Recepción: 3 de marzo de 2022
Aceptación: 16 de junio de 2022
A History of Book Publishing in Contemporary Latin America
Gustavo Sorá, 2021 Routledge Taylor/ Francis Group, Nueva York, 225 pp.
La historia del libro y la edición es una corriente historiográfica en proceso de consolidación, en la cual se suele vincular el desarrollo del capitalismo de imprenta con el surgimiento de comunidades nacionales imaginadas, en un proceso que se remonta al siglo xix (Anderson, 2006). De ahí que el estudio de la cultura impresa se haya desarrollado en el marco de un nacionalismo metodológico que es preciso superar (Bourdieu, 2002). En Iberoamérica tenemos trabajos para países como España (Martínez, 2015), Argentina (De Diego, 2014) y México (Bello y Garone, 2020). Sin embargo, los fenómenos de producción, circulación y recepción de ideas a través de soportes impresos desbordan los marcos del Estado-nación, tal como lo señalan Gustavo Sorá (2003; 2017), Antonio Largo y Nicanor Gómez (2006) y Alejandro Dujovne (2014). Es un enfoque transnacional retomado a escala latinoamericana en el nuevo libro del antropólogo argentino Gustavo Sorá, A History of Book Publishing in Contemporary Latin America, publicado en febrero de 2021.
La obra examina la figura del editor como protagonista de la unificación simbólica del subcontinente durante el siglo xx. La apuesta latinoamericanista parece arriesgada, pero desde el principio aparecen marcadores editoriales que generan confianza en el lector. El primero corresponde al prólogo del historiador británico Peter Burke (p. xv), quien pondera la trayectoria académica de Sorá y su posicionamiento en diversos ambientes académicos. El segundo marcador es la pertenencia de la publicación a la serie Routledge Studies in Global Latin America, proyecto editorial que visibiliza el lugar del mundo cultural iberoamericano en la historia global de la modernidad occidental. El tercer marcador corresponde a la biografía intelectual del autor y a su madurez teórico-metodológica reflejada en múltiples investigaciones. De manera que el volumen es un esfuerzo de síntesis y actualización de una fructífera trayectoria académica.
La estructura del libro se conforma de ocho capítulos divididos en cuatro apartados, correspondientes a casos nacionales –Argentina, México y Brasil– y a uno de “perspectivas transnacionales”, si bien el título de éste puede llevar a equívocos, pues realmente la obra entera gira en torno a la transnacionalización de la edición. El autor supera la dicotomía local-global, ya que muestra la necesaria participación de intereses internacionales en la construcción de toda cultura impresa, sea ésta metropolitana o periférica.
En la construcción de la escala de estudio, Gustavo Sorá constata dos movimientos aparentemente paradójicos: uno de unificación y otro de fragmentación. De allí que hablar de la historia del libro en América Latina nos remita al espacio iberoamericano. El legado colonial hispánico y lusitano es un factor tanto de unidad como de discrepancia al momento de pensar lo nacional en perspectiva regional/global. En Hispanoamérica, el castellano ha significado el lugar de encuentro entre los agentes culturales involucrados, pero al mismo tiempo ha posibilitado la disputa por el dominio de un mercado bastante apetecible por su número de lectores potenciales. París, Nueva York, Madrid, Buenos Aires y México fueron espacios que buscaron constituirse en polos editoriales hegemónicos. A partir de la comparación e interacción entre las dinámicas editoriales de dichas ciudades Sorá establece una cartografía internacional del libro.
Una de las principales virtudes de la obra es su interdisciplinariedad, puesto que en cada capítulo establece un diálogo entre historia, antropología y sociología. Los sujetos estudiados –editores, autores, traductores– son el centro de dicho encuentro, y los impresos son artefactos culturales que permiten vislumbrar su capacidad de agencia; por eso ahondar en las dimensiones materiales/simbólicas de los libros le implicó salirse de esquemas preestablecidos: cronologías lineales, categorías fijas y contextos inmóviles.
