Yasuaki Yamashita y la búsqueda de una cultura de paz: lecciones desde Nagasaki

Recepción: 28 de abril de 2025

Aceptación: 6 de mayo de 2025

“En la ciudad en ruinas,
una flor de loto
florece en silencio.”
Haiku, anónimo

https://youtu.be/5sRSNZMLHps

El 26 de octubre de 2024 Yasuaki Yamashita brindó su testimonio como sobreviviente de la bomba atómica de Nagasaki en el Centro Cultural Universitario Caja Real de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, en el corazón histórico de la capital potosina. Acudieron alrededor de 200 personas con un rango de edades de los tres a los 92 años a escuchar con curiosidad, pero también para aprender de una de las pocas personas que han sobrevivido a un bombardeo nuclear; sus enseñanzas nos ayudaron a comprender el dramático significado de la palabra hibakusha, el que explicaremos más adelante. Tenemos nociones sobre el ataque nuclear que los Estados Unidos lanzaron contra Japón durante la Segunda Guerra Mundial, pero poco conocemos sobre las personas que sobrevivieron a este suceso: ¿qué enfermedades manifestaron con la radiación?, ¿qué comían?, ¿cómo se organizaron para reconstruir áreas que estaban en cenizas?, ¿en qué se enfocaron para sobrellevar la adversidad y la tragedia? Teníamos muchas dudas y esta breve entrevista es el resultado de lo que Yamashita nos compartió.

Tanto la charla al público, como esta entrevista, tienen como objetivo que los lectores posean de primera mano un ejemplo de vida del porqué es importante una cultura de paz; buscamos resaltar las vivencias de un sobreviviente del ataque nuclear norteamericano, que su experiencia forme parte de la memoria social y que sus palabras trasciendan las nociones teóricas propias de los saberes académicos de la antropología y la historia, que son importantes para la comunidad académica. Sin duda, el saber testimonial tiene más impacto en la memoria colectiva.

En cuanto a los referentes teóricos, existen clásicos como el pensamiento de Mahatma Gandhi, quien ocupa un lugar fundamental al proponer la no violencia (ahimsa) y la búsqueda activa de la verdad (satyagraha) como pilares para resolver conflictos y construir sociedades justas. Gandhi afirmaba que la paz no solo es la ausencia de guerra, sino la presencia de justicia social, armonía y empatía, elementos que deben cultivarse a través de la educación y el ejemplo personal (Bose, 1981: 159-161). Consideramos que esta entrevista muestra el ejemplo de un sobreviviente que lleva años difundiendo sus vivencias de resiliencia. He aquí la importancia y el privilegio de poder dialogar con Yasuaki Yamashita.

Por ello, daremos a conocer algunos aspectos de la cultura de paz, cómo Yamashita se ha convertido en uno de los promotores de este movimiento, conoceremos su historia, la que abordaremos en analogía con el anime El niño y la garza (2023) de Hayao Miyazaki.

La cultura de paz desde la antropología, la memoria histórica y el arte

La cultura de paz representa un paradigma esencial para la convivencia global, especialmente en un mundo marcado por conflictos armados y desigualdades. Autores como Elise Boulding (2000) y Johan Galtung (1996) han explorado este concepto desde perspectivas antropológicas y sociológicas, destacando la necesidad de abordar la paz no solo como ausencia de guerra, sino como una estructura activa de justicia y respeto mutuo.

La cultura de paz, según Galtung (1996: 11-13), se construye mediante la eliminación de la violencia estructural, entendida como las desigualdades sociales, económicas y culturales que perpetúan el conflicto. En este sentido, la antropología aporta un marco para comprender las prácticas y narrativas comunitarias que promueven la reconciliación. Por su parte, Boulding (2000: 1-7) sugiere que la paz debe ser cultivada desde las bases culturales mediante la educación, el arte y las tradiciones, fortaleciendo valores de cooperación y empoderamiento.

La labor de Yasuaki Yamashita es un ejemplo concreto de estas prácticas dentro de la cultura de paz: se centra no solo en visibilizar los horrores de las bombas atómicas, sino que ha construido un discurso para trascender el dolor y fomentar un mundo sin armas nucleares. ¿Cómo pudo un niño de seis años sobrevivir a un ataque nuclear? Su narración la podemos comparar con al anime El niño y la garza (2023),1 basada en la novela de 1937 escrita por Genzaburō Yoshino. En el anime, Miyazaki teje una historia que, aunque se encuentra situada en la Segunda Guerra Mundial, aborda temas universales como el duelo, la adaptación y la resistencia.

