Recepción: 31 de julio de 2022
Aceptación: 22 de noviembre de 2022
En este artículo analizamos un rumor que narra cómo las medidas de sanitización gubernamentales contra el coronavirus fueron, más bien, estrategias para contagiar a la población con el virus y eliminarla. Este rumor circuló en diferentes regiones de México generando múltiples protestas colectivas. Lejos de la visión que condena el rumor y las narrativas conspiracionistas por ser falsos, en este estudio entendemos que estos fenómenos permiten comprender lo que se considera verosímil e inverosímil en un contexto determinado. Por ello, presentamos las versiones que circularon en San Antonio de la Cal, Oaxaca, así como los elementos narrativos que le confieren verosimilitud e inverosimilitud. El estudio se basa sobre todo en un análisis de las conversaciones generadas en Facebook y entrevistas personales; demuestra que el rumor estaba articulado a narraciones conspiracionistas y relatos locales que hablan de la desconfianza que se tiene en las autoridades. Asimismo, analiza su uso político por grupos opositores a dichas autoridades.
Palabras claves: coronavirus, México, pensamiento conspiracionista, rumor, verosimilitud
“they are fumigating the coronavirus.” conspiracy rumors on social networks and their political uses in mexico
In this article we examine a rumor that claimed that governmental sanitization measures against the coronavirus are actually strategies to infect the population and eliminate it. This rumor circulated in various regions of Mexico, generating multiple community protests. This study separates itself from an approach that condemns rumor and conspiracy theories for being false, and takes into account that these phenomena help provide an understanding of what is considered plausible or not in a certain context. We present the versions that circulated in San Antonio de la Cal, Oaxaca, as well as narrative elements that confer plausibility and implausibility. The study is based primarily on an analysis of conversations generated on Facebook and personal interviews. It shows that the rumor was connected to conspiracy narratives and local accounts that discussed a lack of confidence in the authorities. Furthermore, its political use by groups opposing the authorities is examined.
Keywords: rumor, coronavirus, verisimitude, conspiracy theory, Mexico.
Los rumores son vías de acceso a universos insospechados, a formas desconocidas de pensar y de sentir de diferentes grupos sociales, a experiencias inéditas de las comunidades. Son brechas para entender tanto las inquietudes, zozobras e ilusiones que se han vivido en el tiempo de la pandemia del covid-19, como las distintas nociones de la salud, la enfermedad y maneras de prevenirla. Este texto presenta resultados de una investigación que trata acerca de múltiples rumores que han circulado en México sobre el fenómeno del coronavirus en las redes sociodigitales, especialmente en Facebook y Twitter. Hemos privilegiado aquellos que han tenido impacto social y ocasionado movilizaciones o acciones colectivas.
El rumor que analizaremos aquí narra que las medidas de sanitización implementadas por el gobierno –las cuales deberían servir para reducir los contagios– son, más bien, estrategias para dispersar el coronavirus, “fumigarlo” y contagiar a la población. Dicho rumor ha estado circulando desde 2020 en puntos muy distantes entre sí en el territorio nacional (como el Estado de México, Chiapas o Oaxaca) y ha generado una acalorada conversación en las redes sociodigitales. La última versión que conocemos de este se difundió en Veracruz en octubre de 2021 y decía que se buscaba contagiar y esparcir la enfermedad a través de drones, propiedad del ejército federal, lo que ocasionó que algunos pobladores derribaran dichos artefactos. Aquí presentaremos el caso de San Antonio de la Cal, Oaxaca.
Estas versiones del rumor ponen en escena dramas sociales, económicos y políticos que ha estado viviendo la población en los tiempos de incertidumbre de la pandemia. Constituyen también un lenguaje metafórico y simbólico para denunciar a sus gobernantes y las instituciones, de las cuales desconfían profundamente. En un trabajo anterior planteamos que múltiples rumores que han circulado en México desde 2020 funcionan como una constatación o aviso de un posible exterminio de la población del que pocos hablan y casi nadie se atreve a denunciar: “nos están matando”, una figura elíptica que permite rellenarse de múltiples maneras y genera muchas variaciones (Zires, 2021). Aquí seguimos explorando esta figura y el régimen de verosimilitud que la sustenta.
Es de destacar que algunas de las variantes del rumor sobre la “fumigación del coronavirus” han sido utilizadas por grupos opositores a ciertas autoridades municipales para criticarlas, deslegitimarlas, así como desprestigiar a los sectores a los que pertenecen o a los que están ligados. De esa manera queda totalmente visible la dimensión política de muchos rumores que han circulado en la pandemia.
Ahora bien, para que el rumor pueda ser utilizado políticamente debe ser plausible para la población en la que circula, debe poseer un mínimo de verosimilitud para que se pueda difundir y debe estar articulado a nociones o discursos preexistentes, de otro modo no podría generar movilizaciones colectivas. Entre esas nociones preexistentes se encuentran las explicaciones conspiracionistas que han circulado no solo en México, sino a nivel global y que han adquirido significaciones particulares o interpretaciones locales, como veremos en el caso analizado. A estos aspectos queremos dirigir nuestra atención.
En esta investigación el rumor está concebido como un relato incompleto y en permanente transformación de acuerdo con el contexto histórico y cultural en el que circula (Zires 2001, 2005). Debido a su naturaleza cambiante, es importante reconocer sus múltiples versiones y transformaciones.
El rumor se produce en los intersticios de las instituciones y circula por canales informales de comunicación, tanto por las redes sociales tradicionales (familiares, vecinales, etcétera), así como en espacios digitales en internet más o menos interactivos y en redes sociodigitales (Facebook, Twitter, YouTube, entre otros). En el pasado era solo un fenómeno oral. Actualmente adquiere formas orales en contextos presenciales, así como modalidades auditivas, escritas, visuales y audiovisuales vía mensajes de lectoescritura tradicional o recodificada, microproducciones audiovisuales y “memes” que circulan por la telefonía móvil en aplicaciones como Messenger o WhatsApp, entre otros. Es una forma de comunicación mediatizada, hipermediática y multimodal (Zires, 2017, 2021).
Se distingue, en ese sentido, de la noticia o de la historia en que son relatos legitimados que circulan por canales institucionales de una sociedad. El rumor está ligado al “se dice”, a la voz anónima, y al “no se dice”, a lo que el gobierno o instancias políticas frecuentemente censuran.
Los rumores son fenómenos grupales y colectivos que atraviesan los grupos sociales y a veces los diferentes contextos culturales. En las últimas décadas han ido adquiriendo un carácter más global. Este es el caso de los rumores que se relacionan con la pandemia del coronavirus.