La interseccionalidad entre edición, economía, sociedad, cultura y política se advierte en los múltiples caminos metodológicos explorados. Vincular diversas perspectivas de análisis lleva al autor a implementar variados instrumentos de recolección de información: etnografías, entrevistas, reconstrucción de catálogos editoriales, trabajo de archivo, lectura de epistolarios, registros fotográficos, entre otros; esas fuentes le permiten poner en diálogo acercamientos diacrónicos y sincrónicos desde una mirada de los agentes particulares hacia las estructuras socioculturales, políticas y económicas.
El libro no es una historia completa de la edición en América Latina, en cuanto que no es su objetivo, pero sí está pensado para quienes se inician en dicha materia. Debemos recordar que su público original es británico, por eso el recurso de los recuadros explicativos resulta acertado. En ocasiones el relato se interrumpe, a modo de paréntesis, por aclaraciones contextuales y teóricas que se pueden omitir o retomar después. Este diseño editorial le imprime un carácter didáctico a la obra y puede generar curiosidad en el lector no iniciado.
El apartado dedicado a Argentina comienza con un resumen de la historia del libro en dicho país entre 1810 y 1950. La elección de la larga duración se justifica en la búsqueda de umbrales de diferenciación progresiva de las prácticas editoriales. En el relato, la edición empieza a distinguirse de las prácticas de impresión y librería al punto de establecerse un auténtico gremio editor. Para el autor, los cambios en los esquemas de la producción impresa argentina pueden identificarse a partir de tres elementos: la participación de extranjeros en el mercado nacional, las publicaciones de bajo costo y el surgimiento del espacio iberoamericano del libro, éste estimulado significativamente por el exilio de intelectuales españoles desde mediados de los años treinta. Fue una plataforma transnacional que no solamente operó en sentido económico, sino que propició una división internacional de géneros editoriales. En dicho escenario, los productores culturales y los Estados nacionales entraron en relaciones particulares que llevaron a México a optar por las ciencias sociales y a Argentina por la literatura.
Otro elemento de análisis para el caso argentino es la traducción: una práctica sociocultural que promueve la apropiación de modelos generales de pensamiento, los cuales han servido para distinguir ideas de origen nacional. El acercamiento a esta temática se realiza a través de la trayectoria de Gregorio Weinberg como arquitecto de la colección “El Pasado Argentino”. Fue un proyecto editorial publicado primero solamente por la casa francesa Hachette y luego en coedición con Editorial Solar. La colección recibió el Premio Carlos Casavalle en 1957 por su aportación a la cultura argentina, reconocimiento que fue aprovechado por la empresa francesa para su posicionamiento en el mercado. El autor considera dicha experiencia un buen ejemplo del sistema de relaciones internacionales presente en cualquier producción simbólica de lo nacional. Weinberg es representado como un agente del libro que supo mediar entre los intereses comerciales extranjeros y su propia vocación.
Para el caso mexicano, Sorá analiza la conformación de la serie “Tierra Firme” del Fondo de Cultura Económica (fce). Sostiene que el Fondo logró establecerse como árbitro de la cultura latinoamericana a través de dicho proyecto continental. El autor se enfoca en las prácticas de publicación que sus agentes promovieron en la construcción simbólica de lo latinoamericano. La formación de una biblioteca que articulara una comunidad imaginaria tan extensa requirió de distintas acciones comerciales y culturales, al igual que de un número considerable de negociaciones entre agentes estatales y otros actores sociales. De nuevo, las instancias internacionales vendrían a desempeñar un papel preponderante, ya que el vínculo entre norte y sur resultaría sumamente importante para sujetos en geografías muy variadas.
El segundo capítulo dedicado a México explora la “guerra fría cultural” en el campo de la cultura impresa de los años setenta. La figura central que hila el análisis es Arnaldo Orfila Reynal: un editor de origen argentino que condujo exitosamente al fce entre los años de 1948 a 1965, pero que es despedido por disposiciones oficiales. Su simpatía abierta al proyecto revolucionario cubano, al igual que la inclusión de títulos críticos sobre la cultura mexicana le ocasionaron el antagonismo de las elites nacionales. Esa situación se vio acentuada por la animadversión del gobierno estadounidense hacia la circulación de ideas consideradas subversivas en el marco del control ideológico ejercido en la región. No obstante, el capital social y simbólico acumulado por Orfila le permitió emprender un nuevo proyecto, la editorial Siglo xxi.
