Ana,13 25 y 26 de julio, cuando los jinetes santiagueros –entre los que se encuentra Huazamayor, pero sin los atavíos que lo caracterizan durante la Judea–, descuartizan gallos y gallinas, es decir al sol,14 para que las lluvias puedan terminar de caer durante la “segunda vuelta”15 de su temporada.
Después, al día siguiente del Arrullo al Rey Nayar (Santos Reyes, 6 de enero), “cuando Cristo está chiquito”,16 durante la comida que Huazamayor17 ofrece el 7 de enero, a la “mitad” de las festividades del cambio de Autoridades Tradicionales,18 los Jefes de los judíos segundo y tercero aparecen con sus máscaras buscando al Nazareno. Dos días después, el 9 de enero, se llevan a cabo “los limonazos”, que son arrojados a los caballos de los Jefes de los Moros –jinetes guardianes de la virgen de Guadalupe, la diosa del mundo de abajo– para llamarlos, despertarlos, resucitarlos –así como con limón se resucita a los judíos el Viernes Santo–.
Posteriormente, en las Pachitas19 se narran acontecimientos como la búsqueda del Nazareno por parte de los Pachiteros por “haber cometido pecado con su madre”.20 Después de esta celebración, el Martes de Carnaval, una de las Malinches21 de las Pachitas se dirije a Huazamayor diciéndole que “lo intentó” pero “no pudo” y “falló”, por lo que ahora le corresponde a Huazamayor seguir con “el trabajo” y capturar a Cristo-Sol.
Al día siguiente, Miércoles de Ceniza, atrás de la casa de Huazamayor, el Gobernador le entrega al primero “el mando”, quien lo recibe de espaldas. Ambas acciones –atrás de la casa y estar de espaldas– indican una característica distintiva del grupo de los borrados, que es su actuar “al revés”: palabras y acciones que son lo opuesto a lo que manifiestan o realizan.
A partir de este momento y durante los viernes de Cuaresma, Huazamayor y Centurión –quienes encarnan a los antepasados que han tenido los mismos cargos– ayunarán junto con los demás Principales de la Judea, y Huazamayor con los Principales de los Moros recorrerán a caballo el mundo, es decir, los puntos cardinales de las cercanías de la comunidad, en una circunferencia establecida en relación con el Pozo de los judíos, lugar donde se borran, ubicado al oriente, en las partes bajas del arroyo que cruza la comunidad.
Durante la Cuaresma, Huazamayor organiza a los “mensajeros” que habrán de conseguir los insumos para la fiesta –plátanos, naranjas, miel, maíz y otros alimentos que serán para los judíos; flores, ramas verdes diversas, varas de otate que se utilizarán en los arreglos de la iglesia; agua “especial”22 con la que se bendecirá todo y se le repartirá a la gente; olotes, pasto y tierra blanca para borrarse y los largos carrizos que serán las lanzas–, que guarda en su casa,23 donde se reúnen para elaborar las velas con cera de abeja nativa, o los apagavelas de ramas de gordolobo (Verbascum thapsus), o para arreglar cualquier objeto de los que se utilizarán durante la Judea. Una semana antes del inicio de la Semana Santa, los Ancianos24 de la comunidad y Principales de la Judea se encuentran todos los días para las oraciones y la fabricación de las lanzas de carrizo que portarán los judíos.
Asimismo durante Cuaresma, quienes han hecho “manda de borrarse” durante cinco años consecutivos se presentan ante los Principales de la Judea –o mandan “recado”– para reiterar su compromiso e informar cuántos años les faltan por cumplir. Igualmente se apersonan quienes desean “iniciar manda” para sí mismos o para algún familiar, en ocasiones niños de brazos y todos los que tienen algún cargo de Semana Santa.
También durante este tiempo, sobre todo mientras más se acerca a su fin, los futuros borrados van en busca de la madera de huásima, naranjo –o alguna otra suave pero resistente– para fabricar su sable25, lo que suelen realizar en solitario o acompañados entre dos, cuando mucho tres hombres. De acuerdo con el diseño de sable que quieran realizar, será la madera seleccionada, tras lo cual comienza la talla del mismo con machete y cuchillo, actividad que lleva varios días (véanse fotos 1 y 2).