En la acepción que interesa aquí, el rumor está desligado del paradigma de lo falso versus verdadero y de la visión que vincula a la noticia con la verdad y la objetividad, así como al rumor con la falsedad y la subjetividad. Desde esta perspectiva, el rumor está ligado a lo verosímil, al conjunto de convenciones sociales y culturales que establecen lo que se puede decir y lo que no se puede decir en un contexto determinado, así como la manera de decirlo. Dichas convenciones, más o menos explícitas, emanan de lo que hasta un momento dado ha sido formulado de los discursos que lo preceden (Zires, 2001)2.
En ese sentido nos interesa saber qué es lo que hace verosímiles o inverosímiles a los distintos rumores que sobre la pandemia han circulado en México. ¿Cuáles son los diferentes regímenes de verosimilitud que configuran su creación y transformación?
De igual forma, estamos interesados en explorar los puntos de conexión entre los rumores y las narraciones de corte conspiracionista, alejándonos de la visión que los estigmatiza por su falsedad y los liga con lo patológico, para analizar lo que los hace verosímiles. Así podemos reconocer otras formas de interpretar el mundo y de producir otras verdades.
Esta no es una discusión aislada, Boullier y sus colegas recientemente pusieron énfasis en la posibilidad que abre este giro epistemológico:
Debemos documentar la variedad de discursos y epistemologías que ponen en tensión la fabricación de la verdad, junto con los tipos de pruebas y grupos en los que se apoyan. En resumen, hoy están en juego los límites de la ciencia: los límites de los intereses privados o políticos, cuya porosidad denuncian los “conspiradores”; y los límites entre la ciencia legítima y la desviada, que estos actores querrían imponer. En lugar de tomar partido en estas cambiantes y complejas controversias, las ciencias sociales se beneficiarían de la observación del trabajo desplegado por ambos lados de estas líneas (Boullier, Kotras y Siles, 2021: 12)3.
Los rumores pueden contribuir a articular acciones aisladas individuales o colectivas al insertarlas dentro de cierto marco de inteligibilidad. De ahí que en muchas ocasiones haya una relación íntima entre rumor y acción colectiva. En algunos estudios se investiga cómo estas acciones colectivas se han desencadenado a partir de rumores. Farge y Revel (1998) destacan, por ejemplo, la significación de las revueltas y linchamientos que se generaron a partir de rumores de secuestros infantiles en París en 1750. En ese análisis es subrayada la lógica de la significación múltiple y de la improvisación en las acciones colectivas sobre la base de explicaciones y guiones preestablecidos. Nos parece fundamental retomar esta perspectiva, ya que permite deslindarse de visiones unilineales.
El rumor que dice que están contagiando o “fumigando” a los pobladores en San Antonio de la Cal, así como las acciones individuales y colectivas que de ahí se han derivado, no deben ser tratados desde una perspectiva unifocal en la que se criminalice y se coloque en el centro a ciertos culpables –a los que impidieron las medidas de sanitización– como símbolo de la ignorancia y de la estupidez humana. Nuestro enfoque sugiere más bien adentrarnos en las lógicas de significación social y verosimilitud de los múltiples relatos que han circulado en esa zona y en muchos otros contextos antes de esa fecha, lo cual permitirá descubrir puntos de convergencia narrativa e interpretación entre dichos relatos locales junto con las explicaciones conspiracionistas que han circulado a nivel mundial. Este enfoque invita a analizar los sectores políticos que contribuyeron de forma importante en su difusión local, así como los que intentaron contrarrestarla.
El 27 de mayo de 2020 en San Antonio de la Cal, Oaxaca, habitantes del municipio impidieron que se llevara a cabo la sanitización en las zonas públicas de esta localidad porque creían que estaban esparciendo el coronavirus. Esta medida de desinfección, pensada según autoridades de salud para reducir contagios ante la enfermedad, consistía, según los habitantes, más bien en todo lo contrario, en una diseminación de dicho virus.
De acuerdo con diferentes diarios nacionales y locales,4 los pobladores obstaculizaron la sanitización con palos y algunos machetes en la mano, y retuvieron por un tiempo a los trabajadores encargados de esta, una brigada dependiente de la Secretaría de Salud estatal. Los brigadistas pronto salieron huyendo a la presidencia municipal, adonde los manifestantes lanzaron después piedras y gases lacrimógenos, dañando algunas partes del palacio municipal y de la camioneta de su presidente; asimismo, bloquearon calles para que no entrara la policía ni la Guardia Nacional. Ante esa situación, el presidente municipal, Alfonso Vázquez, salió a la explanada, intentó dar una explicación y convencer a la población, pero terminó asegurando que las medidas de sanitización se suspendían, hizo entrega a los manifestantes del líquido que se estaba utilizando y la brigada salió del lugar resguardada por la policía.
Según los diarios El Universal y Publímetro, los pobladores llegaron a gritar: “Nos quieren matar” y “el líquido propaga el virus”.5 De acuerdo con La Jornada algunos mensajes enviados por grupos de WhatsApp habían circulado entre la población y alentado la reacción colectiva:
Vecinos del lugar informaron que mediante grupos de WhatsApp fue enviado un audio en el que un varón señala que las autoridades municipales deben entregar 60 fallecidos por día a partir de la siguiente semana, por ello es que están efectuando actividades de sanitización, esto con el objeto de esparcir el virus del covid-19, además se les pide que en caso de enfermarse eviten visitar los centros de salud. En este audio se pide a las personas que se unan y eviten al personal de salud lleven a cabo estas labores de desinfección, pues los “gases” afectan directamente a los pulmones y a los bronquios6 (las cursivas son nuestras).
Por su parte, el diario Milenio señaló que opositores al presidente municipal habían participado azuzando a la población en las redes sociales. 7 En ese mismo sentido un diario local, Diálogos Oaxaca, escribió que en la acción de protesta había participado un sector de fuerzas políticas del ámbito local, incitando a la movilización y a la violencia: “un grupo de choque identificado con el excandidato a la presidencia municipal, Juan Carlos Pascual, bloquearon y lanzaron bombas de gas lacrimógeno”. Esta situación lleva necesariamente a tomar en cuenta el contexto social de San Antonio de la Cal y un conflicto poselectoral que ha estado latente en el ayuntamiento y a reflexionar sobre la dimensión política del rumor.
San Antonio de la Cal forma parte de la zona conurbada de la ciudad de Oaxaca, a cinco kilómetros de su centro y en dirección al aeropuerto. En las últimas décadas ha crecido su población ampliándose la zona geográfica que abarca. En el centro o casco de este municipio vive la población original, los así llamados “nativos” o “caleros”, quienes se distinguen de la población que ha llegado a vivir allá, los “avecindados” o “fuereños”.