Respecto a Brasil, el estudio se centra en los desarrollos institucionales de la industria editorial que posibilitaron el establecimiento de un mercado nacional entre 1936 y 1944. En esos años se dio un acercamiento inusitado entre las editoriales y las instituciones estatales. La aproximación se debió a la creación de acuerdos comerciales propicios y a la política pública de convertir al ciudadano en lector. La perspectiva es espacial: se analiza la manera en que los mercados regionales, que operaban de manera fragmentada, terminaron cediendo a un proceso de unificación. En este proceso, el creciente autoritarismo político no desembocó en un estancamiento del mundo del libro, al contrario, fue un momento de boom editorial. El imperativo de unidad cultural evitó que la burocracia estatal fuera demasiado coercitiva con los intelectuales críticos y con sus casas editoriales.
La figura preponderante en la mediación entre el Estado brasileño y los intelectuales críticos durante el boom editorial fue José Olympo: fundador de la principal casa editorial del siglo pasado, que llevaría su mismo nombre. El autor dedica un capítulo entero al análisis de las transformaciones experimentadas por dicha empresa a largo plazo. El ejercicio se efectúa a partir de una comparación entre la época inicial y el estado de la organización en la década de 1990. En sus primeros años, la casa fue un espacio de sociabilidad en que el parentesco práctico y el genealógico se combinaban en torno a Olympo como patriarca. José Olympo no tuvo altas aspiraciones intelectuales, más bien fue un promotor cultural que medió entre diversas instancias involucradas en el mundo del libro: creativas, políticas y económicas. Sin embargo, en la última década del siglo xx la Editorial Olympo había transitado hacia un modelo mercadotécnico. La figura del editor se transformó en la de un profesional editorial, que respondía a intereses principalmente orientados hacia el vector comercial.
En la última parte, Gustavo Sorá aborda dos procesos de mediación intercultural a escala internacional. El primero es la participación argentina en la Feria de Francfort, el segundo la traducción de libros de ciencias sociales entre Francia y Argentina. Son espacios de intercambio que evidencian la asimetría entre los centros hegemónicos de producción cultural y los escenarios periféricos. Es una perspectiva compartida en la academia actual, pero que para el autor carece todavía de análisis más finos y empíricamente sustentados. El acercamiento etnográfico empresarial le permite trazar un esquema espacial de distribución y fluidez del poder entre los participantes de la feria alemana. De esta manera, va más allá de los lugares comunes en las cartografías del conocimiento (Burke, 2012), las cuales introducen la dimensión institucional y la acción de los intelectuales al análisis de la rivalidad cultural entre países, pero que no evidencian del todo la agencia de actores sociales intermedios que reproducen o resisten las asimetrías entre los distintos puntos. El enfoque metodológico de Sorá le permite, por ejemplo, establecer las formas en que los editores independientes han buscado participar en el mercado global del libro.
El libro termina con un examen de las formas específicas de dominación simbólica que se cristalizan en el comercio de ideas traducidas. Para el autor, las relaciones de poder implícitas en la venta y práctica de la traducción suelen pasar inadvertidas por los académicos, que perpetúan las diferenciaciones entre los centros de producción cultural, a la vez que no son estudiadas empíricamente por quienes abogan por un cambio en dichas asimetrías culturales: por ejemplo, los representantes de las “epistemologías del sur” (De Sousa, 2009). Al respecto, Sorá analiza las relaciones sociológicas e históricas concretas entre los diferentes actores del intercambio editorial establecido por Argentina y Francia. No niega la dominación simbólica, pero la extrae del terreno meramente ideológico. Su enfoque es propositivo al señalar que los estudios empíricos sobre la traducción pueden constituirse en insumos para impulsar políticas culturales internacionales más equilibradas.