Mientras los hombres fabrican su sable, las mujeres elaboran el calzón de manta y la faja, obligatorios para todos los borrados y, cuando así lo solicitan los hombres, hacen pequeños morrales26 con los colores y diseños que quieran (véanse fotos 3 y 4), y que algunos utilizan atados a la cintura, donde recargan las largas lanzas. Igualmente realizan los portavelas (cilindros de papel de china de colores) que utilizarán en las procesiones de mujeres. Anteriormente, era el tiempo de hacer los ramitos de flores –que han sustituido por moños de colores– que amarran a la ropa y cabello de “los angelitos”, niñas,27 y de coserse falda y blusa que estrenarán después del Domingo de Resurrección (véase foto 5).28
Este tiempo no es solo de preparativos para la celebración, sino parte fundamental del proceso de transformación social, del territorio y de cada uno de los participantes. Paulatinamente la comunidad modifica sus ritmos, detiene sus labores cotidianas para dedicarse a las necesarias para la celebración: obtención de productos, ayunos –individuales o colectivos–, reuniones con los Principales o fabricación de objetos –velas, apagavelas, lanzas–. Las actividades que se realizan individualmente –tallar los sables, elaborar textiles– son laboriosas, demandan tiempo, concentración, paciencia, habilidad, creatividad, lo que propicia introspección, cambios de actitud, de ritmos corporales, de autorreflexión.
El territorio también se ha ido transformando en mucho sentidos: las carreras de caballos desde Santiago/Santa Ana, junto con las de Huazamayor y los Moros realizadas durante la Cuaresma y las de los borrados y las de Centurión durante la Judea, levantan polvo que es como el humo de tabaco, es decir, nubes que son antepasados que traen y son la lluvia. Las danzas circulares de las Pachitas han removido la fuerza vital que se encuentra en el mundo de abajo, atrayéndola para que surja a la superficie de la tierra, del mundo, que se ha preparado con los recorridos de Huazamayor y los Moros.
La Semana Santa es la culminación del largo proceso anual, individual y comunitario, mencionado brevemente, que hace posible la creación del mundo en varios sentidos: en ella se condensan la muerte y resurrección de Cristo (Cristo-Sol para los coras), inicio de la cristiandad; el Génesis, origen del mundo para el catolicismo y la creación del mundo según los náayarite.
Para los coras, la iglesia29 es igual al mundo, “pero más chiquito”, al igual que el circuito procesional de la comunidad.30 Antes del Triduo Pascual, el Viernes de Dolores, se cubren o retiran las deidades del altar. Con ramas verdes de pino, mango y laurel31 cubren el barandal colocado ante el altar mayor, así como las tres largas cuerdas que sostienen al centro un incensario y en cada lado un candelabro, cada uno de los cuales tiene tres velas que deben ser de fabricación local con cera de abeja nativa. Igualmente colocan ramas verdes en la cruz del coro, en las que están sobre las paredes laterales y en la de la pila bautismal, junto a la que colocan más ramas verdes. En el atrio, las amarran en la cruz y en las estaciones del circuito procesional colocan cruces de palma.
Desde este día y hasta el Viernes Santo, cuando baja el sol, los judíos “que son lluvia” recorren el circuito procesional, el mismo que Huazamayor ha cabalgado durante la Cuaresma, es decir, el mundo que van creando con sus pasos.
El Lunes Santo, todas “las ropas” (mantas, manteles, servilletas) de la iglesia se llevan a lavar. El Martes Santo, se retira absolutamente todo lo que hay en el interior del templo, de tal manera que no haya nada, como antes de la Creación según el Génesis:33
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
A mediodía, en un petrograbado que se encuentra en la barda norte del atrio, viendo hacia la cruz atrial y la entrada de la iglesia, una Anciana (viuda con cargo vitalicio) coloca líneas de maíz triturado de los cinco colores:34 en la línea y los hoyos que quedan al norte distribuye maíz amarillo; en la siguiente, morado; la que sigue, rojo; la siguiente, blanco y la última, pinto. En cada una de las cuatro esquinas del cuadrado interior coloca tamalitos de pinole de los cinco maíces, junto con cinco pequeños peyotes. En torno al hoyo del centro coloca cinco flores cuyos tallos convergen en el centro y los brotes dirigidos hacia los puntos cardinales. Es el mundo náayari que se está creando en estos días.
Mientras tanto, al interior del templo queda todo a oscuras hasta el alba del Miércoles Santo, momento en que hay una total transformación de la iglesia. Desde la mañana se elabora una gran estructura llamada “casa de Dios” o “corona” adornada de “flores” de ramas verdes de sotol (Dasyrilion), en cuya cúspide se coloca una cruz de Cristo-Sol. La “corona” se suspende del techo, debajo de la misma ubican una mesa que sirve de altar donde se colocará a Cristo crucificado: el Sol, cuyo recorrido “crea” las temporadas de lluvias y de secas. La “corona” es el cielo con el Sol y las estrellas (flores), el altar es la Tierra, debajo de la cual está “el agua que rodea al mundo”. Como dice el Génesis:
Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche.
Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión Cielos.
Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y para señorear en el día y en la noche, y para separar las luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno.
Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descríbase lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno.
Al amanecer del Jueves Santo, los judíos se borran en el Pozo de los judíos, al oriente de la comunidad, e ingresan al poblado realizando un movimiento envolvente: una columna por el norte, otra por el sur y se encuentran al poniente desde donde corren hacia el atrio para “tomar” la iglesia (véase foto 9); es el momento en el que el mundo acuático de abajo se junta con el agua de arriba (la lluvia, los judíos) para crear la tierra con el correr de los judíos; a partir de este momento y hasta que se abra la Gloria el Sábado Santo, el mundo se mantiene en tinieblas, pues está invadido por la oscuridad del mundo de abajo, lugar donde siempre está latente la fertilidad que habrá de brotar en la tierra.
A partir de que se borran no se les puede llamar por su nombre, no tienen casa y “pierden” sus relaciones familiares, ya que todos son hijos de Huazamayor. Los tiznados son seres del mundo de abajo responsables de la creación del mundo; por eso tan larga transformación, por eso su formación militar, pues deben luchar contra la potencia del sol. Dado que en esos tiempos el mundo está invertido –lo de abajo ha cubierto a lo de arriba– deben ser borrados, así como hablar y actuar “al revés”.
Poco después de las dos de la tarde comienza la persecución del Nazareno, quien primero está con los judíos, repentinamente se va a la casa de Huazamayor de donde sale corriendo y se hace el dormido debajo de un árbol; es descubierto por los borrados, quienes en columnas, una por un lado y en una dirección y la otra por el otro en dirección contraria, lo rodean y lo acorralan, pero escapa. En un segundo intento hacen lo mismo cerca del Patio de los Moros, pero nuevamente escapa, hasta la tercera ocasión, alrededor de las tres de la tarde, en la que lo apresan cerca de la iglesia. Lo detiene un Capitán y luego otros judíos lo atan y lo tiran al suelo, boca arriba, con la cabeza hacia el poniente, le hacen juicio y lo sentencian. Lo presentan frente a la iglesia, lo llevan a realizar el viacrucis del interior del atrio y, mientras los Capitanes se suben a la cruz atrial, crucifican al Nazareno en una gran cruz de madera en la que lo llevan a hacer el circuito procesional por la comunidad, que termina en la Casa Fuerte. Acto seguido, los judíos se dirigen a la casa de Huazamayor donde bailan y cantan,35 creando el mundo entendido a la manera náayeri conforme lo mencionan:
¿Dónde estamos en realidad?
Estamos en Téijmata’ [este]
¿Dónde estamos en realidad?
Estamos en Huáahuta [oeste]
¿Dónde estamos en realidad?
Estamos en Tzéréeme’en [norte]
¿Dónde estamos en realidad?
Estamos en Cuamereché [sur]
¿Dónde estamos en realidad?
Estamos en Tajapuá (arriba)
¿Dónde estamos en realidad?
Estamos en Tajeté (abajo)
¿Dónde estamos en realidad?
Estamos en Nainjapua (en todas partes)
(Casad, 1989: 114).
Mientras esto sucede en el exterior, en el interior de la iglesia desde el amanecer hay una nueva transformación; lo del día anterior se retira, la “corona” y las ramas verdes son arrojadas afuera del atrio, del lado oriental, y todo se llena de flores de clavellina (Preudobombax ellipticum) rojas y blancas y frutos, especialmente naranjas.
Por la tarde/noche se lleva a cabo la “procesión de mujeres” con los “angelitos”, encabezada por Centurión en su enjaezada montura, seguido por Nazareno crucificado y Santo Entierro en andas y rodeada por los borrados, lo que se asemeja a una “serpiente”36 con el “cuerpo” lleno de flores o “serpiente floreada”: la fuerza vital del mundo de abajo que le ha dado muerte a Cristo-Sol, lo cual es necesario para que las lluvias puedan hacer su tarea. Los “angelitos” coloridos esparcen la fuerza vital a manera de flores (moños) por toda la tierra que ha sido creada por los judíos durante sus recorridos por el circuito procesional: la tierra florece, como dice el Génesis:
Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.