Se rige por un régimen electoral municipal en tensión: una mezcla entre sistema de usos y costumbres y el sistema partidista, lo cual refleja la tensión entre nativos y fuereños. Por una parte, es uno de los muchos municipios del estado de Oaxaca que se rigen por el régimen de usos y costumbres para elegir a sus autoridades municipales, por lo que votan en una asamblea local.8 Los caleros abogan sobre todo por este régimen. Ellos controlan dicho sistema y sus reglas de participación (que exigen al candidato haber tenido compromiso con las festividades religiosas y servicios comunitarios), lo que tiende a dejar de lado a los fuereños. Este último grupo, al contrario, ha abogado en las últimas décadas por el respeto de la ley electoral y del sistema partidista que les permita participar en elecciones locales, aunque no cumplan con los requisitos del sistema de usos y costumbres.9 De ahí que en esta municipalidad el régimen de usos y costumbres no esté desligado, como en otros municipios, de la lógica de los partidos, y por ello se conforman planillas según colores. En el momento en que las planillas lanzan sus campañas, intervienen los partidos políticos con sus estructuras organizativas y apoyos desde el centro del estado o del país, pero las elecciones tienen lugar en una asamblea local, sistema que en ciertos momentos exhibe muchas contradicciones.
Tradicionalmente San Antonio de la Cal se ha considerado un bastión priista, pero conforme otros partidos han ido creciendo, el Partido Revolucionario Institucional (pri) ha perdido importancia y algunos de sus simpatizantes han migrado a otros partidos, sobre todo a Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). En 2016 se votó para gobernador por el pri, pero en 2018 ganó Morena tanto en las elecciones estatales para diputados, como a nivel federal, en la elección para presidente del país al votar por López Obrador.
El 24 de noviembre del 2019 se llevaron a cabo elecciones locales en San Antonio de la Cal, en las que participaron diez planillas. En el transcurso de las elecciones se descubrió comprando votos de una manera exagerada a gente ligada al candidato naranja, Juan Carlos Pascual Diego, cercano al pri,10 quien estaba ganando. Ante eso, la población se manifestó en la asamblea y este candidato quedó descartado ese mismo día, por lo cual terminó ganando el candidato de la planilla verde, Alfonso Vázquez Santiago, cercano al Partido Acción Nacional (pan). Por este motivo, el candidato descartado, Juan Carlos Pascual, reclamó los resultados ante el Tribunal Electoral de Oaxaca, pero dicho tribunal validó a Alfonso Vázquez a principios de la pandemia de covid-19 en México, en marzo de 2020. Tras esta validación, el candidato Pascual siguió impugnando los resultados a nivel federal y solicitó nuevas elecciones, lo que llevó a una cancelación de los resultados de las elecciones en julio de 2020. Desde esa fecha, el municipio no ha tenido elecciones ni autoridades permanentes, sino solo administradores temporales que son designados por el senado local, el cual está regido sobre todo por las fuerzas partidarias de Morena.
Esto significa que, cuando afloró el rumor en la localidad, existía una situación de tensión política muy grande en el municipio entre los que estaban insatisfechos por el proceso electoral, los que apoyaban a Alfonso Vázquez (Poncho) y los que apoyaban al que impugnaba dicha elección (Pascual). Esto permite comprender el porqué los rumores y las acciones de protesta de la gente en el municipio fueron alentados o apoyados por este sector en disputa político electoral.
A partir de la cobertura mediática que realizaron diferentes informativos televisivos como los de Denise Maerker y Ciro Gómez Leyva sobre el impedimento de la sanitización en San Antonio de la Cal, en donde se retomaban imágenes, videos y testimonios que habían circulado en diferentes sitios de Facebook, se rastrearon estas publicaciones originales, así como los grupos y páginas de esta plataforma con el tema de San Antonio de la Cal, con el fin de adentrarnos a las conversaciones que se habían generado al respecto. Fue de interés recuperar en esas conversaciones los diferentes rumores que habían circulado, los discursos que le otorgaban verosimilitud e inverosimilitud, el tejido asociativo que había suscitado tanto el rumor como las formas de interpretarlo de parte de los usuarios en Facebook, la acción colectiva y, en general, el contexto sociopolítico. Entre las páginas de Facebook seleccionamos todas las referentes a asuntos de la localidad que estaban funcionando en ese momento, que eran cuatro, cuyos administradores, fuera de los oficiales, no eran identificables. En todas hubo una conversación más o menos confrontativa entre los que apoyaban el rumor y los que lo rechazaban y desaprobaban las acciones colectivas consecuentes. Entre las páginas estaban: el sitio oficial en 2020 Municipio San Antonio de la Cal, así como el sitio oficial en 2019 H. Ayuntamiento de San Antonio de la Cal;11 San Antonio de la Cal, Oaxaca, cuyos administradores estaban más inclinados a defender a las autoridades; Somos San Antonio de la Cal, gestionado por gente que ese día se mostró totalmente crítica a las autoridades locales; así como la página del presidente municipal en ese momento, Alfonso Ángel Vázquez Santiago. Analizamos también algunas páginas regionales de Oaxaca: Alerta Oaxaca, Oaxaqueando y otras relacionadas con medios de información locales: El Imparcial y Noticias Oaxaca Voz e Imagen, que generaron conversación crítica, aunque no aludían tanto al rumor y los procesos políticos locales y se concentraron en criticar a los que impidieron la sanitización. Sobresale el medio La Onda Oaxaca que subió a su página un video del momento en que los manifestantes se encontraban frente al Palacio Municipal protestando. De esa manera, retomó la visión de la misma gente manifestante.
Con el fin de tener una idea sobre lo sucedido en las elecciones en 2019 y el 27 de mayo de 2020, se realizó además un análisis informativo en los diarios locales del estado de Oaxaca y a nivel nacional en internet (Quadratín Oaxaca, Diálogos Oaxaca, La Jornada, Reforma, Milenio, Excélsior, Publímetro, Animal Político, Reporte Índigo).
Para poder comprender el contexto social y político desde dentro de la localidad e interpretar mejor las conversaciones sociodigitales, se entrevistó a profundidad a tres personas que han participado activamente en la vida comunitaria y política de San Antonio de la Cal: a un nativo, con estudios universitarios en educación que participó en la asamblea en las elecciones de 2019, y quien siguió el momento de irrupción del rumor y de las acciones colectivas el 27 de mayo de 2020 –dicho informante prefiere mantener su anonimato–; a Marina Méndez, quien desde hace más de una década vive ahí, ha trabajado en la Línea Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos y en múltiples proyectos comunitarios en contacto con los diferentes partidos a nivel local; y al mismo presidente municipal, Alfonso Vázquez, que es nativo, para conocer su visión de lo sucedido.
En las conversaciones de Facebook, si bien la mayoría pone en duda el rumor, se califica a sus difusores de ignorantes y se burlan de ellos, los insultan y denigran con términos racistas, clasistas y malinchistas; eso no impide que algunos posteen las distintas versiones del rumor y lo que lo hace verosímil desde diferentes ángulos o perspectivas, lo que permite tener acceso a la deliberación colectiva que se genera en toda producción de rumores. Un punto importante de la deliberación ese día es lo que significa la sanitización y la fumigación.