La historia presenta las vivencias de Mahito, el joven protagonista, quien enfrenta una pérdida devastadora en un entorno cargado de tensión. El anime de Miyazaki también actúa como un vehículo de memoria, abordando cómo las cicatrices de la guerra se transmiten a través de generaciones. Mahito lucha no solo con la pérdida de su madre durante la guerra, sino también con las expectativas de un mundo en reconstrucción. Esta experiencia resuena con las palabras de Yamashita: “Sobre los huesos se reconstruyó la ciudad”. Ambas narrativas subrayan la importancia de enfrentar el pasado para avanzar hacia un futuro más justo. En el audiovisual nipón aparece la figura de la garza real, que desafía y acompaña a Mahito, la que puede interpretarse como una representación simbólica del trauma y la esperanza. Este relato, en su complejidad, refleja cómo las historias individuales de sufrimiento pueden ser un punto de partida para la transformación personal y colectiva.

Por ende, el testimonio de Yasuaki Yamashita encuentra un eco en la narrativa de El niño y la garza al recordar el bombardeo atómico de Nagasaki, pues, al igual que Mahito, Yamashita enfrentó una realidad desgarradora, pero logró transformar su experiencia en un llamado a la acción para construir un futuro sin violencia. Así, la cultura de paz requiere una comprensión integral que incluya el arte, la memoria y la acción colectiva. El niño y la garza y el testimonio de Yamashita ilustran cómo las experiencias personales de pérdida y resiliencia pueden contribuir a un discurso global de reconciliación.

Por ello es importante la memoria social, un componente esencial de la cultura de paz, ya que permite reflexionar sobre los errores del pasado para una mejor comprensión del presente, pues indudablemente el olvido y la ignorancia favorecen los errores y la perpetuación de la violencia. Según Maurice Halbwachs (1992), la memoria colectiva se construye a partir de las interacciones sociales y resulta fundamental para la identidad y la acción colectiva. De esta manera, Yasuaki nos relató lo siguiente:

El 9 de agosto, una segunda bomba atómica, conocida como Fat Man fue arrojada sobre la ciudad nipona de Nagasaki, matando a unas 40 000 personas y dejando un saldo de más de 60 000 heridos. Yo tenía seis años en ese momento y jugaba en la montaña. Vivía con mis tres hermanas y mi mamá, pues mis otros tres hermanos y mi papá estaban luchando en la guerra. Recuerdo que mi madre nos llevó a un refugio, pero antes de entrar se sobrevino una luz terrible de casi mil relámpagos al mismo tiempo. Posterior a la explosión, fragmentos de ventanas y techos volaron sobre ellos, mientras Nagasaki ardía a lo lejos. La devastación incluyó no solo una destrucción material, sino también el sufrimiento humano. Yamashita recuerda a un niño con la espalda destrozada que falleció sin acceso a médicos, ni medicinas. A pesar de vivir a 2.5 kilómetros del epicentro de la explosión, la lluvia negra contaminada por la radiación cobró la vida de muchos más en los días posteriores.

Yasuaki y su madre abordaron un tren para ir a varios poblados y conseguir algunos camotes que intercambiaban por las pocas pertenencias que aún tenían, como kimonos o joyas. Su padre estaba trabajando en el astillero de Nagasaki, sobrevivió, pero lo reclutaron para que recogiera cadáveres y sucumbió a los efectos de la radiación. Con el paso del tiempo, Yamashita presenció las secuelas de las bombas en las generaciones siguientes, observando casos de cáncer, leucemia y malformaciones en infantes. Cuando trabajó en el hospital de Nagasaki, comprendió el impacto duradero de la bomba atómica. Nos comentó a manera de denuncia que nunca se brindó información a la población acerca de las consecuencias de haber estado expuestos al ataque nuclear, hasta que enfermaron.

Yasuaki pudo continuar sus estudios y se interesó especialmente en las clases de español con los jesuitas. Él ha tenido que atenderse de una anemia aguda, también causada por la radiación. Aun así, trabajó en el hospital de la bomba atómica en Nagasaki, donde recibían a sobrevivientes de los bombardeos. En este sitio conoció y luego experimentó la discriminación por ser un hibakusha (persona bombardeada), término japonés utilizado para referirse a las personas que sobrevivieron a los ataques atómicos de Hiroshima y Nagasaki en 1945.