Para finalizar, considero que el libro podría haber cerrado con una conclusión que presentara prospectivas a futuro. A lo largo de los capítulos van apareciendo otras líneas de investigación que merecen ser atendidas. Por ejemplo, la forma en que espacios nacionales periféricos se relacionaron con los grandes productores culturales; si bien existen trabajos para Colombia (Guzmán et al., 2018) y para Chile (Subercaseaux, 2010), éstos todavía no han sido articulados en una visión de conjunto latinoamericana. Asimismo, queda pendiente la inclusión de géneros editoriales menos trabajados –religiosidad, espiritualidad, ciencia aplicada–; sobre religión, el trabajo coordinado por Joaquín Algranti (2013) para el caso argentino aporta elementos teórico-metodológicos, que deben ser ampliados con trabajos empíricos de perspectiva transnacional; y en cuanto a los saberes aplicados, podría seguirse la propuesta planteada por Fernando García Naharro (2019) para España. Son nuevos emprendimientos investigativos necesarios y que seguramente recibirán mucha orientación de este trabajo de Gustavo Sorá.
Algranti, Joaquín (ed.) (2013). La industria del creer. Sociología de las mercancías religiosas. Buenos Aires: Biblos.
Anderson, Benedict (2006). Comunidades imaginadas: reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. México: fce.
Bello, Kenya y Marina Garone, (coord.) (2020). El libro multiplicado. Prácticas editoriales y de lectura en el México del siglo xx. México: uam Cuajimalpa.
Bourdieu, Pierre (2002). “Les conditions sociales de la circulation internationale des idées”. Actes de la recherche en sciences sociales, núm. 145, pp. 3-8. https://doi.org/10.3406/arss.2002.2793
Burke, Peter (2012). Historia social del conocimiento, vol. ii: De la enciclopedia a la Wikipedia. Barcelona: Paidós.
Diego, José de (dir.) (2014). Editores y políticas editoriales en Argentina (1880-2010). Buenos Aires: fce.
Dujovne, Alejandro (2014). Una historia del libro judío: la cultura judía argentina a través de sus editores, libreros, traductores, imprentas y bibliotecas. Buenos Aires: Siglo xxi.
García Naharro, Fernando (2019). Editar ciencia y técnica durante el franquismo: una historia cultural de la editorial Gustavo Gili (1939-1966). Zaragoza: Prensas de la Universidad de Zaragoza.
Guzmán, Diana et al. (ed.) (2018). Lectores, editores y cultura impresa en Colombia, siglos xvi–xxi. Bogotá: Universidad Jorge Tadeo Lozano / cerlac.
Martínez, Jesús (dir.) (2015). Historia de la edición en España (1939-1975). Madrid: Marcial Pons.
Largo, Antonio y Nicanor Gómez (2006). Un viaje de ida y vuelta: la edición española e iberoamericana (1936-1975). Madrid: Siruela.
Sorá, Gustavo (2003). Traducir el Brasil: una antropología de la circulación internacional de ideas. Buenos Aires: Libros del Zorzal.
— (2017). Editar desde la izquierda: la agitada historia del Fondo de Cultura Económica y de Siglo xxi. Buenos Aires: Siglo xxi.
Sousa, Boaventura de (2009). Una epistemología del Sur: la reinvención del conocimiento y la emancipación social. México: Siglo xxi.
Subercaseaux, Bernardo (2010). Historia del libro en Chile. Desde la colonia hasta el Bicentenario. Santiago de Chile: lom.
Juan Carlos Gaona Poveda doctorando en Historia del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Mérida, México. Magíster en Historia de la Universidad del Valle, Cali, Colombia; teólogo de la Fundación Universitaria Bautista, Cali, Colombia, y licenciado en Psicología y Pedagogía por la Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá. Ha sido docente en el programa de Historia de la Universidad del Valle, del programa de Teología de la Fundación Universitaria Bautista y del programa de Trabajo Social de la Fundación Universitaria Claretiana en Cali, Colombia. Autor del libro Disidencia religiosa y conflicto sociocultural. Tácticas y estrategias evangélicas de lucha por el modelamiento de la esfera pública en Colombia (1912-1957). Actualmente está terminando su tesis doctoral: “Una historia del libro evangélico en Hispanoamérica. La ciudad de México y el Río de la Plata, siglo xx”.