En los videos recuperados de la acción de protesta comentados antes, los manifestantes no utilizan el término de sanitización, sino “fumigación”. De sanitización hablan las autoridades entrevistadas y los reporteros. Ambas acciones, la sanitización y la fumigación tienen, sin duda, elementos que las asocian: la utilización de ciertas sustancias químicas, generalmente son desconocidas para la gente común; y las personas que esparcen dichas sustancias traen máscaras o trajes que los protegen, lo cual alude a cierta peligrosidad o cuidado a dichas sustancias. No es casual que en uno de los sitios de Facebook alguien pregunte precisamente ese 27 de mayo: “El pueblo exige una respuesta. A la autoridad municipal. Se está fumigando o sanitizando. Y para qué fin y con qué químicos lo están haciendo??” 12
En relación con las sustancias químicas que se estarían usando en la “fumigación” los usuarios expresan gran desconfianza por su posible peligrosidad y la utilización no precavida de estas: “son venenos”, “esta madre es veneno”. Desde una mirada más ecologista algunos expresan su poca utilidad: “Es un tiradero de dinero. Una contaminadera de calles y ambiente. Realmente no impide la proliferación de covid y sí mata a muchas otras formas de vida útiles”. En ese mismo sentido otro usuario añade una referencia al discurso científico: “La oms ya dijo que fumigar calles no sirve de nada. Repruebo el actuar de las personas y también el del gobierno al no seguir las recomendaciones de la oms”.13
Otras personas le otorgaron a la sanitización-fumigación un sentido claramente letal y, por lo tanto, más ligado directamente al propio rumor que generó la acción colectiva: “Solo quieren matar a más gente, como ya lo han hecho”; “es verdad a través de la fumigación están matando a la gente”. Varios usuarios trajeron ejemplos de lugares concretos en donde eso había sucedido, lo cual confería verosimilitud al rumor, como en Tuxtepec, San Fernando de Chiapas y la Central de Abastos: “Coincidencia o no pero un día despues de la fumigación aparecen contagiados de a montón, ahí cómo se los explicas? En Tuxtepec pasó algo similar, un día antes fumigaron y sanitizaron y al otro día pum la colonia con más de 10 infectados”; “Aquí en San Fernando Chiapas! Desde que fumigaron! Empezó a morir mucha gente! Qué casualidad? No!!”.
Otros elementos que contribuyeron a otorgarle verosimilitud al rumor de la “fumigación” del coronavirus fueron los relatos que versan sobre la desconfianza que les despierta el gobierno municipal y el hecho de que el cabildo no haya sido sanitizado, ni la casa del presidente municipal:14
Todos hablan, critican e insultan! Para quienes no sepan se dijo que se aceptaba la sanitización pero primero que empezaran por las casas del cabildo municipal, acaso alguno aceptó?, nadie aceptó porque saben que el líquido es tóxico.
No lo permitamos paisanos. Si poncho (se refieren al presidente municipal) quiere fumigar que empiece por su casa. Ojalá a él no se le muera su mamá o su hermana.15
Otro usuario añadió otro elemento narrativo que otorgó verosimilitud al rumor de la diseminación del virus no solo en San Antonio de la Cal, sino también en Ixtlahuaca, Estado de México, la mención de que “las fumigaciones” se lleven a cabo en la noche, “a altas horas de la noche” (Arcega et al., 2021):
La desconfianza es tan grande en las comunidades de Oaxaca y aún más desconfianza hay, cuando llega una camioneta blanca a tu comunidad a altas horas de la noche a querer fumigar las casas ajenas.
La suspicacia que suscitan el gobierno en general y las autoridades de salud es un tema recurrente que contribuye a otorgarle verosimilitud a las versiones del rumor de la diseminación del virus en las poblaciones en México. Las siguientes expresiones de los usuarios son ilustrativas en ese sentido: “lo que pasa es que el gobierno les ha mentido tanto que ya no saben si creer o no creer”; “pues conociendo al gobierno mexicano, no lo dudaría”; “pero la neta tampoco es que te puedas fiar de todo al gobierno”; “pues con este pinche gobierno, no dudo que sí les vayan a esparcir el virus”; “No permitan la fumigación, no confíen en el gobierno ni hospitales”.
En ese espacio conversacional de sospecha hacia las instituciones gubernamentales surgió varias veces la asociación del rumor de la “fumigación” del coronavirus, articulada con el rumor de que estaban matando a los pacientes en los hospitales que circuló en otras partes del país, sobre todo en Ecatepec, Estado de México, y ha sido analizado detenidamente en una publicación de Zires (2021). En esta versión del rumor, la fumigación no tiene un efecto letal, pero sí logra enfermar gravemente a las personas, por lo que estas deben ir al hospital y ahí las matan. Al hospital se le ve como un espacio de aniquilamiento sistemático de los pacientes que llegan a él.
Una de las versiones del rumor de que no existe el coronavirus, pero matan en los hospitales estuvo vinculada de forma clara con las visiones conspiracionistas:
No crean en los santos reyes, esa enfermedad no exsiste, el govierno ha hecho un pacto con todos los hospotales particulares o de govierno [que] es matar a toda persona que ingrese con cualquier tipo de enfermedad para que digan que es covid, habran los hojos por eso la gente ya se dio cuenta [que] tiene que salir a las calles [las cursivas y la conjunción “que”, la cual facilita la lectura, son nuestras].
Muchos de los rumores sobre la pandemia que circulan hoy en las redes sociales y grupos de WhatsApp en México están configurados por algunos elementos de las explicaciones o supuestas “teorías conspiracionistas”, como se les llama comúnmente en los medios, 16 aunque adquieren un toque local que es importante advertir, como es el caso en San Antonio de la Cal. Dichas explicaciones poseen un esquema o cierta lógica de pensamiento o interpretación de la realidad en la que se denuncia siempre una amenaza, un complot oculto de parte de un agente identificable que posee una intención maléfica, destructiva contra algunos sujetos, población o entidad específica localizable. Dicha instancia maligna posee recursos, poder y actúa en secreto junto con ciertos aliados que hacen posible su actuar (Campion Vincent, 2005: 104). De esto se desprende, por lo tanto, un patrón narrativo maniqueo y claro de víctimas y victimarios reconocibles, así como un esquema mecánico de causa-efecto. Según psicólogos sociales, este esquema simple es muy atractivo porque contribuye a otorgarle un orden sencillo y claro de interpretación a procesos complejos sociales, tal como sucede en el proceso y desarrollo de la pandemia del covid-19, en donde intervienen múltiples factores de salud y de distintos órdenes sanitarios, económicos, políticos, culturales, así como elementos del azar que crean muchas inquietudes en las personas (Douglas, Sutton y Cichocka, 2017).