Ambos llenos de flores, de la misma manera en la que se encuentra toda la iglesia.
El Viernes Santo nuevamente la iglesia se desnuda por completo. Mientras esto sucede, se lleva a cabo la “instrucción” de los borrados: encabezados por un judío adulto, los niños tiznados deben seguirlo “sin perder el paso”; el mayor los lleva cuesta arriba por distintas partes de la comunidad, mientras los niños van quedando en el camino completamente sofocados. Los judíos jóvenes hacen formaciones “en cuadro” (véase foto 12): a la cabeza unos cinco borrados atrás de los cuales se integran cuantos quieran, respetando los lugares, avanzan en línea con “el paso del sapo”,37 se desplazan emitiendo su característico grito, sin prisa, desde su “cuartel”38 hacia otros espacios cercanos y regresando a su lugar. Todo esto se repite varias veces hasta el atardecer.
Alrededor de las tres de la tarde, los judíos se pintan motivos blancos o de colores sobre el tizne negro y aparecen con animales disecados, similar al siguiente momento del Génesis:
Dios dijo: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra.
Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.
Después de pintarse, realizan una procesión con la “corona” en andas, arriba de la cual se sube un niño borrado (véase foto 13). En seguida los pintados se dividen en dos grupos. Uno le da la vuelta al pueblo subiendo por el lado sur, y otro hace lo mismo por el norte. Los dos grupos se encuentran al poniente del pueblo, pero esta vez como enemigos. Pasan y se chiflan tres veces uno a otro, a manera de reto, para después entablar una fiera lucha en la que se lanzan bosta y después pelean cuerpo a cuerpo utilizando sables y lanzas. Un grupo vence y al que le dieron “muerte” es resucitado con jugo de limón. Luego de reanimarse, los grupos se trenzan de nuevo en lucha y se emboscan uno al a otro. El grupo que fue vencido resulta vencedor en esta ocasión y nuevamente los “muertos” son resucitados con limón.
Al concluir la procesión, aparece un pintado vestido de mujer que grita “pecados”39 de la gente desde afuera del atrio, relacionado con la “creación del hombre” según el Génesis:
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
Por la tarde, la gran comida de los judíos consiste obligadamente en productos vegetales –frutos: naranjas, plátanos; tortillas de maíz, arroz– y productos animales –miel, pescado, huevo–, como lo señala el Génesis:
Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.
El Sábado de Gloria por la mañana, los judíos reúnen a todos los burros de la comunidad y los encierran en el Patio de los Moros donde los incitan a aparearse (véase foto 14); es la culminación del proceso de fertilización de todo lo que está vivo: ha iniciado con ramas verdes –el Viernes de Dolores–, después con flores y frutos –el Jueves Santo– que “los angelitos” se han encargado de diseminar por la tierra creada por el paso de los judíos y concluye con los animales –el apareamiento de los burros–, lo que es posible porque las flores (semillas) han germinado y llenado de colores y alimentos toda la tierra.
Por la tarde, en medio de gran agitación, se Abre la Gloria con música, campanadas, cohetes y gran movimiento al interior y exterior de la iglesia (véase foto 15); cuando Nazareno sale corriendo de la misma, mueren los judíos que ruedan por el suelo y sus sables y lanzas son destruidos por Centurión, después de lo cual corren al río a bañarse. En ese momento inicia una larga misa acompañada de música de minuetes, durante la cual los participantes de la Judea se retiran del templo e ingresan las Autoridades Tradicionales y las mujeres. Antes de que acabe la misa, algunos judíos ya bañados van a la iglesia “a decirle al Dios que han cumplido”.
Al terminar la misa, las Autoridades Tradicionales salen de la iglesia y se encaminan al porche de la Casa Fuerte, donde ocupan sus lugares habituales y cuelgan sus bastones de mando: han recuperado el gobierno de la comunidad. Poco después, varios judíos ya bañados pero aún con el obligatorio calzón de manta pasean un Judas de zacate montado en un burro (véase foto 16), luego lo tiran al piso, lo rodean y le prenden fuego, le gritan y le avientan cosas.
El Domingo de Resurrección finalmente todos los dioses ocupan su
lugar habitual en el altar y limpian toda la iglesia (véase foto 17).