Debido a que se ignoraban las secuelas de la radiación, hubo casos en que las personas excluían a los sobrevivientes por temor y desconocimiento a que “les contagiaran” las enfermedades generadas por la radiactividad. A tal grado que si se tenía la sospecha de que algunas mujeres hubieran estado en las zonas bombardeadas, eran vistas como inadecuadas para el matrimonio por temor de que pudieran transmitir problemas genéticos a sus descendientes y, en algunos casos, la familia del novio contrató detectives privados para investigar si habían estado en contacto o cerca de los ataques nucleares con la finalidad de cancelar la ceremonia nupcial (Serrano, 2020).2

Años después, le ofrecieron a Yasuaki trabajar como traductor en las Olimpiadas de 1968 celebradas en México. Llegó al Distrito Federal, hoy Ciudad de México, con la idea de permanecer dos meses y decidió que se quedaría a perfeccionar su español. Ahora (2025) radica en San Miguel de Allende. Fue a partir de 1995 cuando decidió compartir su historia públicamente para sensibilizar al mundo sobre la devastación causada por las armas nucleares. Su testimonio forma parte de los esfuerzos de la Confederación Japonesa de Supervivientes de las Bombas Atómicas de Hiroshima y Nagasaki, mejor conocida como Nihon Hidankyo, fundada en 1956. Esta organización se dedica a promover el desarme nuclear y a defender los derechos de los hibakusha que, ya mencionamos, es como se les denomina a las víctimas de los bombardeos atómicos. Sus actividades incluyen la difusión de testimonios sobre las devastadoras consecuencias de las bombas nucleares y la participación en movimientos internacionales en favor de la paz (Greenpeace España, 2024).

En 2024, Nihon Hidankyo recibió el Premio Nobel de la Paz, un reconocimiento que destaca su incansable labor por un mundo libre de armas nucleares. Este galardón enfatiza la relevancia de los testimonios de los sobrevivientes como herramientas para generar conciencia global sobre los peligros del armamento nuclear y promover su abolición (Nobel Prize, 2024). Según datos de 2024, en Japón sobreviven aproximadamente 107 000 personas afectadas por los bombardeos, con una edad promedio de 85.6 años (AsiaNews, 2024). Precisamente, Yasuaki Yamashita representa un puente entre las experiencias de los hibakusha y la promoción de una cultura de paz a nivel global. Ha dedicado su vida a educar sobre los riesgos de las armas nucleares, contribuyendo de manera activa al legado de Nihon Hidankyo. Sus esfuerzos son muestra de la importancia de los testimonios personales como catalizadores para la paz y la reconciliación mundial (González, 25 de octubre de 2024).

Reflexiones finales

El testimonio de Yasuaki Yamashita, sobreviviente de la bomba atómica en Nagasaki, proporciona una narrativa sobre las consecuencias de la violencia extrema. Su labor educativa y su compromiso con la abolición de las armas nucleares se alinean con los ideales de paz positiva planteados por Johan Galtung, que promueven la reconciliación y la memoria como instrumentos para evitar futuros conflictos (González Morales, 2024). Testimonios como el suyo también han sido abordados desde un tratamiento artístico, es el caso de la película El niño y la garza (2023), un anime que explora las cicatrices de la guerra y la importancia de la paz mediante una narrativa emocional y simbólica que conecta a las nuevas generaciones con la memoria histórica.

Como subrayamos al inicio, la cultura de paz –entendida como un conjunto de valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y promueven la resolución pacífica de los conflictos– tiene fundamentos teóricos y prácticos en las contribuciones de figuras como Mahatma Gandhi, Elise Boulding y Johan Galtung. Gandhi propuso la no violencia (ahimsa) como un principio esencial para transformar conflictos, demostrando que el cambio social puede lograrse mediante acciones pacíficas y resistencia moral (Gandhi, 1983). Por su parte, Elise Boulding (2000: 56-59) enfatizó el papel de la imaginación social y de las comunidades como agentes activos para construir una paz sostenible, destacando la importancia de las narrativas colectivas y la educación para la paz. Johan Galtung (1996: 9-24), conocido como el padre de los estudios de paz, desarrolló el concepto de paz positiva, que va más allá de la ausencia de violencia y se enfoca en la justicia social, la equidad y el bienestar estructural.