En la versión última del rumor mencionada arriba se denuncia un engaño al señalar que no existe la enfermedad y que hay un pacto o complot oculto entre el gobierno y los hospitales (tanto particulares, como gubernamentales), un pacto de exterminio; asimismo, se justifica la acción colectiva que generó el rumor: “por eso la gente ya se dio cuenta [de que] tiene que salir a las calles”. Las víctimas son los pobladores y los victimarios son el gobierno y los hospitales. De hecho, en muchos de los comentarios en las diferentes páginas de Facebook seleccionadas aparece la figura del gobierno como el victimario por excelencia, el que “no informa”, el que “ha mentido”, el que “no es de fiar”, el que es “corrupto”, el que “ha hecho pacto con hospitales”, el que “nos quiere matar”.
Ahora bien, nos preguntamos qué posible interés podría tener el gobierno o los gobiernos en aniquilar a una parte de la población. En algunas versiones del rumor en Facebook aparece enunciado una posible razón: la sobrepoblación a nivel mundial, pero con ciertos tintes y variaciones locales o nacionales. En algunos casos dichos comentarios se enuncian para denunciar la conspiración contra los viejos e impedir el exterminio:
Las comunidades tienen razon, el gobierno qué garantía les dan para sanitizar, esos químicos desconocemos en [qué] puede afectar a las personas de la tercera edad. La gente esta asustada ahora es por la sobre población nosotros sabemos que le duele a nuestros viejitos (las cursivas y la conjunción “qué”, la cual facilita la lectura, son nuestra).
En otros comentarios sucede lo contrario, se denuncia el sentido ficticio de esa conspiración y se le califica como “información falsa”, pero ambos ejemplos demuestran la existencia de la noción de la sobrepoblación mundial que respaldaría las explicaciones conspiracionistas en tiempos de pandemia:
Esto pasa por la gente que no cree en la pandemia y se la pasa inventando y compartiendo información falsa de que van a fumigar para acabar con la sobrepoblación… [las cursivas son nuestras].
Es interesante que aquellos que califican dichas versiones conspiracionistas como información “falsa” y descalifican la supuesta estrategia gubernamental de “reducir la población” ponen en alerta a la población de San Antonio de la Cal sobre la circulación de mensajes escritos y auditivos por las redes sociodigitales:
Mi papá me acaba de mostrar un audio que recibió y andan enviando por mensajería en grupos de Whats App donde un tipo perejil dice que la gente debe impedir que saniticen porque solo es estrategia del gobierno para enfermar a la gente y reducir la población que los reptilianos, el orden mundial, el gluten, las antenas 5G y no se cuantas cosas más. No compartan esas cadenas de noticias falsas por eso pasa esto.
De acuerdo con el sitio de Denise Maerker, hubo un audio que circuló por las redes sociodigitales en San Antonio de la Cal que decía lo siguiente: “Los gobiernos llevan un convenio y deben de cumplir al entregar 60 personas al día. Tienen que entregar 60 muertos al día la próxima semana. Entonces, ¿qué quiere decir esto? Que compartan la información”.17
En el audio se pone el acento en un aspecto fundamental de la lógica narrativa conspiracionista: el pacto o convenio que involucra a la instancia gubernamental; en este caso se habla de “gobiernos” en plural, aunque no se precisa de qué gobiernos se trata, por lo cual, según su difusión, podría ser asociado a diferentes entidades gubernamentales de los ámbitos local, regional, nacional o mundial. Sin embargo, llama la atención que se precisa la cantidad de muertes por covid requeridas diarias: 60 personas, 60 muertos. A partir de la reacción colectiva que generó ese mensaje, se puede pensar que la cifra seguramente debe haber sonado aterradora para un municipio como San Antonio de la Cal.
En el sitio de la periodista no se señala la autoría de la producción del audio. Queda como una voz anónima que estuvo circulando en las distintas redes sociales de la localidad. Este audio nos fue referido también por los entrevistados de San Antonio de la Cal, tanto por Marina Méndez, como por el mismo presidente municipal. El otro entrevistado nativo señaló que ese audio no le había llegado, pero que le habían contado algo parecido: el rumor de que los presidentes municipales de las localidades de Oaxaca debían entregar tanto números oficiales por muerte de covid-19 como por contagio para “recibir remuneraciones económicas”. En esta versión destaca el móvil o interés de participar en dicho pacto gubernamental: el “bendito” dinero.
Una vez explicadas las versiones del rumor sobre la “fumigación” del coronavirus y presentados algunos de los elementos narrativos que les confieren verosimilitud (como los relatos de que la sanitización es más bien dispersión del virus, que esta se lleve a cabo en la noche y, sobre todo, las narraciones sobre la desconfianza que les suscitan todas las autoridades gubernamentales junto con las explicaciones conspiracionistas), conviene analizar el sentido de las acciones colectivas que generó dicho rumor.
A partir del análisis de un video transmitido en vivo y publicado por Onda Oaxaca en su sitio de Facebook logramos retomar las propias expresiones y enunciaciones de los manifestantes en el momento de la acción de protesta que tuvo lugar en la explanada, frente al palacio municipal, el 27 de mayo de 2020.18 En dicho video se recuperan las voces de quienes protestan, mayoritariamente mujeres, muchas de ellas vendedoras de tortilla, en un diálogo con el reportero. Aquí retomamos los testimonios de dos de estas mujeres que aparecen como líderes, quienes brindan su versión del rumor y se manifiestan contra la sanitización o “fumigación”; según ellas:
Hay gente de donde fueron a fumigar, ya se murieron. Ahorita acaba de morir una señora. Entonces, ¿a qué estamos jugando? De antemano ya sabemos que quieren muertos por la sobrepoblación. Pero no se vale que están agarrando a la gente, así pues, a la fuerza.
Ella narra la versión más difundida del rumor (donde fumigan: se muere la gente) y denuncia también el complot oculto, es decir, el plan de reducción de la población, así como el móvil de este complot, combatir la sobrepoblación. Seguramente alude al contenido del audio que había circulado en las redes sociodigitales en San Antonio de la Cal mencionado antes: “De antemano ya sabemos que quieren muertos por la sobrepoblación…”. La lógica de pensamiento conspiracionista se exhibe en toda su extensión claramente en el momento de la acción colectiva.
Otra vendedora de tortillas repite la misma versión del rumor:
En el mercado de abastos se cubrieron las personas, se lavaban constantemente las manos y no había ni un muerto. ¿Qué pasó? Nada más fueron a fumigar y empezaron a caer muertos, entonces lo que no queremos para nuestras familias, tenemos ancianitos aquí en San Antonio de la Cal, tenemos niños, tenemos gente enferma entonces, ¿por qué fumigar? Sabemos que eso nos está matando, entonces no queremos ya más.