Ha concluído la Judea, pero no así las actividades de los judíos que han hecho manda, pues el 3 de mayo, cuando “ya queda la cruz”, en la apertura de la temporada de lluvias, tienen que llevar depósitos rituales a distintos lugares de particular importancia para los náayarite. Después, Cristo-Sol recién resucitado tendrá su momento culminante en la Santísima Trinidad (junio), la fiesta de Tayau, el sol en plenitud, que será nuevamente descuartizado en Santiago/Santa Ana… y el ciclo continúa.
Entre sábado y domingo, Huazamayor y Centurión distribuyen entre la gente la comida que sus familias y ayudantes han preparado; algunos de estos alimentos se comen después en cada uno de los diferentes rituales durante el año, incluidos los mitotes, una de las maneras con las que enlazan con los rituales que se realizan en relación con el crecimiento del maíz, vinculando la muerte y resurrección de Cristo-Sol… y el ciclo continúa y continúa.
Entre los especialistas ha sido constantemente señalada la importancia de la Semana Santa para los náayarite, en tanto que rito de paso estacional y de los hombres, pero hasta ahora no se había comentado la condensación de las tres grandes creaciones que acontecen en el mismo ritual: la muerte y resurrección de Cristo-Sol, inicio de la cristiandad; el Génesis, origen del mundo para el catolicismo y la creación del mundo según los náayarite. Dar cuenta de ellas posibilita no solo comprender aún más la envergadura del ritual, también es un acercamiento al conocimiento del mundo de abajo o inframundo náayari como lugar de toda creación y a una de las maneras como la creación es posible, es decir, cuando se fusiona con el mundo luminoso y “llega” a la tierra; es la conjunción de la luz, el sol, el cielo, la oscuridad, el agua, el mundo de abajo, siempre en el lugar en el que está la tierra, desde donde los humanos trabajan para que ello sea posible. Son, entonces, tres haces de elementos requeridos: por un lado, el trabajo del sol, de lo luminoso, de lo de arriba; por otro lado, el trabajo de las aguas, de lo oscuro, de lo de abajo y, por último, el trabajo de los humanos que a lo largo del año preparan el encuentro entre todo para que resulte en la creación y fertilidad de la tierra; por ello la importancia de mencionar el largo proceso de preparación comunitaria e individual que hacen posible la Judea; es la vitalidad de danzas, música, semillas, flores y plantas: creación generada a partir del caminar de los judíos, donde germinan las flores de los angelitos.
Dar cuenta de las tres grandes creaciones realizadas en la Judea igualmente permite conocer algunos de los procesos históricos que no es tan fácil encontrar en documentos, pues si bien dicen lo que se ha querido enseñar –en este caso la evangelización–, no todo está escrito en cuanto a cómo se ha llevado a cabo; así, el análisis de la etnografía a partir de comentarios de los náayarite muestra que se han conjuntado, por un lado, las dos grandes creaciones para el catolicismo –el Génesis y el surgimiento del cristianismo con la muerte y resurrección de Cristo– y, por otro lado, ambas con la creación del mundo según los náayarite: tres haces de elementos en relación.
Benítez, Fernando (2019 [1989]). “Nostalgia del paraíso”, Los indios de México iii, pp. 171-226.
Benciolini, María (2012). “Entre el orden y la transgresión: el consumo ritual del peyote entre los coras”, Cuicuilco, 19 (53), pp. 175-193.
— (2014). “Iridiscencias de un mundo florido: estudio sobre relacionalidad y ritualidad cora”. Tesis de Doctorado en Antropología. México: Universidad Nacional Autónoma de México.
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Adriana Guzmán. Bailarina. Doctora, profesora-investigadora de la enah. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Especialista en antropología del cuerpo y del arte, particularmente de procesos rituales y artísticos del Gran Nayar y de la vida contemporánea. Miembro de diversos seminarios de investigación. Ha coordinado y participado en numerosos congresos, seminarios y publicaciones, entre las que caben destacar los libros individuales Mitote y universo cora (2002), Revelación del cuerpo. La elocuencia del gesto (2016) y Nayar, el sol de la oscuridad: tiempo, cuerpo, espacio y persona (2024); así como los libros colectivos México coreográfico. Danzantes de letras y pies, Caminos de la estética (ambos de 2017), Catálogo bibliográfico de investigación sobre danza en México (2018); Dilemas de la representación: presencias, performance, poder (2017), Inquietudes en torno a Das Unheimliche en la sociedad y el arte (2019), los dos últimos co-coordinados junto con Anne Johnson y Rodrigo Díaz Cruz; Presencia. Acciones estéticas y políticas (2023) en cocoordinación con Nelson Artega y con Jesús Jáuregui El trickster, una perspectiva antropológica (2024).