Sin duda, el Premio Nobel de la Paz otorgado a Nihon Hidankyo en 2024 representa un reconocimiento global a las víctimas de las bombas atómicas y a su incansable lucha por el desarme nuclear. Este galardón refuerza la relevancia de los testimonios de los hibakusha como herramientas pedagógicas y políticas para sensibilizar a la comunidad internacional sobre los riesgos del armamento nuclear y fomentar una cultura de paz mundial (Nobel Prize, 2024).

En conjunto, estas perspectivas muestran que la construcción de una cultura de paz requiere de un enfoque multidimensional que combine teorías académicas, narrativas personales y expresiones artísticas. La paz no solo implica la ausencia de conflicto, sino también la presencia activa de justicia y memoria. Este enfoque integral permite abordar las complejidades de los conflictos modernos y abre caminos hacia una convivencia más equitativa y solidaria.

Bibliografía

AsiaNews (2024). Nobel Peace Prize to the Hibakusha: ‘Message for Today’s Wars. Recuperado de https://www.asianews.it/news-en/Nobel-Peace-Prize-to-the-hibakusha:-‘Message-for-today’s-wars’-61688.html

Bose, Anima (1981). “A Gandhian Perspective on Peace”, Journal of Peace Research, 18 (2), pp. 159-164. Recuperado de: http://www.jstor.org/stable/424207

Boulding, Elise (2000). Cultures of Peace: The Hidden Side of History. Nueva York: Syracuse University Press.

Galtung, Johan (1996). Peace by Peaceful Means: Peace and Conflict, Development and Civilization. Londres: Sage.

Gandhi, Mahatma (1983). An Autobiography: The Story of my Experiments with Truth. Boston: Beacon Press.

González Morales, Omar (2024). “Yasuaki Yamashita relatará heridas de explosiones nucleares en San Luis”, La Jornada, 25 de octubre. Recuperado de https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/10/25/cultura/yasuaki-yamshita-relatara-heridas-de-explosiones-nucleares-en-san-luis-7097

Greenpeace España (2024). Comunicado sobre la concesión del Premio Nobel de la Paz a Nihon Hidankyo. Recuperado de: https://es.greenpeace.org/es/sala-de-prensa/comunicados/comunicado-de-greenpeace-sobre-la-concesion-del-premio-nobel-de-la-paz-a-nihon-hidankyo/

Halbwachs, Maurice (1992). On Collective Memory. Chicago: University of Chicago Press.

Serrano, C. (2020). “Hiroshima y Nagasaki. La dramática vida de los hibakusha, los sobrevivientes de las bombas atómicas que luego sufrieron miedo, culpa y discriminación”. BBC Mundo, 9 de agosto. Recuperado de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-53675074

Nobel Prize (2024). Nobel Peace Prize 2024 Announcement. Recuperado de https://www.nobelprize.org/prizes/peace/2024/press-release/


Greta Alvarado Lugo es doctora en Estudios Antropológicos en El Colegio de San Luis, México. Posee un máster y un título de Especialista en Arte de India de la Universidad Complutense de Madrid, España, y también cuenta con una diplomatura en Asia de la Universidad del Chaco Austral, Argentina. Miembro de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África (aladaa), la Red América Latina y el Caribe sobre China unam-cechimex, de la Red Académica Latino (e Hispano) Americanista sobre Estudios Sinológicos de la Universidad de Costa Rica y de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África. Desde 2019 es catedrática en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (uaslp), México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (snii), nivel candidato.

José Luis Pérez Flores es doctor en Historia del Arte por la unam. Desde 2010 y hasta la fecha se desempeña como profesor investigador de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades. Cuenta con Perfil Deseable prodep. Miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores, nivel i. Imparte clases a nivel licenciatura, maestría y doctorado; ha dirigido tesis de grado y posgrado. Ha publicado un libro de autor, coordinado varios libros colectivos; también ha escrito artículos científicos en revistas indexadas y arbitradas nacionales e internacionales. Participante en eventos académicos en México, España, Estados Unidos, Perú, Ecuador, Colombia e Italia.

Yasuaki Yamashita nació en Nagasaki en 1939, seis años antes del lanzamiento de las dos bombas nucleares en Japón. Yamashita se ha dedicado a compartir su testimonio, contribuyendo a la preservación de la memoria histórica sobre el bombardeo y abogando por la paz y la abolición de las armas nucleares. Sus esfuerzos han sido clave para educar a las nuevas generaciones sobre las consecuencias devastadoras de la guerra nuclear y para hacer conciencia sobre la necesidad de un mundo sin armas nucleares.

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