Casi al final del video ambas manifestantes justifican su acción de protesta como defensa y resistencia del “pueblo”, de “la gente” y se advierte el apoyo que reciben de los presentes: “Entonces lo que yo digo aquí mucha gente ya se dejó, pero pocos somos los que no nos hemos dejado. Pero no importa, por mi pueblo meto las manos”. Ante eso, el grupo de pobladores aplaude a la mujer en señal de respaldo. La otra mujer después de su discurso se defiende de haber sido clasificada como alborotadora de la gente: “A mí ahorita ya me señalaron, ya me echaron la culpa, que yo estoy alborotando a la gente. Aquí la gente que diga si yo los estoy alborotando”. A esa petición, la multitud que está atrás en la explanada responde fuerte: “¡No!”.
La representatividad de la voz de estas mujeres debe verse en el contexto del papel que juegan las tortilleras en San Antonio de la Cal, lugar reconocido por sus tlayudas que son un tipo de tortillas típicas de Oaxaca, cuya producción y venta habían mermado en la pandemia.19
Ante la pregunta del reportero de si la comunidad no había estado informada, las mujeres repiten varias veces que no hubo ningún aviso y más bien reclaman que no participaron en la toma de decisiones, que no hubo ninguna “junta”, ni “una asamblea”, en donde la gente opinara al respecto. Añaden que el pueblo no pidió “que se fumigara”. De acuerdo con ellas, el presidente del municipio no es regidor “de nuestra vida, ni de nuestra casa, de nuestro pueblo”. El presidente no se mandaría solo, ya que se debe al pueblo: “Si el pueblo me puso, pues que el pueblo que me diga… mandará su casa, pero no el pueblo”. En sus palabras se traslucen los principios del régimen de usos y costumbres que los rige, y la importancia de la asamblea en la toma de decisiones de la localidad.
La acción de protesta se convirtió también en una caja de resonancia de muchos otros reclamos al presidente municipal que traducen el drama económico que estaban viviendo: dudas sobre si las medidas de sanitización estarían realmente promovidas por la Secretaría de Salud, reclamos por no haber recibido apoyos en el tiempo de la pandemia como otros pueblos vecinos los habrían obtenido y, lo más importante, por haber instalado filtros policiacos que impedían la entrada de alimentos de primera necesidad como son las tortillas, los elotes, el pan y el queso, entre otros. Lo que se insinúa es que la presidencia municipal estaría “lucrando con la pandemia”.
En sus discursos se advierte la noción de los caleros de ser víctimas de engaños de sus gobernantes locales: “que tampoco anden engañando a toda la gente del pueblo”; “a ver si es cierto que nosotros somos los mentirosos o ellos son los que están engañando al pueblo”.
En las conversaciones analizadas en los sitios de Facebook relacionados con San Antonio de la Cal y el estado de Oaxaca, las acciones colectivas generadas por la circulación del rumor de la sanitización fueron clasificadas desde muy diferentes perspectivas sociales, políticas e ideológicas. Las conversaciones revelan esas perspectivas y permiten adentrarnos en el marco social y las tensiones que se estaban viviendo en ese momento en la localidad; dan cuenta de la dificultad del diálogo entre sectores muy polarizados: entre los que apoyaban a las autoridades municipales, a Alfonso Vázquez –“Poncho”–, y los opositores a él, ligados al partido que impugnó las elecciones y su líder Juan Carlos Pascual.
Desde la perspectiva de aquellos que defienden a las autoridades municipales, tanto la difusión del rumor como las acciones contra la sanitización son actos de total ignorancia; se dice que se trata de gente que no lee, no investiga, que no sabe escribir y solo se nutre de chismes vía oral o por las redes sociales. Desde una perspectiva clasista, este sector se coloca en el lugar del que sabe, ha estudiado y estaría informado:
gente ignorante, póngase a leer, investigue… busque artículos de divulgación científica, para que se informe. Deje la ignorancia a un lado y ayude a su familia a no seguir esparciendo la ignorancia por doquier.
El problema es que esa gente solo cree chismes, no se toman el tiempo para investigar o preguntar por lo menos, solo salieron como chango con sus palos, ni como simios por esos razonan más.
El proceso de estigmatización social que acompaña las conversaciones polarizadas en las redes sociales florece también en este espacio. Los que comparten el rumor y participan en los actos de protesta son equiparados con changos o especies extintas, primitivas y salvajes:
…cómo me dan risa, es como ver una colonia de neandertales vivos, ya le hablé a National Geographic para que hagan un documental sobre ustedes.
Algunos usuarios de Facebook califican de una manera negativa la expansión del rumor y los actos de protesta que suscitó a partir del impacto que tendría en la opinión pública y fuera del pueblo. En ese sentido, sería un acto de deshonra, por el que todo el municipio sería señalado por ser habitado por gente incivilizada:
Es lamentable ke San Antonio se aya dado a conocer x cosas tan desagradables y es una lástima.
Ni porque están cerquita del centro de la ciudad son gente civilizada! […] San Antonio de la Cal, conocido por hacer la feria de la tlayuda, ha cambiado por ser conocido como el “Ecatepec” de Oaxaca.
En la comparación de arriba se advierte el sentimiento de humillación y el reconocimiento del proceso de estigmatización que había sufrido Ecatepec y el que ellos estaban sufriendo. Ser de Oaxaca y pertenecer a una comunidad oaxaqueña emergió como un estigma total que explicaba no solo la ignorancia en San Antonio de la Cal, sino la incapacidad de sus habitantes para razonar, así como para comprender el internet y las redes sociodigitales como Facebook o WhatsApp: “Pura ignorancia les brota, pinches paisanitos, por eso están como están”; “De oaxaca tenían que ser”; “Que alguien le quite el WhatsApp a la gente de Oaxaca”; “Pinches oaxacos se creen todo lo que ven en el feis”; “La gente de Oaxaca le das un poco de internet y se creen parte de la sociedad”. Estaba claro: eran seres inferiores. No merecían, por lo tanto, ser tomados en cuenta: “Aprende a escribir primero”; “dios mío, no tienes ni la secundaria y en serio quieres opinar, put4 bola de gente ignorante, son el cul0 de este país, mejor son la m1erda de este país”. La estigmatización social regional vino acompañada –en un caso también– de la estigmatización nacional, del malinchismo: “mexicanos siendo mexicanos”.
Un sector de los usuarios de Facebook, posiblemente ligado a las autoridades, interpreta la difusión del rumor y las acciones colectivas contra la sanitización como un acto de manipulación política de parte del sector opositor. Precisamente, los administradores del grupo de Facebook “San Antonio de la Cal”, cuyos nombres no aparecen en el sitio, lanzan esta interpretación en la noche, una vez concluido todo:
Y estas personas que iniciaron su desmadre son los mismos que están tratando de impugnar al cabildo actual. Los mismos representantes de las planillas y sus grupos de choque, nomás chequen quién estaba al frente del relajo. Quién destruyó las patrullas y retuvo a las personas. Y esas personas que estaban alborotando a la gente son los de la planilla naranja de juan Carlos, los de la morada de Facundo, los de la planilla rosa y también hubo gente de porfirio…
Algunos respaldan esta interpretación señalando que “un grupito lidereado por las hermanas caramelo y los que integraron la planilla de Juan Carlos Pascual” habrían participado. Y otros señalan precisamente desde la mañana, en el Facebook de la misma autoridad municipal, que había una mujer que con un aparato estaba alborotando en ese momento al pueblo, incitando a que no sanitizaran y a la violencia: “deberían hacer algo respecto al anuncio que están poniendo de no dejar fumigar”; “Alguien q le diga a esa señora q esta anunciando q deje de alborotar al pueblo”. Algunas usuarias consideran ilegal ese comportamiento y merecedor de una multa: “que la multen y clausuren su aparato, que solo esta incitando a la violencia”. Uno de los comentarios que da la impresión de provenir de gente cercana a las autoridades adquiere un tono amenazante: “se está investigando para darle su escarmiento a la vieja k alboroto a los d San Antonio de la Cal”.
Es ilustrativo que una usuaria, a quien le habían borrado un comentario en esa página de Facebook, consideró que este sitio estaba vendido al presidente municipal y que censuraba otras interpretaciones: “¿Por qué me borran mi comentario donde digo que ustedes defienden a Poncho Vasquez? no hagan caso a esta página vendidaaaaaaaaaaa”.
Por el contrario, para aquellos usuarios que le otorgan verosimilitud al rumor de la propagación del virus o de otras sustancias venenosas, la circulación de este, así como las acciones colectivas que suscitó, se consideran un acto de defensa y resistencia ante un atentado mortal de las autoridades y ante su manipulación:
Hola muy bien amigos y vecinos de San Antonio de la Cal recuerden que no hay que dejar q manipulen al pueblo, todo lo que están hasiendo estos que andan fumigando es mortal, pónganse alertas si hay algo luego haser la llamada de alerta ya no queremos más muertos que son probocados ya basta.
Desde esta perspectiva, los que salieron a las calles y protestaron son motivo de orgullo, merecen reconocimiento por su atrevimiento: “Qué bien por esa gente que se defiende, esta bien”; “Un aplauso para el valiente pueblo de San Antonio de la cal”. A los manifestantes se les relaciona con los revolucionarios, con el “pueblo organizado de San Antonio”. De ahí que un usuario retome la consigna tan popular de la izquierda chilena que se ha internacionalizado: “Pueblo unido jamás será vencido, esa es la gente valiente que se necesita en estos momentos…”.
Tratan de defenderse en Facebook de los ataques discriminatorios que habían recibido e intentan contrarrestar la idea de que los que creen en el rumor son ignorantes al señalar que no creerle al gobierno es tener un criterio propio y símbolo de estar despertando para defender su vida:
En definitiva estás en tu derecho de creer o no creer, no todo lo que da el gobierno es bueno ni malo, es importante tener un criterio propio, no es símbolo de ignorancia, es símbolo que la gente esta despertando por defender su vida, su salud y su forma de pensar (las cursivas son nuestras).
Mientras que algunos usuarios cercanos a las autoridades y a los administradores de la página San Antonio de la Cal denuncian que atrás de la difusión del rumor y las protestas están los opositores a las autoridades, este grupo opositor a dichas autoridades que se manifiesta en la página de Facebook Somos San Antonio de la Cal denuncia precisamente lo contrario, que el rumor los caracteriza como criminales. En esta última página, los administradores –no identificados y desde la voz anónima– inician
la conversación con varios posteos en los que acusan a las autoridades por la falta de información sobre la sanitización, los líquidos que se rociarían, la gestión del presidente como una “administración de risa” corrupta, la cual quiere esconder robos al erario utilizando los gastos de la sanitización. Denuncian que habría habido fraude en las elecciones y que “Poncho Vásquez se hubiera autoproclamado presidente municipal”, además de criticar el “cerco sanitario donde quienes están revisando ni siquiera usan cubre bocas y mantienen contacto físico entre ellos y los conductores”.
A partir de lo presentado podemos destacar que el rumor sigue siendo una herramienta que se usa frecuentemente dentro de la política electoral (Kapferer, 1989: 267-282) y, por lo tanto, también en conflictos poselectorales como es el caso de San Antonio de la Cal. Sin embargo, hay que subrayar también que esto no habría sido posible si el rumor utilizado no hubiera gozado de un horizonte o marco prediscursivo de verosimilitud, configurado por explicaciones conspiracionistas que habían circulado con anterioridad, además de otras nociones y discursos preexistentes sobre el dudoso y turbio desempeño de las autoridades gubernamentales.
Este estudio permite mostrar, asimismo, cómo los rumores no solo vinculan a las comunidades, sino también las dividen; marcan una fuerte línea divisoria desde la cual distintos bandos (quienes creen y quienes no, quienes apoyan las acciones colectivas y quienes las desaprueban) arrojan distintas explicaciones, citan otras fuentes, cuestionan y arremeten contra cualquiera que se apropie de la narrativa que pretenden derrumbar (Rouquette, 1977). Los rumores se insertan en una contienda discursiva para darle sentido no solo a la pandemia, a lo que cada grupo está experimentando y a su forma de actuar, sino también para legitimar su lugar de pertenencia social y política en un marco de lucha entre fuerzas locales.
Después de analizar la manera como los propios manifestantes y usuarios de Facebook interpretaron los rumores y las acciones colectivas que tuvieron lugar en San Antonio de la Cal, queda claro que existen dos formas opuestas de interpretación política de estos: la primera como actos de defensa y resistencia de los pobladores ante la arbitrariedad de la autoridad municipal y sus estrategias “criminales” contra la población y, la segunda, como actos de ignorancia de un sector de la población y de manipulación de grupos opositores a dicha autoridad con el fin de deslegitimarla y desprestigiarla. En ambas visiones se subraya la dimensión política del rumor. Así, para el sector opositor a las autoridades, el rumor es un contrapoder desde una perspectiva conspiracionista que revela lo “no dicho” por el gobierno: sus acuerdos secretos con otros gobiernos, sus pactos ocultos con las autoridades de salud. Para el otro sector, lo importante es revelar el ejercicio de la manipulación conspiracionista de un sector opositor señalando a quienes lo difunden y participan en las acciones colectivas, desde una mirada anticonspiracionista.
Estas reflexiones nos llevan a retomar la perspectiva de Taïeb (2010), quien ha subrayado la dimensión política del pensamiento conspiracionista, sus “lógicas políticas”, al analizar los rumores que circularon sobre la vacuna de la influenza en 2009 en Francia, entre otros casos. Desde la sociología política y con un claro interés por la retórica política, este autor plantea que todo conspiracionismo, al ser “la revelación” de un complot, pretende ir contra los conspiradores, por lo cual incita a la acción o movilización. En ese sentido, es un discurso claramente político que debería ser estudiado desde esta perspectiva, sin minimizarlo como algo irracional o de poca importancia. Desde una posición similar, Waisbord (2022) argumenta que las visiones conspiracionistas relacionadas con la pandemia del covid-19, tanto el negacionismo de la enfermedad como las creencias en que la Organización Mundial de la Salud (oms), la Fundación Gates y George Soros “causaron la ‘supuesta’ pandemia con objetivos oscuros”, entre otras narrativas, no pueden ser entendidas solo como opiniones aisladas y desligadas de la política. Para este autor responden a campañas de polarización política: “Refleja la movilización de élites políticas, líderes (religiosos, educativos, celebrities), y medios tradicionales y digitales […]” (Waisbord, 2022: 40). Este tipo de estudios permite comprender el contexto global de la difusión de muchos relatos conspiracionistas que están circulando no solo en México, así como iluminar una parte importante del caldo de cultivo prediscursivo del rumor de la fumigación en la localidad estudiada.
Más allá de la dimensión política de las narrativas conspiracionistas, nos parece importante ahondar sobre las formas de ver e interpretar el mundo que estas vehiculan, que son muchas veces descalificadas a priori. Por ello nos parece importante retomar la invitación de Boullier y sus colegas a que recuperemos “las epistemologías conspiracionistas” en nuestros análisis de descripción de la realidad y de construcción de la verdad:
En lugar de una dualidad simplista en la que la conspiración es una categoría impermeable y homogénea, identificada como la antítesis del discurso científico sobre el mundo. Proponemos entender estos objetos como parte de un continuo de críticas dirigidas a la modernidad tecno-científica contemporánea, independientemente de que se etiqueten como conspiraciones o no (Boullier, Kotras y Siles, 2021: 13).20
En este estudio ha sido importante analizar también lo que hace verosímil al rumor de la “fumigación” del coronavirus, de clara inspiración conspiracionista, en San Antonio de la Cal, y estudiar cómo se procesan a nivel local este tipo de explicaciones. Entre las asociaciones narrativas que le otorgan verosimilitud fue importante encontrarnos nuevamente con múltiples discursos que se referían a la gran desconfianza que les generaban a los sujetos las distintas autoridades: municipales, estatales, federales, el gobierno nacional, los gobiernos en general y las autoridades de salud. En ese mundo de narraciones que logramos captar parece perfilarse o delinearse la noción de un Estado mortífero, en un sentido más abarcador del concepto de Estado, una instancia más abstracta que incluye a las diferentes instituciones gubernamentales, sus reglas, normas y prácticas. Y en relación con ese Estado surge la noción de un sujeto social individual y colectivo desprotegido, al arbitrio de prácticas sanitizadoras posiblemente criminales de dicho Estado; un sujeto que no tiene ninguna valía, que no importa, cuya existencia no es de relevancia para dicho Estado y estados. La repetición de frases acerca de que hay una “sobrepoblación”, “somos muchos”, “demasiados” transmite con claridad la idea de que algunos individuos sobran, sobramos, los viejos sobran, no son útiles para el Estado, le estorban, le demandan dinero para pensiones, el pago para “los adultos mayores”; esto último en clave local, nacional, como algo cercano a la experiencia de la gente que se manifestaba y conversaba en las redes sociodigitales y que le daba sentido o verosimilitud a la noción del posible exterminio que podría estarse perpetrando. Hay que indagar más en este régimen de verosimilitud.
Taïeb (2010) menciona que estas interpretaciones conspiracionistas están relacionadas con el mayor dominio del saber médico en las sociedades contemporáneas y con la desconfianza que suscita en algunos sectores sociales este biopoder o capacidad que tienen los gobiernos para imponer medidas específicas biopolíticas en la administración de la vida, con la idea de crear medidas de salud para evitar la enfermedad, que en los rumores es totalmente resignificada como un poder tanatológico del Estado. Más que administrar la vida, sería administrar la muerte.
Vale la pena apuntar que una vez dado por desmentido el rumor en los medios comunicativos públicamente, las tendencias de estigmatización social aumentaron hacia los que habían creído en el rumor y se habían manifestado. Se creó una especie de vacío público, nadie se atrevía a hablar sobre el rumor, menos a defenderlo, el tema desapareció casi de repente. En palabras de uno de nuestros entrevistados: “Nadie quería ser el siguiente objeto de burla en las redes después de lo que pasó el 27”. Queda por analizar lo que se calló y queda latente en la memoria colectiva.
Arcega, Francisco, Liliana Cruz, Héctor Hernández y Brenda Neri (2021). Construcción de la verosimilitud del rumor de la fumigación del coronavirus en redes sociodigitales en México. Tesis de la licenciatura en Comunicación Social. México: Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, asesorada por Margarita Zires y Silvia Gutiérrez.
Boullier, Henri, Baptiste Kotras e Ignacio Siles (2021). “Uncertain Knowledge. Studying ‘Truth’ and ‘Conspiracies’ in the Digital Age”, reset, 10. https://doi.org/10.4000/reset.2750
Campion-Vincent, Véronique (2005). “From Evil Others to Evil Elites: A Dominant Pattern in Conspiracy Theories Today”, en Gary Alan Fine, Véronique Campion-Vincent y Chip Heath (eds.). Rumor Mills. The Social Impact of Rumor and Legend, pp. 103-122. New Brunswick: Aldine Transaction.
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Taïeb, Emmanuel (2010). Logiques politiques du conspirationnisme. Sociologie et Societés, vol. 42 (2), pp. 265-289. https://doi.org/10.7202/045364ar
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Margarita Zires Roldán es profesora investigadora del Posgrado en Comunicación y Política de la Universidad Autónoma Metropolitana -Unidad Xochimilco y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Sus líneas de especialización son las siguientes: análisis de rumores en redes sociales tradicionales y sociodigitales, actualmente en contextos de violencia; en relación con la pandemia en México y estudio de las manifestaciones contemporáneas, mediáticas e hipermediáticas del mito y símbolo de la Virgen de Guadalupe, así como de sus apropiaciones en diferentes contextos culturales y movimientos sociales en México y Estados Unidos. Véase publicaciones: https://uam-mx.academia.edu/MargaritaZires
Aldo Cicardi González es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco, donde realizó una tesis sobre el cineclubismo universitario como una forma de resistencia, que se puede consultar en: https://repositorio.xoc.uam.mx/jspui/handle/123456789/24653. Actualmente cursa la Maestría en Comunicación y Política en esta misma institución con un proyecto de investigación sobre el rumor de la fumigación del coronavirus y la acción colectiva en dos contextos socioculturales: Oaxaca y Estado de México. Es coproductor y editor del documental Abriendo senderos de justicia. Sentencia de Ayotzinapa, estrenado en 2020 en la Cineteca Nacional y parte de la selección oficial del Festival Contra el Silencio Todas las Voces.